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Neffissa y yo

Tomé respiración y me dije que ahora o nunca. Ya había estado parado mirándola demasiado tiempo sin que ella me viera y aunque no había llegado la hora de la cita, quería estar con Neffissa cuanto antes.

Entre sueños

Me había levantado de la cama a medianoche con ganas de ir al lavabo, mientras me incorporaba intentaba no despertar a María, que permanecía en un sueño profundo, con su cuerpo esbelto palidecido por los rallos de la luna, semidesnuda.

Amada

Yo profundamente dormido, poco a poco fui sacado de mi sueño por algo que me estaba ocurriendo, la diestra mano de Amada hurgaba bajo mi trusa, acariciando mi verguita, que ya para entonces se ponía erecta cuando me la acariciaba en el baño, pero ahora era otra mano, una mano de mujer, la manita acariciadora de mi prima Amada.

Encuentro prohibido

Llegamos a un departamento que utilizaba como oficina, aparcó el auto, bajó y me abrió la puerta; yo estaba como en un trance, no podía creer que estaba en un lugar distinto a mi casa, a esas horas y con el papá de mi novio.

Mi tía favorita I

Recuerdo que todavía era un chiquillo cuando gustaba de meterme bajo la mesa del comedor para mirar las redondas piernas de mi tía, y muchas veces tuve la suerte de alcanzarle a ver sus calzones sin que ella me descubriera.

Mi vecina de 40

Siempre comentábamos como le iba en la facultad, si estaba contenta, lo mucho que la echaban de menos... y de vez en cuando subía a su casa si es que se habían citado en Internet para charlar.

Se me tiró mi tía Sylvia II

Empecé por la espalda y me entretuve un buen rato en los costados de sus tetas y ella decia, que gusto la crema en mis pechos, los tengo tan grandes que me duelen, sobre todo los pezones y se moví o para dejarme darle crema en los pezones dentro del bikini.