relatos eróticos mujeres

relatos eroticos sobre mujeres

388 relatos

Atraída por su hijo I

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Sin mirarlo le contesté: "tanto sol me hace mal, Carlos, me pasas bronceador?". Y fue la primera vez que mis senos impúdicamente se ofrecían a sus ojos y a la caricia de sus manos que con el pretexto de la crema recorrían todo mi busto haciéndome suspirar de voluptuosidad. No veía nada malo en su actitud. Ya había visto mis senos desnudos varias veces espiándome a hurtadillas, con mi complicidad que dejaba puertas entreabiertas.

Desayuno

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De repente, la imagen de mi mujer duchándose entró en mi cerebro, me imaginé el recorrido que haría el agua desde que cae con fuerza sobre su pelo, luego mas despacio se desliza por su cuello, algunas gotas sueltas quedarán adheridas durante unos instantes a sus blancos pechos y sus pezones estarán tremendamente rojos, erectos y duros , luego el agua que se cuele por el canalillo de los pechos bajará con cierta velocidad por su vientre, hará un pequeño remolino en su ombligo

Queda con su compañera de trabajo, para dibujar su precioso rostro al carboncillo, en el domicilio del matrimonio de ella

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Quería hacerle muchas cosas, pero sólo atinaba a penetrarla. Ella estaba ansiosa, y no hacía mas que mirar a la puerta cerrada. Alguien en algún momento podía entrar, y sorprendernos. Alicia tomó mi pene, lo acercó a su sexo, chorreante, y lo restregué a lo largo de la rajita, volviéndola loca de placer. Tuvo que contener un grito cuando de repente le clavé la polla hasta lo más profundo.

Anestesia

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Esta noche Juan ha puesto la droga en la bebida de Ana y esta la ha bebido, a los pocos minutos le comenta a Juan que le ha entrado mucho sueño de repente y que luego apague la tele que ella se va a dormir, al poco rato Ana duerme profundamente, Juan intenta despertarla para asegurarse de que está totalmente dormida, y en efecto está totalmente dormida.

Mi mujer y mi compadre II

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Yo le dije que estaba bien que no era para tanto. Pero día siguiente, cuando nos preparábamos para ir a la fiesta, pude notar el esmero que ella ponía en su arreglo personal, quizá se ponía así todas las veces que íbamos a una fiesta donde iban a estar los compadres, se puso algo sexi, una falda un poco encima de la rodilla, pero suficiente para mostrar que tenía buenas piernas, el entallado de la falda le hacía mostrar el culo que tenía, ancho y bien llenito.

Mi mujer y mi compadre I

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Luego de varios años de matrimonio también le rompí el culo, se resistió a que se lo haga , pero finalmente le pude hundir mi verga de 20 cm aproximadamente, cuando la rompí lloro un poco pero después le gusto y cada mes por lo menos le doy una cachada por el culo o como le llamamos por el canal dos.

Mi mujer se lo hizo con un negro

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Aunque nada parecía haber cambiado en nuestras relaciones sexuales, yo estaba algo confundido, por lo que mi fogosidad había decaído algo. No podía evitar pensar en María, supongo que porque tuvimos un sexo desatado y prohibido o porque ella era mi criada o porque María me dio cosas que Nuria no me permitía, como practicarlo sin preservativo o como el sexo oral que tanto asco le produce a Nuria.

Por fin logré tener conmigo a la mujer de mi vida, a la que había hecho casar con mi mejor amigo, que la desaprovechó

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Debo reconocer que mi físico no es para impresionar a nadie. Apenas llego al 1,70 y mi humildad económica no me permitió jamás lujos como el gimnasio o deportes que me tomaran mucho tiempo, pues desde los 12 años casi me sostengo solo, pues mi madre apenas puede con los gastos que generan mis hermanos menores y yo he tenido que trabajar de casi todo.

Infidelidad con María

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Llegó arreglada, algo maquillada, con un vestido veraniego, corto, suave, blanco, dejando ver sus rodillas. De cintura para arriba, quedaba muy holgado. No era nada para dejar volar mi imaginación, pero con poco me era suficiente. Yo estaba menos arreglado, con unos pantalones cortos de deportes y una camiseta blanca. Ella estaba muy tensa y me lo transmitía.

La posada

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No fue nada fácil pero lo consiguió. Esta estúpida me había logrado calentar de tal manera que me dolían los cojones de la gana que se había apoderado de mí por joderla. Me la volvió a poner a tope y entonces le alcancé el forro para que me lo pusiera. Me lo puso con mucho cuidado y dedicación.

