Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

Ricardito II

Ricardito II

Quizás se podría pensar equivocadamente que mi tía me abusaba, pero yo no pensaba para nada que eso fuera posible, me gustaba mi tía y aunque no lo crean, hasta el día de hoy aún conserva esa energía y fuerza, su candidez y convicción, su erotismo y sensualidad, mi tía Norma es y será una mujer fuera de cualquier encasillamiento, con más de sesenta años, su actual conviviente la folla casi a diario, él dice ser un hombre afortunado y haber encontrado la mujer ideal, yo se la creo por completo.

Después de esa primera vez con Juana, me quedo ese gustito en mis labios, la imagen de ese chocho sin vellos púbicos fue algo sublime, no comprendía como el chocho de mi tía, siendo de una dimensión mayor, pudiese ser casi tan rico como el de su hija, me gustaban las dos, pero mi tía tenía más planes para con todos nosotros.

Muy luego tía incorporó a Mercedes, yo no quería jugar con ella por ser mi hermana, pero tía dijo que se trataba solo de un juego y nada más, nada malo había en que yo y ella jugáramos al Papá y Mamá, donde había que cambiarle los pañales a mi hijita, decía ella:

—¡Ya! … marido mío … mira cómo está de mojada esta bebé … tienes que quitarle esas bragas mojadas y cambiárselas por otras secas …

Mercedes un año menor que yo, era muy sumisa, a ella le encantaba que la apapacharan, que le dieran cariñitos, que la mimaran. Era muy dulce mi hermanita, así que era fácil lidiar con ella, en cambio Juana de casi tres años mayor que yo, me consideraba muy pequeño para jugar con ella y para mí era más difícil tratar con ella, ahí tía Norma se encargaba de interactuar con ella, ya que Juana le obedecía en todo:

—¿Todavía no les sacas esos calzones mojados a esa chicoca? … ¿Qué estas esperando? …

Mercedes se había levantado a buscar una de sus muñecas, así que tuve que llevarla otra vez a la cama de mi tía y le quité sus calzones, la niña jugaba con su muñeca y levantaba sus piernecitas rechonchas, ver sus muslitos regordetes y ese tajito pequeñísimo entre sus piernas era todo un espectáculo;

—¡Ya! tía … tengo a la Meche sin calzones …

—Pues ve si está muy mojada … si no, ponle otra vez sus calzones … no olvides de revisarla bien … que no se nos vaya a coser … si es necesario échale un poco de talco …

Esta era la parte que más me gustaba, ya que mi tía me daba instrucciones, pero mientras tanto mis dedos tocaban esa rajita y le abría su almejita y me maravillaba de su suavidad, de su olor y le daba besitos, Mercedes se reía y se dejaba hacer, siempre jugaba a meter uno de mis deditos, pero nada entraba en ella, era muy cerradito su hoyito de donde salía su pipi, de todas maneras, su sabor y olor estaban a la par de las otras dos, no porque sea mi hermana, pero su sabor era más rico, tenía como algo de dulce, de leche cultivada o algo así, me volvía loco a succionarle esos juguitos infantiles y sentir sus risitas e innato movimiento de sus caderitas, su chochito me parecía un gnocchi, con esos labiecitos achaparrados y gorditos, realmente apetitoso, mi lengua iba y venía por ese delicioso surco de su vaginita:

—¡Umpf! … no me hagas cosquillas … te voy a acusar a mi mamá …

—¡Uy! mi niña linda … aquí esta su mamá … dígame que le está haciendo este doctor …

—Tía … él me hace cosquilla y no me deja jugar con mi muñeca …

—¡Niña hermosa! … ¡tienes que dejarte! … ¡él es el doctor! … ¡no te hará daño! … estamos jugando … no es nada más que un juego … o … ¿tú no quieres jugar con nosotros? …

—Sí tía, quiero jugar … pero también quiero jugar con mi muñeca …

—Dime mamá … recuérdate que estamos jugando al “Papá y Mamá” … ahora yo soy tu mamita … ¿está bien? … hijita mía …

—Está bien, mami … pero yo quiero jugar con mi Barbie …

—Está bien, linda … Ricardo anda a jugar con Juana ahora, yo me encargo de Mercedes … ve …

—¿Y si ella no quiere jugar conmigo?

