Capítulo 2

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Complaciendo a mi mujer II

Hace ya unos días les platiqué de cómo complací a mi mujer en viaje que hicimos hacia el sur de la Florida.

Fué durante nuestro décimo aniversario y le regalé dos noches que no se nos van a olvidar nunca. Y todo esto fué con el apoyo de un americano llamado Allan que me ayudo a complacer a mi mujer.

Desde ese fín de semana, mi esposa dió un cambio muy radical. Siempre usó minifaldas y ropa pegada al cuerpo.

Pero desde entonces, me parece que las minifaldas se están haciendo mas cortas y muchas veces sin panties, las blusas y camisas, mas escotadas; como favoreciendo ropa que destaque sus atributos.

Ahora sale mas seguido con sus amigas, y como era de esperarse, nunca falta uno que otro lambiscón que quiera salir con ellas.

Hasta ahora solo me cuenta que ha habido una ocasión en que le hubiera gustado acostarse con un amigo de ella, que trabaja en su oficina. El amigo este parece ser también tiene interés en mi esposa, el problema es que es casado y mi mujer no quiere meterse en líos. También, solo una vez tomó bastante valor como para querer meterse con un tipo que conoció hace ya tiempo. Pues la muy cabrona lo llevó a casa.

Empezaron a besuquearse, besos con lengua y muy mojados, este tipo estaba ya en lo de él, queriéndole quitar el brasier a Sara, y Sara también agarrándole la verga por encima del pantalón pero….En ese ajetreo estaban cuando entré por la puerta y el muchacho se puso de mil colores.

Salió de la casa con la cola entre las patas y Sara me dice que jamás le ha vuelto a hablar.

-¿Pero Sara, que pasaba?

-Pues de no haber vuelto tú tan temprano a la casa……hubiera pasado mucho.- Y lo dice con una sonrisita diabólica que hasta duro me puso, durísimo.

-¿Me toca entonces cumplirte con lo que este no pudo?

-y mas vale que te apures, que me tenía muy caliente,-

Esa fué una noche que me dejó acabado.

Sin que ella supiera, he mantenido contacto con nuestro amigo Allan, preparando la próxima sesión. Allan me pregunta siempre por Sara y me dice que le gusto mucho lo de aquella noche. Y también que ya tiene enlistado a otro amigo, un muchacho joven de veintitantos años, de descendencia italiana que se llama Nicholas, pero le decimos Nick.

El día indicado llegó, y Allan me habló al móvil, o celular, para decirme en cuál hotel y cuál cuarto estaban instalados. Me dejó muy poco tiempo para actuar, y casi casi pierdo la oportunidad, pues Sara estaba muy cansada de su trabajo y no tenía ganas de nada.

Pero a tapujos y regañadientes la saqué de la casa y me la llevé a cenar. Luego de un par de margaritas ya se sentía mas relajada.

Platicando de todo un poco le dije que quería ir a visitar a unos amigos que estaban en la ciudad y no muy lejos de el restaurant donde estábamos. Sin sospechar nada dijo que sí, y después de pagar la cuenta, fuimos directo al hotel.

Antes de irnos, Sara me dijo que quería ir al aseo. Aproveché para hablarles al hotel y decirles que íbamos en camino. Cuando llegamos, nos recibió Allan, desnudo, y obviamente excitado. Los ojos de sara se abrieron grandes y se le dibujó una sonrisa maquiavélica, se volvió a mi para decirme

-¿Amigos tuyos de paseo por la ciudad?-

-Sí. ¿Qué te parece?

-Eres un diablito-

-¿Diablo Yo?

Entramos, no antes sin besuquearse con el ahora mas excitado Allan, y las sorpresas fueron aumentando, pues no solo había Allan traído a Nick, sino también a otro amigo rubio, de buen porte, llamado Alex. Y Alex y Nick estaban también desnudos.

-¿Que piensas?- Preguntó Allan.

-¿Qué hacer con tanta polla?-dije.

Sara sonreía de oreja a oreja y era evidente que se había excitado.

Les dije: – No se arrepentirían, y es que un viaje de cuatro horas para ver si acaso la mujer se va a presentar, como que no vale la pena. Pero para que vean ustedes dos que está aquí ella, y parece ser que ya lista.

