El negro puso a Elena de pie apoyada de manos contra el respaldo del sofá y procedió a sodomizarla. Elena gritaba: Párteme el culo negro cabrón, enséñale a mi marido como respondo, que soy una profesional, que yo no abandono mi trabajo a medio hacer. Lorena hazme lo que ya sabes.
Raúl y Ariel acercaron sus vergas para que se las limpiara también, se las chupé y lamí enteras, eso hizo que pronto estuvieran duras de nuevo, entonces Ariel quería cogerme por el culo, se puso acostado y me monté de espaldas a él, clavándome por el culo su dura verga, así lo cabalgué fuerte y entonces le pedí a Raúl que me la metiera por la concha, se puso sobre mí y me penetro, sentí mis agujeros llenos de verga, dos vergas cogiendome fuerte y duro hasta que me hicieron explotar de placer, acabé entre gritos y jadeos de excitación.
Fue genial inclusive se escucho un ruidito como el de una sopapa que me excito muchísimo. Pero ahora el negro se imponía y quería cogerme del todo, fue ahí que le pedí que sacara su pedazo y como un verdadero profesional así lo hizo; pero le pedí que ahora lo entre y saque varias veces pero no más que su cabezota y sin acabar.
Se recostaron a la siesta, ella en la misma posición, que en este momento, el la beso en la frente, ella tomo su cuello, el la beso en los labios y cayendo sobre su cuerpo sumiso se dejo desnudar, fueron pocos minutos, pero suaves, constantes en pasión, una penetración, otra más que solo acrecentaban las ganas de repetirla, su leche lleno una vez más ese vientre que una vez lo cobijo, pero la entrega de ambos durmió sus cuerpos en contacto.
La similitud era clara, el beso de él la dejó estupefacta, nunca lo había hecho en público, era toda una declaración de amor, de juramento de amor eterno, el departamento estaba esperándolos, era la primera vez que pasarían varios días juntos, lejos del servicio doméstico, lejos de los amigos, lejos de la sociedad que sabían no podrían comprender nada de esa relación.
En un viaje a Buenos Aires, aprovecho a mantener relaciones con un amigo de su marido, el cual la había respetado, pero que a los dos meses de fallecer, le hizo saber sus intenciones, su amor, su cuerpo se entrego pero su mente estaba con el, su hijo, con su cuerpo, su miembro erecto.
Ya estando allí me encontré con una amiga de mi barrio la cual me presentó a su tía que había venido de Neuquén, grande fue mi sorpresa cuando la vi, era una mujer de unos 39 años, tez blanca, pelo castaño corto, de 1,60 de altura aproximadamente, con una cola espectacular y unas tetas el doble de mejor, pero lo que mas me impactó fue su mirada (de seguro se reirán por esto) ya que tenía una mirada de "come-hombres" que mataba.
Modestamente tengo con qué hacerlo, unos pechos no muy grandes, pero si bien paraditos, una cola hermosa, y una figura pareja fruto de muchas horas de gimnasio, pelo largo rubio y lacio y carita de nena según me dice la gente que conozco.
La noche va ganando su batalla, el atardecer más temprano ya no deja tiempo para caminar con claridad, si bien el estado físico ella sabe se lo debe a su apetito sexual insaciable, nunca dejó de hacer su caminata, fue la que le proporcionó más de un amante circunstancial.
Ya tenía casi 19, me llevó directamente al motel de la ruta, si bien no me pidió que me agachara escondiéndome de las miradas curiosas lo hice, asumí mi posición de amante, en forma natural, todos estos años pensando cómo sería estar con él, como gozar ese bulto que a simple vista era grande, podía ser mi padre, era viejo, era para mi algo fuera de toda normalidad, pero que era y es imposible negarse.
Siempre fui el consentido de la Abuela y lean hasta el final, se que les encantará.
Mientras procedían a despojarme de la pelambrera siguieron con sus comentarios que me ponían a cien y tuve otro orgasmo solamente de sentir los dedos alrededor de mis labios vaginales y mi clítoris. No sentía ninguna vergüenza de estar allí despatarrada indecorosamente ante ellos mientras separaban mis labios para pasar la maquinilla de afeitar.
Su cuerpo de adolescente se fue perdiendo, dando lugar a esa mujer, esa niña ya era veterana de varias entregas sexuales, ella estaba contenta, pero sabía que todo era contra las normas de su educación, no podía entender.
Al respirar profundo, me sentía bien, verdaderamente en paz, había dejado atrás la relación con mi hermano, el estaba en España con su mujer y yo encontrada con mi cuerpo, si bien no era una máquina de sexo, mis cosas tenía.
Fue Amorina la que finalmente contó lo que era un secreto a voces, me reconforta escribir estas líneas y al mismo tiempo recordar su cara descargada de la tensión, más cuando se enteró que todas conocíamos cómo se llevaba con el padre, su cuerpo perfecto estaba en ese instante como reflejando el goce que ella sentía en este amor incestuoso.
Profundamente dormida no escuchaba nada, el día anterior mis tíos me invitaron a almorzar, había llegado de Europa donde terminó una beca de Administración en Barcelona mi primo Esteban
Este es el caso de Clara, cuando la vi que se tapaba la boca, se agachaba en el relato como escondiendo culpas por lo que ella sentía preste atención tratando de no dejar nada sin escribir sus vivencias, su frase clave ¿A ustedes no les pasó de sentirse con ganas de ir al sobre con un tipo de primera?
Esa noche habíamos quedado encontrarnos en el departamento que me alquila, eran las 20 horas aproximadamente temprano, siempre era así porque el se iba a su casa, llego cansado, problemas, complicaciones, con olor a cigarrillo en su ropa, me beso en la boca y me pidió un café, puse la cafetera a trabajar y me senté con él en living, me extraño su postura, porque anteriormente siempre íbamos directo a la cama
En cada relación ponía el rostro de él, hasta cuando salí con un japonés, que no entendía nada al escucharme a reír a carcajadas (yo analizaba mi fantasía, que me permitía actuar), después de cuatro años, con Clara hacíamos una perfecta pareja para ejecutivos, sociedad que incrementaba nuestros ahorros y un buen pasar, ambas seguimos estudiando y conseguimos hacer un curso en Harvard .
En un momento del diálogo ella dice si es bueno pero no pasa nada, a pesar de tener cierta confianza no hablamos mucho de sexo, solo algunas bromas, ella siguió diciendo que ni la lengua usa, yo pensé y a mí que es lo que más me gusta, en eso sentí una mano en mi muslo y que mi pene se levantaba y marcaba en el pantalón.