—¡Juanita!, es tu turno … tu papi va a cambiarte! …

Juana siempre reclamaba, ella ya tenía once años y yo solo nueve, ella había tenido su primer ciclo menstrual y yo todavía no lograba eyacular, a ella le estaban creciendo sus tetitas y a mí todavía no se me asomaba ni siquiera un pendejo, me miraba en menos y yo me sentía menospreciado, pero yo tenía algo a mi favor, mi tía:

—Pero mami …

—Nada de “peros” mi niña … recuérdate que mañana iremos al mall y te compraré lo que tú me pediste … no me hagas enojar …

—Está bien mami … ven para acá, idiota …

—Tía la Juani me dijo “idiota” …

—Juanita, hija … ¿en qué quedamos? … estamos jugando “al Papá y la Mamá” … él es tu papi ahora … juega con él y llámalo papi …

Le levanté la pollera a la Juana, ella me quería fulminar con su mirada, pero no se inmuto cuando le baje sus bragas, su pequeño chocho era casi invisible, se intuía que estaba bajo su ingle, pero no asomaba nada, se sentó al borde de la cama de la tía y la rajita de su sexo se hizo más visible, mis dedos fueron a tocar su hendedura cerrada y estrecha, pero ella me dio un palmetazo en la mano:

—¡Tía … la Juani me pegó! …

—¡Tía … la Juani me pegó! …

Dijo también ella remedándome burlonamente …

—¡Ya poh, Juani! … juega y no molestes … espera que se duerma esta pequeña y te las vas a ver conmigo … ya te dije que tenías que jugar …

Otra vez acerqué mis dedos a su panocha, tocando sus suaves pliegues, la Juana abrió su boca y se mordió su labio, a mí se me empezó a poner dura mi verga, no quería que ella se enojara conmigo, así que mantuve mis caricias solo por los alrededores de su conchita, ella me miraba y poco a poco iba abriendo más sus muslos, yo me deleitaba a cada minuto, maliciando para mis adentros que ella se estaba excitando tanto como yo, paulatinamente me fui acompañando con mi otra mano, para abrir las compuertas de las estrechas carnes que mantenían cerrada su vagina, ella emitió varios suspiros y se dejó caer hacia atrás, me dejo via libre y no pude contenerme, le di un beso justo ahí:

—¡Tonto! … no me vayas a morder …

Exclamó junto a un sonoro quejido, le di una serie de lengüetazos buscando el hoyito centro de su panochita, estaba suavecita y se estaba gradualmente humedeciendo más y más, siento que mi lengua se baña con sus jugos y comienzo a beber su exquisito zumo, mi pito se me pone durísimo y siento cosquillitas en mis bolas, escucho a mi tía que se acerca silenciosamente y me agarra mis cojones desde atrás, haciéndome dar un salto;

—¡Uy! tía no me asustes …

—No me digas que me tienes miedo …

A todo este alboroto la Juana se volvió a sentar en la cama cerrando sus muslos improvisamente, mi tía se reía y toqueteaba mi pene, yo quería continuar a comerme el chochito de mi prima, pero con todo ese manoseo de mi tía no me dejaba hacerlo:

—No, no es miedo … me gusta si me tocas mi pito … pero le estaba comiendo la cosita a mi Juanita …

—Sí mami … déjalo …

—Par de malagradecidos … ¿yo les permito jugar y ustedes me quieren dejar afuera? … ¡ah! … ¿no es mejor si jugamos todos juntos? …

—Mami, pero yo estaba antes que tú …

—¿Y tú eras la que no quería jugar? … y ahora le encontraste gustito … ¿no? …

—¿Ay! mami … que pesada eres …

—Tía … tócame y déjame comerme esta almejita de tu hija … después todo lo que tú quieras …

—Bien … pero luego me toca a mi …

Mi hermosa tía se comenzó a desvestir, igualmente me hizo perder mi concentración, pues su figura femenina es preciosa, al ver sus hermosos senos, me vinieron ganas de mirar las tetitas de Juana, así que como estaba sentada mirando a su madre, no hizo ninguna objeción a que yo le subiera la remera y se la quitara por sobre su cabeza, quedo desnuda y sus juveniles y hermosas curvas contrastaban con las exuberantes redondeces de su madre, dos hermosos cuerpos femeninos, me considere afortunado en medio a estas dos beldades, las gracias de sus formas darían como para un capítulo aparte, tal era la hermosura de estas dos jóvenes mujeres.