-Claro que esta lista. Perdón, se me olvida, les presento a Nick y a Alex.

Sara solo mantenía la vista en lo que le interesa: sus vergas que se estaban engrandeciendo y en lo curioso de Alex que tiene poco vello púbico y lo poco que tiene es rubio.

Las caras de nuestros anfitriones estaban sonrientes de contentos y veían de arriba a bajo a mi mujer.

Allan tomó a Sara de la mano y la llevó al centro del cuarto, donde se dispuso a disfrutar de los atributos de mi mujer.

Las manos volaron de las tetas a las nalgas, apretándole el culo mientras la besaba. Luego le dió la vuelta y les enseñó a los demás las tetas de mi mujer.

Ella echó la cabeza hacia atrás sobre el pecho de Allan mientras este, parado atras de ella, les presentaba a los otros dos, los atributos de Sara.

La blusa salió rápido dejándola con su sostén.

Luego paseando sus manos, le desabrochó el sostén y las tetas de Sarita quedaron al descubierto, a lo que Nick se apresuró y cogió un pezón en la mano izquierda y el otro en su boca.

Mientras Nick le chupaba las tetas a mi esposa, Alan se concentró en quitarle el resto de la ropa.

La minifalda cayó al suelo seguida de la tanga. Alex aprovechó también y se pegó a Sara y le dijo a Nick que fuera mas compartido.

Nick soltó la teta de su mano izquierda y Alex se la puso en la boca de inmediato.

Mientras que cada uno de estos le mamaban las tetas a mi esposa, Allan, empezó a besarle la espalda, los hombros, y luego se deslizó hacia abajo, le mordisqueó la cintura, la parte alta de las nalgas, hasta que fué a dar en medio del culo. Se levantó, pero las manos seguían en la concha de mi mujer.

-Me acuerdo que a tu esposa se le pone caliente aquí abajo muy rápido, como cuando le metí los dedos en el elevador, ¿Te recuerdas?

-Como no me voy a acordar, si ella se la pasa recordándome esa noche. Que por cierto, te pudimos haber usado un par de veces.

-Pues aquí estoy, y parece ser que las cosas van a ser mejor que la primera vez.

Sarita seguía disfrutando de los menesteres de sus dos nuevos amantes, que le seguían mamando las tetas y la estaban poniendo a cien.

Alex tomó la mano de Sarita y la guió hasta su verga, ella entonces hizo lo mismo con la otra mano empuñando la de Nick. Las dos vergas estaban ya duras y perece como si al toque de mi mujer hubieran crecido otro par de cm.

Luego de un par de minutos de esto, Allan se la llevó a la cama, la puso en cuatro y se la metió de perrito. Estaba Allan metiéndosela a mi esposa cuando Alex y Nick decidieron tomar parte en las festividades. Se acercaron a ella y le ofrecieron sus vergas.

Ella alternó entre una y otra, chupando una mientras masajeaba la otra. Allan, como siempre, con su tremenda está mina, estaba en un mete y saca frenético y me di cuenta de que Sarita se había chorreado ya dos veces.

Fue en eso que Allan anunció que se chorreaba. En la última arremetida, cerró los ojos y se la dejó metida hasta las bolas.

Luego, después de depositar toda su leche dentro de Sara, sacó su verga todavía semi dura y fué cuando nos dimos la sorpresa de la noche. Nick se postró de rodillas delante de él y tomó la verga de Allan en su boca! Se la lamió hasta dejarlo limpio

-A Nick le gusta el semen- dijo Alex.

-Ya veo.

Y mientras estaba distraído con la escenita homosexual de Nick y Allan. Alex ya había cambiado de lugar y ahora el se la estaba metiendo a mi esposa. Pero no duró mucho y también derramó su leche dentro de mi mujer. Ahora Nick, se la chupó a Alex hasta dejarlo limpio.

-Quiero mas.- Dijo Sara, y con esto Nick dejo la tranca de Alex y fué a l a cama, puso a mi mujer de espalda otra vez y de un empujón se la metió hasta las bolas. No sé exactamente porque.

