Mi comadre II
Me hice a un lado y ahí estábamos: calientes y patéticos; yo con zapatos, calcetines y camisa, y ella solo con la blusa medio puesta y el sostén como collar. Estuvimos así cosa de cinco minutos pero mi cerebro pensaba que habría que hacer algo, pues comenzaría mi comadrita a hablarme y decirme cosas de ellos o problemas cotidianos, etc. Y yo lo que quería es estármela cogiendo cada que se pudiera.