Violando a mi vecina
Me dice entre sollozos, mientras recupero el aire, pero ver sus lagrimas rodar por sus mejillas es un acicate para mis instintos salvajes y reanudo la violación metiendo y sacando mi trozo de carne de su peluda gruta, que ya no se agita desesperada sino que se deja hacer, totalmente vencida ante el hecho de que haga ella lo que haga yo terminaré violándola a mi regalado gusto.