Me confieso totalmente fetichista de la ropa interior femenina y en especial de las pantaletas, especialmente de las muy sexis, coquetas y atrevidas, no importa el modelo, color o talla, la única condición es que hayan sido usadas por una mujer y si ésta es cachonda mas apreciadas son para mí.
Mira hazme así con tu dedito y ejemplifique haciéndolo yo con mi dedo rápidamente aprendió y empecé tener las sensaciones más deliciosas que nunca había sentido, casi explotaba en un gran orgasmo, pero cuando casi lo conseguía se retiro un poco, se puso en medio de mis piernas, me las flexionó, tomo su pito con la mano y lo colocó en medio de mi panochita
Siempre lo último que hacía era revisar las pantaletas de Linda, normalmente las que había usado ese día estaban en la parte superior del canasto de la ropa sucia, pero no esa noche, tuve que rebuscar en el canasto entre toda la ropa para encontrar a mediación la tanga negra que yo había visto que ella llevaba ese día.
Cecilia se levantó tarde esa mañana, después de una noche inquieta. Se bañó y perfumó. Se puso unas pantaletas que se ajustaban al entorno del bulto de su sexo y a las nalgas apretadas, que aun lucían suaves y frescas. Descartó el brasier pues prefería andar con los senos libres cuando estaba en casa.