Haciendo de Spielberg

Hace unos días recibí un e-mail de un lector pidiéndome que le enviara una foto de mi mamá.

Yo le complací y le mandé una.

Claramente quedó muy complacido y me pidió que le enviara más.

Al no disponer de más fotografías jugosas con las que complacer a mi lector decidí ir a la cocina, cámara en mano para ver a mi mamá.

Ella estaba fregando los platos, llevaba una vieja camisa de mi padre y unos shorts que marcaban su precioso trasero.

Le dije que me gustaría mucho poder tomarle unas fotos “sugerente”, a lo que al principio ella se negó.

Sin darme por vencido seguí presionándola pero ella seguía negándose.

Finalmente recurrí a mi última arma de persuasión.

Me arrodillé ante ella, le bajé el short y empecé a comerle el coño. Después de llegar a un satisfactorio orgasmo aceptó.

Le subí los pantalones y tomando la cámara le pedí que se fuera desnudando lentamente.

Muy despacio se fue desabrochando la camisa dejando al aire sus preciosos pechos.

Hice un par de tomas, pero cuando terminó de desabrocharse  no pude aguantar más.

Tenía el pene duro como una piedra, así que dejé la cámara en la encimera y me lancé sobre ella.

Tomándola por la cintura la arrojé sobre la mesa y la vista de su precioso culo fue demasiado para mí.

Le arranqué el short y bajándome los pantalones le metí toda la verga.

Tomándola por las caderas empecé a entrar y salir de su ano con un ritmo salvaje.

Ella gemía de placer y se agarraba a la mesa para evitar caer al suelo.

-Así mi amor, así-me gritaba- coge por el culo a mamá.

Finalmente eyaculé llenándola de semen.

Ella se volvió y empezó a besarme mientras me masturbaba para volver a ponerme en erección. Súbitamente se detuvo y me miró con ojos lujuriosos.

-Quiero que lo grabes. Quiero tener un video de cómo me la metes.

Dicho y hecho. Caminé hasta la encimera y cogí la cámara. Por fortuna es una cámara digital capaz de tomar fotografías y grabar imágenes.

Mientras la preparaba ella se arrodilló entre mis piernas y poniéndose mi verga entre los pechos comenzó a hacerme una deliciosa cubana.

Cuando todo estuvo listo dejé la cámara en la encimera y pulsé el botón de grabar.

Cogiéndola en brazos la arrojé sobre la mesa, dejándola boca arriba.

Ella me puso las piernas en los hombros y yo la penetré hasta el fondo.

Empezamos a movernos a un ritmo frenético como una máquina perfectamente engrasada.

Con las manos le agarré los pechos para sujetarla bien, mientras que la penetraba sin cesar con todas mis fuerzas.

Mis caderas rebotaban en su culo mientras ella se retorcía en un orgasmo continuo.

Con los ojos en blanco por el placer empezó a gritar como una posesa.

La mayoría eran cosas ininteligibles, pero esto es lo que pude comprender.

-¡Fóllame Rolando! ¡Dame toda tu verga!¡Eres un animal!¡Sigue follando a tu madre!

Después de quince minutos empezaba a cansarme y fui disminuyendo el ritmo.

Al notarlo mi madre me dijo que quería que me corriese en su boca.

Me subí a la mesa y se la metí toda.

Mamá la mamó con gran velocidad mientras la recorría con la lengua.

No tardé en correrme y llenarle la boca de semen que empezó a chorrearle por los labios.

Hace solo un día que grabé el video y ya lo hemos hecho seis veces mientras lo vemos.

Si quieren que les envíe fotos de nuestra sesión solo escríbanme y pídanlo.

A mamá le excita tremendamente que alguien se masturbe con nuestras fotos.