Slayers II

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Antes de iniciar este relato quiero aclarar que todos los personajes principales que intervienen en ella pertenecen a la serie Slayers (más conocida aquí como Reena y Gaudi, salvo la sacerdotisa Calis). Mi intención al escribir este relato basado en estos personajes es contar con un contexto ya desarrollado a partir de la serie para desarrollar mis propias historias.

Fin de semana en el camping II

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Como podéis imaginar no pudimos decir que no, y entre los dos volvimos a follarnosla una y otra vez, por delante, por detrás, por la boca, incluso llego a hacerle a Juan una paja con sus pies, pues al parecer mi amigo es muy fetichista y le rogó que le permitiese correrse en los preciosos deditos de sus pies.

Introducción a la nalgueada o sparking

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El azote es el castigo corporal más común. Consiste en golpear una o más veces las nalgas (nalgada), ya sea con la mano (palmada), con un instrumento o con la pelvis, denominado también "azote" o "disciplina" (cuerdas anudadas, látigo, vara, cinturón, fusta -fustigar-, flagelo -flagelación-). El azotado puede ser el mismo que aplica el castigo, que desea infligirse daño a sí mismo por razones sado-masoquistas (sexuales).

La masajista

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En cierta oportunidad en la que estábamos tirados en la cama jugando al juego que más nos gusta me dice que debía irme ya que estaba esperando a su masajista, mientras me vestía llegó la masajista... una mujer de unos 54 años, un tanto rellenita, pechos muy voluminosos y caderas bamboleantes; instantáneamente sentí deseos de tener sexo con semejante hembra.

Humillada I

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No sé si se lo esperaba o que pero la cuestión es que se sacó la bata, se quedó desnuda, saco un pote de aceite de un cajón y empezó a ponérselo por todo el cuerpo, no solo por los pechos o la barriga sino por todo el cuerpo, pude observar con claridad cómo se restregaba por las piernas, el culo, el coño, la barriga, los pechos, la espalda y los brazos y todo ello lo hizo sin dejar de mirarme nunca a la cara, yo empecé a sudar así que decidí ponerme la ropa de deporte para que luego mi mujer no se diera cuenta.

Historia de una relación sexual IV

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Tercero, esta relación que para mí fue durante los primeros años un sueño erótico echo realidad, como también para ella, pero la presión de estar constantemente mintiendo, cuidándote de cada detalle para que no te pillen, y después que me pillaron, sentir la mirada inquisidora de cada miembro de la familia y sabiendo que ya todo lo que digiera para cubrir una salida mía era claro que era para estar con ella. Esto me tiene en un nivel de nerviosismo muy elevado al nivel que me está dañando la salud.

Demasiada cerveza, prejuicios y ataduras sexuales

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Retrocedí un instante, shoqueado. Los dos estaban cuasi silenciosos, obviamente descansando o mejor dicho, recobrando fuerzas. Y no sé qué es lo que me hizo volver sobre mis pasos y pensar en esa canallada. Venganza, ¿venganza de qué?, enojo, ¿enojo por qué si yo mismo lo había permitido? o la tristeza que comenzaba a embargarme?

Un lío gordo I: Debut

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Le dio permiso a su mujer para que hiciera el amor con otro hombre ya que con él no podía hacerlo por estar demasiado obeso y siendo ella todavía una chica joven, muy atractiva y sexy.

Mi sobresaliente

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Pero antes que pudiera reaccionar, la Paca había metido aquello entre mis muslos y presionaba. Separé mis piernas y ella ponía una mano sobre mi vientre y separaba mis labios con los dedos, de manera que mi clítoris estaba bien visible. Su boca volvió a apoderarse de él, lamiéndolo y haciendo sentir el objeto que me penetraba a la vez que la electrizante sensación en mi botoncito.

La esposa del síndico I

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Un alto ejecutivo de la empresa está loco por follarse a la mujer de uno de los empleados y aprovechará la ocasión para ir con ella a su dormitorio y tomarla por la fuerza.

Las Reinas I

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El instituto correccional de señoritas tenía como principal objetivo mantener bajo custodia a jóvenes menores de 18 años que eran ya a su temprana edad inadaptadas sociales, prostitutas o que habían quebrantado de una u otro modo la ley.

El Chantaje II

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Pero las tornas se cambian y esta vez es el marido el que tiene que sufrir las crueles vejaciones inventadas por su esposa.