La historia que relato empezó así. Hace tres años me casé con un buen muchacho, es mayor que yo cinco años y de cuerpo atlético y bien parecido, además de bien dotado.
No tengo mal cuerpo, y desde hace poco comencé con una fantasía, estar con dos hombres. Viendo las historias cachondas de Internet, comencé a interesarme por esto.
Llevaba un tanga. En su piel estaba todo el mestizaje de aquella tierra. Vi que el pene de mi marido estaba en erección y el de ella también. Tenían el mismo tamaño aproximadamente.
Como ustedes estarán intuyendo soy una mujer muy liberal. Es importante que comente esto para que puedan entender la experiencia que les voy a contar.
Tengo una que me encanta y me masturbo mucho con ella, y es que voy con mi marido de noche dando un paseo nocturno, nos asalta un negro fornido, y nos pide la cartera y el bolso, mi marido se resiste ya que esta bastante fuerte, y golpea al negro, entonces salen 4 negros mas, que reducen a mi marido.
Mientas hacía esto, él insistía en besarme la boca y el cuello, en tanto que continuaba esforzándome por apartarme de él, cuando de pronto entre mi agitación y forcejeo, pude ver apenas por el rabillo del ojo
He venido recibiendo muchos mails dándome cuenta de la cantidad de lectores que les gusta mis historias, continuo con ellas debido, principalmente a que deseo contar las cosas satisfactorias que me ocurrieron.
Como descubrí mi bisexualidad con la novia de mi hijo. Filial bisexual, primera vez con la amiga de mi hijo.
Mas tarde al terminar de cenar subí por el postre mientras los demás seguían abajo en la bodega y me dijo José yo te ayudo, ahí me abrazo por atrás y pude sentir su pene duro que se apretaba a mi culo, me beso el cuello y me dijo me vuelves loco, yo estaba empapada y le dije venga para y bajemos, me contesto tu primero que a mi se me nota y a ti no.
Más tarde me explicaría que si me hubiera dicho la verdad desde el principio, yo jamás habría aceptado, y puede que tuviera razón. Lo peor de todo fue que su cliente, enseguida se dio cuenta de que, como puta, yo tenía bastante mejor apariencia que su acompañante y, claro está, puesto que el cliente siempre tiene razón, se encaprichó enseguida conmigo.
Hoy mi marido, en la barca, ha comenzado a meterme mano en mi coño, primero un dedo, después dos, y al final casi toda la mano. He comenzado a convulsionarme de placer mientras le pedía que se quitase el bañador. Ya desnudos los dos me he puesto a mamarle su polla mientras él seguía con sus dedos en mi clítoris.
En esa postura comencé a cabalgar loca de deseo hasta que volví a correrme, entonces mi marido en esa misma postura comenzó a meter y sacar su polla con brío hasta que se corrió.
Después de limpiarme, me los empezó a chupar sin tocarme otra parte de mi cuerpo. La sensación era excitante y cuando con su lengua toco mi botoncito me vine casi inmediatamente. El se separó de mi, me dio un beso, procedió a vestirse para ir a la alberca, dejándome toda caliente.
Me tomó de la mano y me hizo seguirla. No creí lo que escuchaba, quería que la acompañara al baño donde iba a orinar ¿Me dejaría verla? El solo pensarlo hizo que se empezara a recuperar mi excitación. Efectivamente nos metimos al baño de ellos, de los patrones, al cual solo tenía permiso para entrar a limpiarlo, pero como empleado debía usar el de la clientela.
Me dio unas cuantas embestidas hasta que yo me corrí, luego se echo el en la cama y yo me puse a cabalgar encima de él, volví a correrme, entonces él me puso de rodillas en el suelo y él de pie, y poniendo su polla cerca de mi cara se corrió en ella.
Muy poco a poco, primero le suplique que ya que no teníamos contacto sexual, a cambio, para calmarme me diese sus bragas usadas, dudó y finalmente fue al baño, vino con ellas y me las dio, acto seguido fui yo el que fue al baño, ya sabéis a que.
Voy a relataros mis aventuras a lo largo de mis vacaciones de este verano, bien con mi marido, bien con otros hombres. He decidido contarlo como un diario, día a día.
Pero por fortuna para mi y la de mi propio marido, alcance a llegar al automóvil, donde solamente tuve que cuidarme de que el valet del estacionamiento no viera demasiado arriba por mis piernas al abordar el vehículo y pudieran así haber sido en vano todos mis apuros para procurar no enfrentarme ante la ignominiosa situación de que alguien pudiera haberse dado cuenta de todo aquel vertedero de semen que traía entre las piernas.
Mancharé toda tu carita y esas enormes tetas con mi leche, para luego limpiarme la verga con él y acompañarte hasta que encuentres al baboso de tu marido que seguramente estará esperando por ti en el aeropuerto., para que así pueda él darse cuenta la clase de cochina que tiene en casa, que no sabe ni siquiera tomar un sorbo de leche con proteínas sin embarrarse toda la cara y ropas.
Mis tetas son de ese tamaño que entra bien en una mano más o menos grande, les encanta a los hombres, en años pasados eran muy erguidas, hoy, a pesar del uso intensivo, se sostienen vanidosas frente a la vida y son mi mejores conquistadoras.