Crónicas desde Lesbos IV
Lo que vino fue muy confuso. Los cirios se apagaron y entre gritos y jadeos fui follada por una sombra que empujaba brutalmente dentro de mi vagina, no sé si fue una o varias, o si me desmayé, la cosa es que sentía como era bombardeada por pequeños chorros de semen caliente que caían sobre mi cola.