Pues si allí estaba Carmen su mujer con su mejor amigo Ricardo fallando como posesos en el sofá de su propia casa y aun teniendo tantas soluciones pensadas no le vino ninguna a la mente, solo se quedo perplejo, agacho la cabeza y se marcho llorando, ninguno de los dos le siguió para darle alguna explicación, todos se quedaron mucho y Fernando salió por la puerta tal y como había venido.
Después de varios minutos se detienen, se abrazan con fuerza nuevamente, besándose con intensidad, están tan sudados que mi esposa tiene el cabello pegado en la frente, se miran a los ojos, poniéndose de acuerdo sin mediar palabra y giran en la cama, quedando mi primo de espaldas y mi mujer sobre de él.
Al pasar cerca de un polígono industrial donde las calles son bastante oscuras y tranquilas, ya antes habíamos estado en ese polígono y ya teníamos un sitio preferido, le pregunte si tenia ganas de jugar un poquito y ella me asintió con una mirada muy morbosa que hizo que me pusiera mas caliente todavía, en ese momento alzo las piernas apoyándolas en el salpicadero y comenzó a quitarse las braguitas tocándose y diciéndome:
Estaba sentado en el sofá de la casa del quiosquero, desnudo por completo, chupándole la polla, y ahora el cabrón del quiosquero, de pie delante mía metiéndome el rabo en la boca y en pelotas al igual que estaba yo, me pedía que le comiera los huevos.
No la tenía muy larga pero su grosor compensaba la falta de centímetros, su glande rosado resaltaba sobre el color oscuro del resto de la piel, ya que brillaba debido al líquido que lo empezaba a cubrir, lo cual provocaba aquel sonido tan característicos de polla en movimiento.
Primero empezó por el glande, suavemente con sus labios empezó a bajarle la pielecilla al mismo tiempo que impregnaba con saliva toda la verga. Con sus manos iba ayudando, le rozaba sus huevos, se los besaba, se los lamía y sin parar de frotar su polla iba dándole mordisquitos con sus labios carnosos.
Era la primera vez que le hacía semejante caricia. Emocionado y excitadísimo se dio cuenta que hasta en ese sitio su querida mami, cómo tantas veces le llamaba, era toda una perfección. Toda ella olía y sabía divinamente. Su vulva chorreaba excitación abundantemente y él la bebía toda.
Desde que me había levantado el sábado, llevaba todo el día nervioso, apenas había podido comer a causa de los nervios y stress que tenía, era como un hormigueo que me recorría todo el estómago, y todo era por causa de aquella cita con el quiosquero. No le había prometido nada, pero llevaba 2 días que no dejaba de pensar en ello.
Cuando termino el curso de ingles, el se fue a la fuerza aérea, aun así nos mantuvimos en contacto. Después de dos años de no vernos, quedamos en encontrarnos en un bar de la ciudad, la alegría fue grande, entre tragos y baile, la conversación subió de tono, hasta que él me reto a darle un beso, por supuesto no desaproveche la oportunidad que había anhelado, yo hasta ese día era virgen y desde que lo conocí me dije que con el tendría mi primera vez, y nunca imagine que eso llegaría.
Paso una semana y un sábado a las doce llamaron al interfono, era mi suegra. Afortunadamente Clara había quedado para comer con las del trabajo por un cumpleaños y se había ido a comprar un regalo.
Cogí la esponja, le puse un poquito de jabón y se la empecé a deslizar por los pies, por las piernas, las caderas, su culito, su espalda, su cuello, sus pechos, su ombligo hasta que al final llegue a su coño, ella entonces se apoyó en la pared y me quitó la esponja de la mano y yo sin pensármelo le acaricié sus labios con mucha suavidad, deslizando mis dedos por sus labios ayudados por el jabón que había quedado en ellos, mientras ella se acariciaba sus pechos y sus pezones, poniéndome todavía más cachonda.
Ese día yo iba con un mono vaquero abierto muy escotado y debido a mis formas destacaba bastante y los chicos nos miraban, uno de ellos me lanzó un beso yo le miré lascivamente y sin apartar la vista saque el pene de mi novio de su pantalón me agaché y le di un lametón, los chicos se quedaron con los ojos como platos luego me incorporé le devolví el beso y nos fuimos.
Entonces empecé a pensar, lo cierto es que una buena pregunta. No tenia secretaria, y una me ayudaría bastante con mi trabajo. Porque no habría pensado antes en esta solución. Y si encima era Sofía, una chica que ya conozco, atractiva, trabajadora y con ese escote que me estaba poniendo cada vez más nervioso.
A partir de ese día no volvieron a dormir separados. A las amigas de Elsa les extrañaba que un chico tan guapo siguiera sin tener novia. Alguna que otra hasta admitía que pudiera ser gay. Elsa, cuando le preguntaban si ya tenía novia, siempre contestaba – Hija, no lo sé, me imagino que no, pero vete tú a saber... de todas formas la universidad no le deja mucho tiempo. Ya llegará el tiempo... - ¿Y tu, Elsa, no piensas rehacer tu vida, con lo joven y guapa que eres? – Pues no. Un día quise a un hombre que me engañó miserablemente... no me interesa nada de eso.
Cuando cumplí los 18 años mi tío el papá de Ramón y Saúl que ya para entonces contaba con unos 28 años era fuerte y apuesto, me llevo mi regalo y dijo que no había llevado a sus hijos por que se habían ido a una excursión pero que no me preocupara ya que el estaría para jugar conmigo a lo que quisiera, como mis padres habían salido a inscribir a mis hermanos a la primaria, le dije que si quería jugar con él.
No quedamos mi cuñado Rafael, Alejandra y yo. acomodamos las camillas de todos como apartando el desmadre y nos acomodamos en nuestros respectivos lugares. yo estaba esperando el momento en que mi cuñada se quitara el short (pequeño por cierto) que traía y el top.. me cubría perfectamente las gafas de sol..no pasaron ni cinco minutos que empezó a quitarse la ropa, debajo de ella apareció un bikini de mil, si se le veía precioso, pues su delgadez la hace verse muy pero muy bien,, un abdomen perfecto y marcado.. se me estaba parando la verga de tan solo verla, asi que decidí irme a la playa...
Tu respirabas fuerte y gemías en vos baja. Todo eso me excitaba. Decidí entonces estar encima de ti, pero metiendo un muslo entre tus dos piernas. Se sentía caliente tu cuca y los líquidos me empapaban la pierna.. Tu movías las caderas y frotabas tu clítoris contra mi muslo. Era super- super excitante...
Cuando empezó a masturbarse era siempre ella el objeto de su pensamiento. La amaba, la deseaba y curiosamente no se sentía culpable. Era un sentimiento tan puro y tan sincero que no podía ser pecaminoso. Cuando llegaba a casa la cubría de besos, acercándose progresivamente a la comisura de sus labios, hasta que ella prudentemente se separaba.
Saqué mis libros y los puse sobre la mesa, la mire y ella me miraba de vez en cuando sonriéndome, la verdad es que era preciosa, perdonad pero aun no os la he descrito físicamente, tenia el pelo negro largo y algo ondulado, ojos castaños, bastante grandes, su figura estaba muy bien cuidada para sus 37 años, la verdad es que estaba muy buena, unos pechos impresionantes, bastante paraditos para su edad, una cintura estrecha, y una cintura y un culo bien puestos.
Yo cerraba los ojos y gemía de excitado y caliente que estaba. El cuerpo me ardía y moría porque me hiciera suyo de nuevo. Quería que el quiosquero me poseyera de nuevo y me ensartara su tranca, dejándome bien empalado en ella.