Dos hermanos que se ven envueltos como un par de amantes en el calor del juego desinhibido de abrazos, besos y caricias subidas de tono
Juliana me sacó de mis pensamientos cuando me dio su respuesta a lo que le había pedido; me dijo que todas sus pertenencias se encontraban en su domicilio y, que por obvias razones no podía ir, pero que con una de sus amigas tenía guardado un televisor y algunos libros los cuales me los daba como garantía del préstamo. Tomé una bocanada de aire tratando de calmar los nervios y le dije que ese no era el tipo de garantía que yo necesitaba, que lo que le solicitaba era otra cosa