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Me follé a mi mejor amiga

Me follé a mi mejor amiga

Me llamo Julio y tengo 28 años.

Tengo un buen trabajo, y desde hace poco he empezado a vivir con mi pareja en nuestra propia casa, que nos han regalado sus padres, ella es de familia rica y económicamente estamos estupendamente, sexualmente estamos genial, hacemos el amor cuando queremos y a lo grande.

Un día Carmen, que es así como se llama mi pareja, me dijo que Alfredo y Ana, nuestros mejores amigos, hacían una fiesta en su pequeña casa de campo.

Si consideramos que su pequeña casa de campo tiene 2000m2 de superficie, os podéis imaginar su residencia habitual como debe de ser.

Volviendo al tema, la fiesta era porque Alfredo y Ana anunciaban que después de 5 años viviendo juntos, por fin se habían decidido a casarse.

El día de la fiesta, había tenido jaleo en la empresa y tuve una larga discusión con un par de empleados y luego la tuve con mis superiores para dar explicaciones, así que llegué a casa súper cabreado.

Ya en casa me tomé una larga ducha para tranquilizarme, pero no lo conseguí. Hablé con Carmen del tema, pero tampoco esto me calmó.

Así que nos empezamos a cambiar para la fiesta. Yo me puse mi traje y Carmen un vestido que le realzaba cada una de sus curvas.

Nos subimos al coche y nos fuimos a casa de Alfredo y Ana. Al llegar vimos la cantidad de gente que había, y en el centro estaban los prometidos.

Alfredo llevaba un traje negro, y Ana llevaba un vestido blanco, que le dejaba todos los hombros al aire, y un precioso collar de diamantes en medio de su precioso escote.

Nos vieron y se abalanzaron sobre nosotros.

Hola que tal, por fin habéis llegado.

Le di un gran abrazo a Alfredo y las felicitaciones correspondientes, y luego se lo di a Ana.

Al Abrazarla, ella me acariciaba toda la espalda y apretaba sus pechos contra el mío. La sensación era preciosa y en esto se separó de golpe y dice:

Y vosotros para cuando granujillas?

Y los cuatro empezamos a reír.

Al cabo de dos horas todavía estaba pensando en la discusión del trabajo, y continué bebiendo.

Salí al jardín para airearme y estar solo. Me apoye en un árbol que había al fondo del jardín, y seguí pensando.

De repente vi a Ana aparecer por el jardín. Iba con el vestido blanco, y cubriendo sus hombros llevaba un chal también blanco.

Se acercó a mí y me preguntó si estaba bien, que había hablado con Carmen y sabía lo ocurrido en el trabajo.

Son problemas míos Ana, no quiero que te preocupes.

Si necesitas cualquier cosa no dudes en pedírmelo.

Follarte. Pensé para mis adentros.

Y la agarré con fuerza de la cabeza y la besé. Ella se separó rápidamente y me dijo furiosa:

Pero que coño estas haciendo??

Y me dio una gran bofetada. Esto me enfureció mucho, la cogí por la cabeza, le tapé la boca y le dije:

Esta bofetada la pagaras cara.

La lancé al suelo y ella se quedó parada y asustada de mi reacción, pero antes de que le diera tiempo a reaccionar yo estaba encima de ella.

Por tu bien será mejor que no grites.

No por favor, que vas a hacer?

Pues hacerte pagar la bofetada.

No Julio, ha sido una reacción natural.

¡Ni natural ni ostias!

Y le quité el chal y se lo puse alrededor de la boca. Ella decía que parara, pero le dije que lo hacia por sí se le ocurría gritar.

Ana seguía moviéndose intentando zafarse de mí.

Le empecé a besar los labios, el cuello, los hombros y le quité los dos pequeños tirantes que sujetaban el vestido, dejando al aire esos dos preciosos pechos, que empecé a besar y a darle pequeños mordisquitos en los ahora duros pezones.

Con mis piernas intenté separarle las suyas. Ana me lo impedía pero al tener más fuerza, logré separarlas, y empecé a acariciar sus braguitas, que no sé porque estaban húmedas.

Estas mojada guarra, es que te gusta esto?

Ella lloraba y sollozaba, y por lo que podía entender me decía que por favor parara, pero no le hice caso y seguí. Le quité las braguitas blancas y le froté su dulce sexo, le introduje un dedo, luego dos.

Al principio notaba como le dolía, porque cerraba las piernas, lloraba y daba pequeños gritos, ahogados por el chal.

Pero eso a mí me daba igual, quería que pagara por lo que había echo, así que se los introduje con más fuerza.

Gritaba y gritaba, pero pasaba de ella, así que le dije que si se relajaba y me dejaba hacer le quitaría la mordaza.

Y así lo hizo, se relajo, y al ver este comportamiento, me acerque a su oído y le susurré:

Como veo que te empiezas a portar bien, te voy a quitar el chal, pero si haces algo que no me gusta me voy a enfadar mucho. Me entiendes?

Ella afirmó que sí con la cabeza, así que la liberé y ella enseguida me preguntó:

Julio, porque haces esto? Si somos amigos.

Pues precisamente por eso te voy a follar me entiendes guarra?

No hagas nada de lo que te puedas arrepentir.

¿Arrepentir yo? ¿Me estás amenazando?

No no.

¿Quién coño a ha dado la bofetada a quién eh? No he sido yo.

Me bajé los pantalones, saqué mi polla que estaba dura como una piedra y le dije que me la empezara a chupar, pero que no hiciera tonterías.

Así que me la empezó a chupar y a masturbar, entre lagrimas y súplicas.

¡Que te calles y chupes joder!

Como vi que no paraba de llorar y no me estaba dando placer, la empujé otra vez hacia el suelo, y la abrí de piernas.

Como veo que no me la quieres chupar, la vas a notar dentro.

Y de una sola embestida se la clavé hasta el fondo. Ana empezó a gritar y llorar de dolor al notar toda mi verga entrar en ella de golpe, sabía que le había echo daño y eso me calentó más, así que la seguí penetrando cada vez con más fuerza.

Para por favor, te lo suplico, me haces daño.

Pero no le hice caso y la seguí penetrando con fuerza, y le pellizcaba los pezones, que al no estar duros los pellizcos parecían que se los iba a arrancar de sus tetas.

Así estuvimos un rato, hasta que le levanté las piernas por encima de mis hombros, la cadera también se la levanté, encaré mi polla en el agujero del culo y también de una sola embestida se la metí entera.

Ana estaba vez dio un grito de dolor que pensaba que los de dentro la iban a oír, pero no fue así, y continué penetrando, y ella daba gritos y lloros de dolor.

Cuando estaba a punto de correrme le dije:

Quieres acabar con esto?

Si por favor. Dijo entre lagrimas.

Entonces chúpamela, y todo lo que salga te lo tragas. Entendido?

Si.

Empezó a chupar, y no duró mucho hasta que empecé a correr dentro de su boca. Ana tragaba todo mi semen y chupaba los restos de mi polla.

Cuando acabó de limpiármela, tal y como le había indicado, la levanté, la dejé que se vistiera, le di un beso en la mejilla y le dije:

Como digas alguna cosa me volveré a enfadar. Entendido?

Esta bien, no diré nada. Pero puedo decirte una cosa?

Si claro.

Se nota que estas enfadado, porque la última vez no me hiciste tanto daño.

¿Qué te ha parecido el relato?


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