Iban a llegar las navidades y una tarde de sábado, mi padre y mi hermana salieron a hacer algunas compras. Yo me quedé en casa con mi madre. Recuerdo que los despedimos en la puerta y cuando ella la cerró, se volvió hacia mi.
Cuando me corrí dentro del culo de mi madre, tenía metidos dentro de su coño tres dedos y sentí su orgasmo casi simultáneo al mío. Me retiré agotado y mi madre se dio la vuelta bajándose la falda. Me miró con lujuria y me besó en la boca.
He agarrado una de ellas con la mano y he empezado a dar lametones a su aureola, pequeños y en círculo, para que mamá se estremeciese. Se le han puesto enormes y durísimos y ha seguido gimiendo.
En cuanto tuve oportunidad entré clandestinamente en su despacho y efectivamente, el relato no estaba donde yo lo había dejado. Ya no había vuelta atrás. Mamá sabía que la quería follar. Sabía que estaba loco por ella.
Me empezaba a masturbar mirándola, sin imaginar nada, sólo mirando su cuerpo, disfrutando de sus piernas y sus pechos abultados por estar durmiendo de lado. Me corría, lo limpiaba y me iba a la cama feliz.
Me empezaba a masturbar mirándola, sin imaginar nada, sólo mirando su cuerpo, disfrutando de sus piernas y sus pechos abultados por estar durmiendo de lado. Me corría, lo limpiaba y me iba a la cama feliz.