Mi tía termino de desvestirse, Juana y yo nos habíamos distraído a mirar el cuerpo de mí tía Norma, ella se dio cuenta de ello e hizo una muestra de su belleza, palmeando sus firmes nalgas y luego haciendo subir sus pechos como para sopesarlos en cada mano, después se pasó ambas manos por su vientre plano y siguió más abajo tocando su panocha y suspirando, halagada de tenernos embobados mirándola, nos fijó con sus ojos marrones y nos sonrió, sabía de tenernos dominados, se sentó a lado de su hija y le acarició sus cabellos:

—¿Por qué me miran tanto? … ¿no me han visto desnuda ya tantas veces? …

—Porque eres muy linda tía …

—Sí mami, estás muy bonita …

—Tú también lo serás hija … ¿ahora puedo jugar con tu pito, Ricardito? …

—Mami, su pito es chico todavía …

—¡Ay! ¿no me digas que ya has visto pitos más grandes, hija por dios? … ¿Dónde los has visto? … ¿Dónde? … ¿de quién era ese pito más grande que viste? … dime … dímelo todo …

—Mami, en la escuela …

—Fue un compañero tuyo … quiero el nombre de ese desgraciado … ¿Qué te hizo? … ¿Qué más te hizo? … ¿cómo es que te mostro su pene? … ¡habla niña por dios, no me tengas en ascuas! …

—¡Ay, mami! … nada de eso … una amiga mía llevo una revista …

—¿Una revista?

—Sí mami … una revista con fotografías de hombres y mujeres sin sus ropas … además, hacían cosas entre ellos … ahí vi que sus pitos eran muy grandes, mami … Ricardito lo tiene chiquitito, mami …

—¡No te creas! mi niño es pequeño, pero solo de edad …

Escuchando las palabras de Juana, me causo una gran consternación, ya que la tía me había dado a entender que mi verga era grande y estaba creciendo, pero mi prima decía que era “chiquitito”, no sabía que hacer, una vez más mi tía vino a sacarme de mi congoja:

—Mira … te lo demostrare … esperen que vaya a buscar mi huincha para medir …

Mi tía se levantó y sus senos rebotaron en su pecho, con delicadez ella se afirmo sus senos con sus manos y salió a buscar la huincha, al cabo de un corto rato, volvió y me recostó sobre la cama;

—Juana … ya mi niña … has algo para que podamos medir el pito de Ricardo …

—¿Qué quieres que haga, mami? …

—¡Tócaselo! … ¡dale besitos! … tiene que ponerse durito, niña …

—Pero, mami … ¿porque yo, mami? …

—Porque tú dijiste que era “chiquito” y yo te demostrare que no es así … ¡ya! … hazlo …

Yo me mantenía en silencio, no quería intervenir en nada, lo que estaba deseando era sentir la boquita de mi prima en mi pene, con una mirada que era todo un poema, Juana se acercó a mí, se arrodillo, con una mano se echo los cabellos para el lado contrario, luego me tomó mi pene semi erecto y bajo su cabecita sin dejar de observarme, cuando sus labios tocaron mi delicado glande, cerró sus ojos de gata y su lengua comenzó a dibujar círculos alrededor de mi cabezota, mi corazón se me quería escapar de mi pecho, mi excitación estaba alcanzando ribetes desconocidos, parecía que mi verga continuaba a crecer en la húmeda y cálida boca de mi prima, los ojos de mi tía estaban casi fuera de sus orbitas viendo a su querida hijita succionándome el caramelo como una experta, una de sus manos bajó a su chochito comenzando a acariciarlo, su boca se entreabrió y su lengua humedeció sus labios, procedió a mordisquear su labio inferior, recostándose a mi lado, mi mano agarró uno de sus puntudos y duros pezones y mi tía emitió tal gemido que Juana abrió sus ojos para verla cómo se contorsionaba con sus dedos en la profundidad de su chocho.