Pero Nick no duró nada metiéndosela a mi mujer, en cuestión de segundos, se chorreó añadiendo aún mas leche a la vagina de Sara. Y como no duró mucho, mi esposa no logró correrse otra vez, así que tuve que intervenir.

Aquí fué que me di cuenta porque Nick no había durado mucho tiempo, la sensación de la vagina llena de esperma caliente, es para perderse, pero de inmediato. Cosa que me sucedió y en pocos minutos terminé chorreándome dentro de mi mujer.

Acto seguido, Nick pidió chupármela para saborear mas semen. ¿Pues ya que? Y no solo me la dejó limpia el muy maricón, sino también se puso entre las piernas de mi mujer y le chupó las concha hasta sacarle toda la esperma que pudo.

Esto no fué el final, solo un entremés, nos dispusimos a descansar tomando unas cervezas que los muchachos habían traído, y nos sentamos en la cama a platicar.

Discutiendo de todo y de nada a la vez. Seguimos todos desnudos, y como Sara estaba entre Nick y Allan, los dos le pasaban las manos por donde quisieron, sobándole las tetas, los pelos, su concha, y diciéndole que estaba muy buena. Las manos de ellos le recorrían el cuerpo acariciando todo cm. cuadrado de su piel.

Ella a su vez, disfrutaba del toque de ellos y de sus vergas, pues las estaba acariciando, sobando y apretando. Le pregunté a Nick si el es bi, a lo que me dijo que solo le gustaba el semen y que le gustaba tanto el sexo oral que no le importaba si se lo hacía a una mujer o a un hombre. A lo que todos concuerdamos que es bisexual.

Creo el toque de mi mujer, o tocar a mi mujer, o las dos cosas, puso duro a Nick otra vez, a lo que le pidió a mi esposa que le dejara metérsela, ella dijo que si y se besaron de inmediato, Allan dejó de tocar a Sara, y todos nos pusimos a ver como Nick se cogía a Sarita.

Un pistoneo impresionante en el que sacaba casi toda la polla y se la volvía a clavar con bastante fuerza y rapidez. Sara no tardó en responder a este tratamiento y se corrió de nuevo.

Para esto, Allan ya estaba erecto y esperó paciente hasta que Nick se viniera dentro de mi esposa.

Una vez que Nick terminó, sacó su verga semi dura de Sara, goteando las sábanas, Allan se seguía masturbando hasta que fué su turno otra vez, se tumbó de espaldas al lado de mi esposa, y le dijo que se acostara en el, pero boca arriba, ella se sentó sobre su polla, dándole la espalda, y una vez que tenía la tranca toda metida, se dejó caer hacia atrás sobre el pecho de Allan.

De esta manera pudimos ver la verga de Allan entrando y saliendo de Sarita desde muy buen ángulo. A Alex ya se le estaba parando otra vez y decidió metérsela al mismo tiempo. Un poco difícil, porque Allan no dejaba de pistonear su polla, pero se detuvo lo suficiente para que Alex se pusiera en posición y con un poco de esfuerzo, le metió su tranca. Ahora mi mujer estaba gritando de placer emparedada entre Allan y Alex con dos pollas dentro.

Aquello fue un cogedero que dejó a mi esposa muerta. Después de que se la metieran Allan Y Alex al mismo tiempo, Nick otra vez le limpió la concha y después se ocupó de las vergas de Allan y Alex. Mientras Nick se ocupaba de Alex y de Allan, me volví a mi mujer y se la metí otra vez.

Nos despedimos esa misma noche, cerca de las tres de la mañana, y nos comprometimos a volver a repetir la sesión.

Nos fuimos, no sin antes besar a los muchachos.

Sara estaba ya cansadísima, por lo que sólo se puso la blusa y la minifalda sin tanga ni brasier.

Aparte que tampoco pudo encontrar sus dos prendas íntimas, y me imagine que alguno de ellos las había escondido para quedarse con ellas.

Sara no quiso sexo por casi dos semanas, de tan adolorida que quedó desde aquella noche.

Me tuve que conformar con unas chupadas o con que me hiciera correrme con sus manos.

Les prometo les cuento lo que suceda la próxima vez que nos juntemos con nuestros amigos.

Continúa la serie