Dicho esto salió de la habitación dando un portazo, así que el angelito porfin había sacado las uñas, me levanté del suelo y me dirigí al baño me vi en el espejo y revise el corte que tenía en el labio inferior pero no solo mi cuerpo estaba roto sino también mi corazón.
Desde un principio sabíamos que no iba a ser fácil compartir la habitación ya que no nos soportábamos la una a la otra, siempre buscábamos alguna escusa para discutir y ambas competíamos por el mismo puesto de trabajo, pero en este momento me daba cuenta que todo lo que había echo hasta este momento era para vencer la tentación de comprobar si su piel era tan suave