Tan cerca que no la veía
Soy adicto a la lencería erótica, llámese corseletes, portaligas, hilos dentales, brasieres, medias de seda, baby dolls, etc., adicción que desde el inicio de mi matrimonio encontró eco en mi esposa, ella es una hermosa mujer de 1,68 metros, 49 kilos de peso y con unos espectaculares 90-60-95, que resultan casi perfectos para cualquier clase de lencería.