Ella, al darse vuelta noto que mi pija estaba al palo, ni yo, ni ella, lo podíamos creer, creí que me iba a desmayar de la vergüenza, pero de repente, note que en su cara se dibujaba una sonrisa de picara, de calentona, que hasta ese momento no conocía.
Yasna cayo hacía atrás y plegando sus piernas, abrió sus muslos de terciopelo, su conchita era como un platillo rosado que presentaba a mis ojos un manjar celestial, como si fuese una sopa deliciosa, de origen divino, ella con sus dos manitos se abrió sus rosados labiecitos hinchados y gemía ...
Se sentó y abrió sus piernas dejándome su vagina como manjar, comencé a chupar esa exquisitez bebiéndome todos los jugos, cuando pase por el clítoris mi mama se retorció expulsando una gran cantidad de líquidos que bebí complacido, era lo más delicioso que había probado, era realmente excitante, mi mamá se había corrido con mis mamadas.
Mientras dábamos un paseo a la orilla del mar, miraba su cuerpo, no le quitaba ojo, y la veía como a una mujer muy apetecible, olvidándoseme por completo que era mi propia madre, a la que llamaba mamá.
Mi madre, escondida tras unos arbustos, quedó sorprendida con el tamaño de mi instrumento y la invadió una desazón que recorrió todo su cuerpo. No podía apartar la vista de ese aparato que se exhibía impúdico, lleno de venas colmadas de vitalidad, de un tamaño que la sobrecogió, en parte porque mi sexo es más grande que lo normal y en parte porque hacía muchos años que no veía uno. La curiosidad fue más fuerte en ella y en lugar de salir a enrostrarnos nuestro proceder siguió callada observando mi herramienta que se aprestaba a trabajar.
Le metí un dedo y este resbalo como en mantequilla, mi madre dio un salto y dijo: no pares corazón-, yo seguí metiéndolo y sacándolo y mi mama estaba como loca, sus gritos se escuchaban en casi todo el cine, pero ni a ella ni a mí nos importaba, me detuve y le dije: CHUPAMELA- ella se inclinó y la metió en su boca, - NO MAMA, QUIERO QUE TE PARES Y TE HINQUES DELANTE DE MI-, ella no dijo nada, solo se paró y puso sus rodillas en el piso y se metió mi sexo en su boca, chupaba como desesperada, nada parecido a lo anterior,
Seguimos en el tiempo presente; decidí particionar el texto por dos motivos: facilitar una futura y eventual publicación y, la más importante, las imágenes tan cercanas en el tiempo me excitan terriblemente y, bueno, ustedes imaginarán lo que tuve que ir a hacer ¿cierto?. Ahora estoy un poco más calma.
Soy un chico de 17 años, me llamo José y tengo pocos amigos, y lo que es aún peor, pocas amigas. Durante los años que pasaron, vivía junto a mis padres en una bonita casa a las afueras de una gran ciudad; pero hace poco más de un año mis padres, por diversos problemas se divorciaron. Decidí quedarme a vivir con mi madre porque lo consideré lo más cómodo.