Siendo yo hetero conocí a un hombre en una playa nudista y es donde dio comienzo esta aventura sexual.
Fuma casi con desesperación, las manos agitadas no encuentran reposo, cambiando entre la revista que reposa a su lado y el pequeño libro que, inútilmente ha llevado a los ojos, como si una agitación interior incontrolable la tuviera sumida en una extrema tensión.
Fui al cesto de la ropa sucia y saqué uno de sus calzoncillos. Estaban llenos de ronchas amarillas y de palominos. Me los llevé a mi cuarto y me acosté con ellos. Me los puse. Me los apreté contra mi vagina. Los pasé por todo mi cuerpo. Lo pasé genial.
Hacíia ya un tiempo que no venía Maria, my profe particular, porque los estudios me iban bastante bien, pero al entrar en cuarto de E.S.O. la necesite. jeje...
Nunca había ido a un baño turco, pero estaba pasando por una temporada de mucha excitación y ningún contacto carnal, por lo cual tenía la pija al rojo vivo de tanta paja.
Una aclaración antes de empezar: en las líneas que siguen hay momentos que son narrados por Chiara y otros que son narrados por Julio César, trataremos de indicarlo, sin embargo, si se nos pasa alguno, por favor determinen ustedes quien es el que escribe. Recuerden que, por lo vivido, por lo disfrutado, por lo compartido, nosotros somos cómplices.
Ya hacía dos meses que habíamos cortado luego de casi un año de novios, pero como todavía ninguno salía con otro entonces nos seguíamos divirtiendo juntos.
Mis primas que llegaron del extranjero y en esos momentos estaban de viaje en el sur de Chile dejaron un baúl de ropa el cual desata esta historia.
Las tres trabajamos, sólo Rocío trabaja y estudia a la vez, está haciendo clases de arte dramático, mientras que se lo compagina con su trabajo de dependienta, con horario intensivo de mañanas en MNG. Carmen trabaja en una agencia de viajes, con lo cual tenemos la suerte de que siempre nos hace buenos precios para poder viajar.
Una reunión navideña de travestis, termina siendo una sabrosa orgía.
No hay nada mejor que el olor de unos pies hermosos, o su sabor o su textura.
El alcohol y el calor hacen que dos primos terminen haciendo alguna que otra travesura que no estan dispuestos a repetir...
Hoy tratare de ser más retórico, que en ocasiones anteriores, primero voy a presentar a los protagonistas de este relato, ella es una mujer colombiana de 43 años, separada, y yo soy un hombre de 43 de España, casado.
Una madura muy rica, muy puta y sumisa, lista para disfrutar de una buena verga, dominarla como le gusta y satisfacer todos mis antojos y exigencias.
Luis la tomó entre sus labios. La sensación fue magnífica. La vista de aquel maduro hombretón hincado entre mis piernas y chupándome el pito era fenomenal. Noté que efectivamente no tenía experiencia.
Me comporté como la más puta de las putas, e hice lo que no estaría dispuesta a hacer con mi marido. Un día antes de mi boda.
Desde que tengo uso de razón recuerdo que me atraían mucho las prendas y ropas de mi hermana, ella era un año y poco mayor que yo; cuando ella se iba a casa de alguna amiga a jugar yo me metía en nuestra habitación (compartíamos la misma habitación) y me probaba sus vestiditos por encima de mi ropa, eso era al principio, luego solía ponerme sus zapatos
Me ascendieron, pero yo deseaba a aquella chica y estaba dispuesto a hacer lo que fuese por conseguirla. Entonces todavía no estaba casado y tenía 32 años, diez más que ella, una jovencita de 22.
Mi primera experiencia con una mujer madura fue algo que me dejó muchas satisfacción, de lo mejor y simplemente el placer que se sintió en la venas fue algo inexplicable.
Llegó a su destino y observó que era un edificio bastante viejo, hasta parecía abandonado, miro otra vez el sobre y si era la misma dirección, entró y apenas podía ver porque las luces estaban apagadas y solo veía por la poca luz que entraba desde la calle, que era poca puesto que ya estaba anocheciendo.