Llevaba un tanga. En su piel estaba todo el mestizaje de aquella tierra. Vi que el pene de mi marido estaba en erección y el de ella también. Tenían el mismo tamaño aproximadamente.
Después ella se acostó de espaldas, boca arriba. Levantó sus piernas y le he sostenido arrodillado al final de su cuerpo y apoyando el otro brazo en el piso. La penetré dominando y poseyendo el control. La postura me permitió variar el sentido de la penetración y la apertura de las piernas. Ambos cuerpos corrían juntos la carrera para llegar al orgasmo y reflejábamos en el otro los más variados gestos de placer y lujuria.
El regresó este fin de semana, después de cuatro meses de ausencia, a verme solamente, entonces nos encontramos, salimos a bailar y nos pasamos toda la noche besándonos mientras mi enamorado seguramente en ese momento estaba durmiendo en su casa, esa noche de besos no pasamos.
Las cosas no me fueron muy bien y encima seguro que después de este mosqueo mi novia no volvería ha hablarme y perderla era lo ultimo que yo quería, porque es una chica maravillosa, solo que no entendía que Lidia iba a poder darme cosas que ella no podía darme.
Laura fue la primera en venirse dejando escapar gritos y maldiciones por doquier luego el negrito le dijo a Raúl me vengo y sentí como su culo se contraía provocándome una grata sensación yo empecé a vaciarme como loco dentro de su culo resoplando y sujetándolo de los hombros para lograr la máxima penetración justo cuando acabe de depositar mi ultimo lechazo Raúl se venia sin tocarse para lo más mínimo el pene.
Luis enjabonaba a Sandra y Sandra le enjabonaba el pele a Luis, al cual se le volvía a poner erecta, pero Sandra le dijo: Luis ya ha sido suficiente, ¿o es que quieres otra más aquí en la ducha?, él con su pene erecto mirando al cielo, la contesto que le gustaría.... en ese momento sonó el timbre de la puerta y se asustaron los dos.