La perdición de dos amigos
Entraron en el reservado a parejas y, nerviosos, se despojaron de sus ropas en el minúsculo vestuario mixto, sin querer mirarse a los ojos, dándose la espalda con una mezcla de pudor y de inocencia perdida. La misma que perdieron y no recuperarían nunca, y meno esa noche, cuando la sangre empezaba lentamente a hervir.