Juana volvió a tragarse mi verga, pero yo no me pude contener y me llegaron las cosquillas a mi ingle, solo que esta vez me pareció una bandada de mariposas que subían desde mis bolas y explote en una cascada de fluidos blanquecinos, me asusté porque jamás hasta ahora me había salido nada desde mi pito, tuve contracciones, mis glúteos endurecidos, mis piernas estiradas al máximo, creí que me estaba dando un ataque de alguna dolencia desconocida, de mi garganta salieron unos quejidos, estaba bramando, como rugiendo y mi pito continuaba a disparar chorros de esa sustancia cremosa y albina, mi tía me miraba estupefacta y Juana trataba de cubrirse de esta lluvia lechosa

—¡Cretino! … ¿Qué haces? … ¿Qué es todo esto? … detente estúpido …

—Juana, hijita … no desperdicies ese néctar … es la primera lechita de Ricardito … vas a ser una mujer afortunada … has sido tú a provocarle su primera deslechada … no pierdas nada …

—¡Ay! tía … no me siento bien … ¿Qué me está pasando? …

—Nada, mijito … has tenido tu primera acabada con semen … hazte a un lado Juana … yo me encargaré de mi niño …

—Pero mami … mira cómo me ha dejado … ¡me ha mojado entera! …

—Sí tontita … considérate privilegiada … has recibido la primera lechita de un hombre … ¡que suerte que tienes! …

Así diciendo, tía Norma hizo a un lado a su hija, comenzó a recoger con sus dedos mi semen y se los llevaba a su boca, mi pene flácido desapareció entre sus labios y me chupo todo el remanente, cosa que me provocó varios tiritones exquisitos;

—Tía, ¿es bueno o es malo que me salga toda esa cosa desde mi pito? …

—Es bueno … además, es muy rico … rico para ti y rico para quien está contigo …

—Pero a la Juani no le gusto …

—Discúlpala, mi niño … ella es chaparrita todavía y no sabe lo que es bueno …

—¡Pero mami! … si me dejó toda pegasosa …

—No, no se dice “Pegasosa” … se dice pegajosa … y deberías aprender a valorar lo que te ha sucedido hoy en día, porque será muy difícil que tengas la ocasión de tener otra oportunidad de disfrutar de una primera deslechada … te lo digo yo, que tengo mucha más experiencia que tú …

—Pero mami, igual me baño entera con esa porquería …

—Tía, quizás para ella no sea bueno … quizás no todas las mujeres lo disfrutan …

—¡Umh! … sí, puede ser … pero porque nadie les ha enseñado cómo hacerlo … ven Juani … ven … prueba con tu lengua este poquito que queda aquí …

Mi tía había recogido la mayor parte de mi acabada, algo se lo había espalmado en sus turgentes senos, ahora estaba acompañando la cabeza de Juana hacia mis muslos que todavía tenía una muestra de mi corrida:

—¡Ay! mami … no me empujes …

Poco a poco la Juani sacó su lengua y me lamió los restos de semen de mis muslos, mi tía la miraba encantada, cuando vio que lo había lamido todo y como la tenía agarrada de sus cabellos, le hizo alzar su cabeza y le deposito un tremendo beso con lengua y todo, Juana se quedó como inmóvil con los ojos cerrados, el improvisado beso se transformó en un beso de verdad, mi tía tomó las manitos de mi prima y las deposito de sus endurecidos pezones, la Juana rápidamente se adueño de esos pitorros endurecidos;

—¿Te gustan mis tetas verdad? …

—Sí mami, son muy lindas … espero tener las mías así de lindas, mami …

—Las tendrás … las tendrás … ¿y quieres saber un secreto? …

—Sí mami … si, quiero que me enseñes …

—La lechita de Ricardito te servirá para que te crezcan más grandes y suavecitas que las mías …

Mi tía me miró y me guiño un ojo, yo estaba feliz si la Juana me dejaba descargarme en sus tiernas téticas que recién comenzaban a florecerle en su pechito:

—¿De veras, mami? … ¿sirve para eso también? …

—Sí, mi niña … así no más es, mi niño te ayudara a que tengas las tetas más bellas del país …

—Has escuchado Ricardo, de ahora en adelante jugaremos juntos … sí … ¿quieres? …

—Sí Juani … hare todo lo que tú quieras … cueste lo que cueste …

—¡Y yo! … ¿Quién va a jugar conmigo? …

La Mercedes se había despertado y nos miraba sin comprender lo que estábamos haciendo, tenía su muñeca colgando de una mano y sus ojitos estaban casi llenos de lágrimas, a punto de ponerse a llorar:

—Tía … yo también quiero … yo quiero jugar, tía …

—Por supuesto que sí amorcito precioso … tú también jugarás … la tía te enseñara a jugar … ¿quieres que la tía te enseñe? …

Mi tía Norma la había levantado en sus brazos y la acurrucaba a sus pechos, Mercedes la miraba agradecida y con mucha ternura, mientras mi tía la llenaba de besos y le hacía cosquillas, Juana me miraba a mi y a mi pito;

—¿Quieres jugar otra vez? … pero, cómo dijo mi mami … tienes que correrte en mis tetas … ¿te va? …

—Vale … pero me tienes que besar y hacer que me corra …

La Juana sin merodeos se arregló sus cabellos en una cola de caballo y se lanzo en picada sobre mi pito, primero me hizo una paja maravillosa y cuando sintió en sus manos que se había puesto durito, me hizo abrir las piernas y colocándose en medio de ellas, se acuclilló a chuparme la verga con veras ansias, muy luego me tenía tratando de follar su boca, mi tía nos miraba embelesaba meciendo a Mercedes, la que volvió a dormirse:

—Go de fayia ne me bhoga …

Juana con su boca colmada con mi pene, trataba de decirme algo que no lograba entender:

—No te entiendo nada …

—¡Cretino! … que no te vayas a venir en mi boca …

—Por supuesto que no lo haré … yo te avisaré …

Mi tía no se perdía nada de los que estábamos haciendo, se sentó en una silla con la bebé en brazos y con una mano se abrió su almejita y comenzó a meterse unos cuantos dedos, mi polla se endureció aún más y comenzó a vibrar, los temblorcillos comenzaban en mi bajo vientre, no podía quitar mis ojos de los hinchados labios de mi tía y de sus dedos que brillaban con sus fluidos y su rostro era otra fuente de excitación, demasiado para mis recién entrenados cojones, un chorro tremendo salió de mi verga:

—¡Cretino! … ¡que te corriste en mi boca! …

—¡Ay! Juani … ahorita … que me corro … aaahhh … aaahhh …

Mi tía rápidamente dejo a la bebé sobre la cama de la Juani y vino en mi ayuda, mi prima me quería asesinar, mi tía me agarró mi miembro que continuaba a expeler una rociada de semen y lo apuntó sobre las tetitas de su hija que no eran más que unas copitas pequeñas, me estrujó mi pene y espalmó cuanto pudo en las tetas de la Juani que imitando a su madre, me estrujaba mi polla y se embadurnaba con semen sus pechos diminutos, sus pequeños pezones se notaban bañados y tomando consistencia, el resto de sus senos también lucía con un brillo especial, al continuar el masaje de sus tetas, el semen se transformo en una crema blanca:

—Mami … parece como una crema para el cuerpo … se siente suavecita la piel …

—Ves, te lo dije … poco a poco te crecerán y serán más suaves y tiernas que las mías …

—¿Tú crees mami? … pero, este cretino no me avisó, mami …

—No te preocupes … es suficiente lo que te ha echado … y él no tiene la culpa, pues yo le distraje …

—¿Tú mami? … ¿y cómo? …

—Pues, lo estabais haciendo tan rico, que mi cosita necesitaba un poco de atención y me metí mis dedos … Ricardo me vio y se distrajo … eso es todo … recuérdate que los hombres pueden hacer una cosa a la vez … si les distraes, pierden la concentración de lo que estaban haciendo … no lo olvides …

Mi tía siempre tenía una explicación lógica y sencilla para todo y yo lo que quería es que la Juana continuara sirviéndose de mi y de mi lechita, de solo recordarlo mientras lo escribo, mi verga se endurece, pero lo que mi tía logro hacer juntos a todos nosotros, fue mucho más de lo que hasta ahora les he contado.

Espero poder contar más en un capítulo próximo….


Los comentarios vuestros son un incentivo para seguir contando historias y relatos, vuestra opinión es siempre invaluable, negativa o positiva, es valiosa y relevante, todo nos ayuda a crecer como escritores y narradores de hechos vividos o imaginados, comenten y voten, por favor.

Continúa la serie << Ricardito I Ricardito III – Final >>

¿Qué te ha parecido el relato?


Descubre más desde relatos.cam

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo