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Si pude con dos

Si pude con dos

Mi nombre es Claudia y soy una mujer casada de 29 años, muy caliente, me gusta vestir provocativamente con ropa entallada o minifaldas y escotes, y siempre uso tangas.

No tengo mal cuerpo, y desde hace poco comencé con una fantasía, estar con dos hombres. Viendo las historias cachondas de Internet, comencé a interesarme por esto.

Cuando salgo de trabajar, llego a mi casa como a las seis de la tarde y estoy sola porque mi marido regresa como a las diez de la noche y mis dos pequeños hijos de 2 y 3, años están con mi hermana toda la semana.

Me conecto Internet, y me masturbo con historias o imágenes de tríos HMH.

El primer paso que di para satisfacerme, fue comprar un consolador con dos puntas, di la dirección de mi trabajo para que mi marido no sospechara, y el día que lo recibí, llegué como todas las tardes; me bañé masajeando mi culito con agua caliente.

No soy virgen del culo pero no muy seguido me penetra mi marido por él.

Salí del baño, me acodé frente al espejo, empinada, y lubriqué el consolador por ambas puntas. Primero me lo metí en mi ano, cuando lo sentí rico, lo doblé para metérmela por la vagina, fue algo delicioso.

Me senté en una almohada y me froté vigorosamente, no tardé mucho para venirme…

Continué desde ese día con mis juegos solitarios, pero yo quería probar dos vergas de verdad.

El siguiente paso fue pedirle a mi marido un vibrador para aumentar nuestras sesiones de sexo, cuando lo compró, y mientras yo le mamaba la verga, él me clavaba el vibrador por mi cuca.

Después me penetraba y yo chupaba el vibrador, o también me empinaba y me la metía por el culo y el vibrador por la vagina.

Creí que casi tenía controlada la situación, hasta el día que instalaron el DirecTV, como no sabíamos la hora, pedí permiso para faltar a la oficina, mi marido se fue a trabajar; en cuanto él salió, me desnudé y comencé los preparativos para mis juegos.

Estaba terminando de ducharme cuando tocaron a mi puerta, por la ventana pregunté quién era, eran dos muchachos de muy buen ver que harían la instalación; les pedí que me esperaran.

Me puse un pantalón de lycra que me hace ver muy nalgona, y un top, sin nada debajo.

De momento no pensé en nada más que abrirles y que empezaran a trabajar, sin pensar en mi fantasía.

Entraron y cuando me vieron, noté su caliente mirada en mi redondo y duro trasero, y en mis pechos, ya que mis pezones estaban bien parados, eso me calentó.

Entraron, los dirigí para que subieran a la azotea. En el trayecto, sentía su mirada en mis nalgotas.

Trabajaron en la azotea y cuando entraron a conectar en la recámara, vieron sobre la cama mi consolador; lo miraron me miraron, sentí algo que recorría todo mi cuerpo.

Sin miedo me acerqué a uno de ellos y comencé a tocar su vara por encima de su ropa; viéndolo a los ojos, volteé a ver al otro que se acercaba, e hice lo mismo, le toqué la verga. Comenzaron a besarme el cuello, y a desnudarme…

Uno me quitó el top y se lanzó a mamar mis tetas, el otro se arrodilló y me quitó la lycra, y comenzó a mamar mi puchita. ¡Era formidable lo que me sucedía!…

Les pedí que se desnudaran, mientras, me recosté en la cama.

El primero en desnudarse se me acercó, tomé su rica y erecta macana y la cobijé en mi boca, lamí el glande delicadamente, rocé mis labios en toda la extensión de la verga y besé sus testículos; la llevé otra vez a mi boca y me la metí hasta el fondo; mientras estaba en esto, el otro muchacho me tomó por la cintura, y me empinó dejando mis nalgas al aire.

Yo esperaba la penetración, pero no, se metió debajo de mí para chuparme mi bizcochito.

¡Qué rica lengua tenía este chico!…

Después de un rato, al que le estaba mamando la verga, me pidió que me diera vuelta; me acosté bocarriba levanté mis piernas mostrando mi vagina escurriendo, y sin pensarlo me metió toda la verga de un golpe.

Mientras que le demostraba al de la rica lengua, lo mamadora que soy. ¡Y qué rico se siente que mientras te maman, te estén cogiendo!…

Se alternaron en esta posición como dos veces cada uno.

Uno de ellos vació su néctar en mi boca y el otro en mi cuevita.

Cansados pero con ganas, nos duchamos los tres, acariciándonos por todos lados. Uno de ellos me metió su dedo por mi culo mientras yo se la mamaba a su compañero.

Me dijo si me gustaba dar las nalgas y le dije que sí. Inmediatamente salimos del aseo, y me empinaron en mi cama.

Uno de ellos me separó las nalgas y me la metió por el culo… ¡Mmm, qué rico!… El otro se quedó a su lado esperando su turno.

Pasaron pocos minutos hasta que cambiaron, y nuevamente el otro me enculó.

Le pedí al que esperaba turno, que se la lavara; y cuando regresó, les pedí que me dieran los dos al mismo tiempo.

Me monté sobre el que mandé al baño y el otro continuó su trabajo, ametrallándome el ano.

Terminamos con unas ricas venidas a chorros, fue algo delicioso.

Por supuesto que terminaron su trabajo. Desde ese día sueño con poder repetir esos momentos.

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