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Romance inesperado

Romance inesperado

Hace dos semanas visité a un amigo de la juventud, ambos compartimos nuestra preferencia sexual por los hombres.

Nos contamos nuestras vidas con pelos y señales, tenemos muchos años de ser confidentes uno del otro.

El sábado del fin de semana que pasé en su casa, salimos por la noche a los bares que antaño frecuentábamos y le comentaba que en esos días yo estaba necesitando de una buena sesión de sexo, que había tenidos dos meses de arduo trabajo y sólo me había desahogado con ocasionales masturbaciones en solitario.

En esas estábamos cuando la camarera me sirve, sin solicitar, una copa del trago que yo estaba tomando, me indica a una persona que me hace el envío.

Agradezco la atención, volteo a ver a mi anfitrión y se encamina al baño.

Llego a la pileta común para orinar y entonces cruzamos las miradas.

El individuo en cuestión mostraba aparte de una sonrisa angelical, juvenil y agradable una verga amorcillada de muy buen calibre. Volvió sus ojos a mi sexo y encontró que yo estaba casi erecto.

Sólo me dijo: “Me gustaría platicar contigo”.

Volvimos a nuestras mesas; un momento más tarde me envió otro trago y entonces con un ademán le invité a unírsenos y ante nuestra sorpresa, me dijo que ya hacía un buen rato que nos observaba y que yo era el tipo de hombre que le gusta.

Mi amigo aprovechó y le dijo que si deseaba acompañarnos a seguir platicando en su casa. Eddie, aceptó de inmediato, pagamos nuestros consumos y salimos al carro de Enrique mi amigo.

Una vez instalados en la casa, Enrique se dispuso a poner música de fondo, preparar los tragos y mientras yo fui al WC, Eddie me sigue y ya dentro, orinamos y apenas terminamos el aseo de manos, me abraza y me besa primero tierna y después fogosamente, qué calentura de muchacho, 27 años, en toda su potencia.

Yo de pie, bajó a mi verga y la cobijó dentro de su cálida boca, con succiones que me arrancaban gemidos de un placer inesperado… apenas pude levantarle, devolví la atención, con el inconveniente que no puede meter toda su verga en mi boca…. tiene el ingrato 22 centímetros de verga, preciosa, muy gruesa, con una cabeza de considerable volumen, pero me encantó su limpieza, su apariencia saludable…. fue algo riquísimo.

Salimos del baño apenas ocultando nuestras erecciones, brindamos con Enrique, cruzamos nuestras copas, él me tomaba de la mano, me acariciaba el vello de mi pecho…. le preguntó a Enrique si no le molestaba que me besara en su presencia y fue cuando aquél le dijo que si queríamos platicar en privado, pasáramos a una de las habitaciones.

Y así lo hicimos.

Fue todo uno llegar a la recámara, desnudarnos y tendernos en la cama a besarnos y acariciarnos como si fuese la última noche de nuestras vidas.

Él me decía ansioso que quería ser mío, de todas las maneras habidas y por haber…. nos dimos un riquísimo 69, nos chupamos vergas, huevos, culos, todo el cuerpo…. el aroma fresco, varonil de su colonia incitaba a la caricia.

Sus dedos maestros empezaron a jugar con el agujero de mi culo haciéndome sentir deseos de ser clavado por aquella inmensa verga, mientras que yo jugaba también con la abertura de su hoyo, metiendo y sacando suavemente dos dedos lubricados…. él también gemía y pedía ser penetrado.

Volvimos a levantarnos, nos besamos haciendo nudo nuestras lenguas, juntando nuestros cuerpos y sintiendo en los abdómenes la presión de nuestras dos vergas totalmente endurecidas, resbalosas, viscosas por el precum… fue un momento fantástico.

Sin acuerdo previo, él se colocó de espaldas a la cama y yo aproveché para subir y cabalgarlo…. fue una delicia sentir como la cabezota de aquella rica verga empezaba a horadar el agujero de mi culo…. fue hermoso sentir un dolor-placer combinado en esa penetración que, a pesar de que mi culo ha recibido y probado magníficos ejemplares, la entrada de esta verga me hizo sentir infinitamente pleno…. fue calmado, despacio, tranquilo el embate…. y cuando todo su falo estuvo dentro de mí, me levanté un poco para que él pudiera ejercer un movimiento y entonces fue el acabose; con una práctica magistral, empezó un mete y saca a un ritmo acelerado y a la vez tranquilo, que me hizo eyacular sobre su abdomen sin haber tocado mi propia verga.

Al retirarme esa trancota del culo, él fue con sus dedos a su abdomen y dispersó los mecos que yo había vaciado en él, humedeció sus tetillas, su ombligo, cuello, cara y pubis con mi leche que había brotado abundantemente.

Se llevó un dedo a la nariz y expresó que tenía un aroma excitante….

Volvió con su boca a mi verga y empezó a succionar de una manera tal que en menos de lo previsto, cobró una nueva erección, él, ni qué decir, ya estaba de nuevo duro como una pieza de acero…. mamó y mamó mi verga hasta que la sintió lo suficientemente dura como para pedirme que lo hiciera mío.

Se colocó en posición de perrito y pude disfrutar del espectáculo: un lindo culo limpiecito, hermoso, cerradito…. abrí con cuidado sus nalgas y apunté la cabezota de mi verga al objetivo…. batallé un poco para penetrarlo, él gritaba de dolor…. decía que no se había metido una verga tan cabezona, pero que le encantaba, que siguiera y poco a poco fui ocupando su reducto más íntimo hasta que finalmente estuve totalmente en su interior.

Mis huevos chocaban con los suyos y él lloraba de placer… me pidió que la sacara con cuidado para cambiar de posición… lo hice tiernamente y ahora quedó de espaldas a la cama y levanté sus piernas hasta poner sus tobillos sobre mis hombros…. embestí nuevamente y ahora en dos empujones mi verga estaba dentro de su rico culo.

Fue un mete y saca a muy buen ritmo, aunque el detalle distintivo fue que al sacarle un poco mi verga, me doblaba yo de tal manea que podía chupar la cabezota de su verga y entonces, en un momento así, eyaculamos al mismo tiempo. Fue fabuloso.

Terminamos nuestro aseo, continuaron los besos, salimos a reunirnos con Enrique, que estaba en el bar de la casa tomando su bebida, pero masturbándose.

Nos dijo que había escuchado los gemidos y gritos y se había calentado. Eddie me preguntó si no me importaba que Enrique le diera lengua un ratito y yo no me opuse.

Enrique hablaba de sentir pena, pero estaba muy caliente.

Eddie sacó su verga otra vez dura como sable y Enrique empezó una mamada como todo un profesional del fellatio….. Eddie le avisó que se corría y Enrique retiró su boca…. chorros y chorros de esperma bañaron la cara de Enrique…. éste se embarró la leche hasta la frente y disfruto lo que corría por las comisuras de sus labios.

Nos dimos los tres un baño de hidromasaje y seguimos tomando.

Al despedirnos cerca del amanecer, intercambiamos teléfonos y correos electrónicos.

No ha dejado de escribirme un mail diario y me dice que se enamoró de mí, que espera se repita la experiencia y que quizá con el trato sea posible formalizar una relación. Fue una experiencia gratamente satisfactoria.

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