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Javier y Patricia conversan III

Javier y Patricia conversan III

Javier: ¿A qué hora te han dicho que venían?

Patricia: Pues, tienen que estar al llegar. Mírame el pescado del horno, a ver que tal va.

J: Sabes que por mucho que mire no voy a saber como va eso. Anda, mira tú y yo voy encendiendo las velas.

P: Esta bien mi vida, ¿crees que estoy guapa?

J: Mi vida, estás maravillosa. Dame un beso.

P: Puedo hacerte una pregunta, ¿cariño?

J: Ja, ja, ja, la última vez que me preguntaste se lió una buena, pero venga, dispara.

P: Es sobre María, ¿qué opinas de ella?

J: Pues opino que es tu amiga, que como tal, debo seré cortés con ella esta noche, que sabes que no es que me caiga muy, muy bien, la verdad sea dicha y que espero sinceramente que odie el pescado porque huele fenomenal.

P: Dime lo mejor y lo peor de ella.

J: Pues no lo sé, ahora no sabría decirte algo concreto.

P: Venga, piensa 30 segundos y me contestas.

J: No me presiones, sabes que no puedo pensar si me presionas, ja, ja, ja.

P: ¿Lo mejor?

J: Creo que es muy atractiva, exteriormente. Es muy elegante.

P: Uaaauu, atractiva y elegante ¿y lo peor?

J: Lo peor ya lo sabes. Es una niña mimada, adinerada, insoportable, pija, posh, barbie y cada cinco segundos se coloca esa melena rubia típica de las California girls.

P: La verdad es que si es un poco pija ¿Crees que le irá bien con este nuevo novio que se ha echado?

J: Ni lo sé ni me importa la verdad.

P: ¿Sabes que se conocieron en Saint-Tropez?

J: Me lo has comentado unas diez veces esta última semana, y siempre te respondo que yo he pasado por Saint-Tropez de motero para ir a San Remo y que no me impresionó lo más mínimo.

P: ¿Te imaginas que tu novio tenga un velero de 15 metros? María no ha tenido mucha suerte con los chicos. A ver si esta vez le va bien.

J: A María le gusta más la cartera de “sus chicos” que “sus chicos”, y así no podrá tener suerte jamás. ¿ Cómo se llama este?

P: Gonzalo y me ha dicho María que mide 1,82, que pesa 72 kilos, que es guapísimo y que practica el submarinismo, la vela, motos de agua o como se llame eso, esquí en agua y golf.

J: Seguro que cuando juega al golf, todas las bolas las tira al lago. Por aquello de recordar tantos deportes acuáticos. Aunque si es tan perfecto, ¿Cómo es que está con María? Seguro que es homosexual o drogadicto o algo raro.

P: Que tonterías dices, seguro que es un chico estupendo. Mi amor, estoy tan orgullosa de ti. Deja que te peine el flequillo. Estás radiante. Y voy a casarme dentro de 4 días con el hombre más maravilloso del mundo. Jamás he sentido algo así por nadie, lo sabes ¿verdad?

J: Yo siento lo mismo, mi princesa. Eres como un amanecer, que cada día me da la vida.

P: Soy muy feliz

J: Y yo más.

P: No, yo más. Ja, ja, ja.

J: Empate. Tablas. Deuce. Fifty-fifty. Ni pa’ ti ni pa’ mi.

P: Ja, ja, ja. Por eso te quiero tanto. Cada día me sorprendes, cada día me enamoras más. Dame un beso mi amor.

15 minutos después… llaman a la puerta del hogar de Patricia y Javier.

Patricia: MARIA, ESTAS GUAPÍSIMA.

María: ¡¡¡¡Patri, cariño tú si que estás radiante!!!!

Patricia y María:

Somos las chicas más atrevidas,

somos las chicas más molonudas

somos las chicas más divertidas

chincha, rechincha si no nos saludas…. ja, ja, ja, ja.

Javier: joder, que nochecita nos espera.

Patricia: Este debe ser Gonzalo.

Gonzalo: Y tú debes ser Patri, la amiga de María.

P: Gonzalo, mira, este es Javier, mi novio.

J: Encantado Gonzalo, pero pasad, pasad, no os quedéis en la puerta.

135 minutos después… Patricia y María están en la cocina.

Patricia: Es monísimo María

María: A que es Johnny Deep total.

P: Te lo iba a decir, es clavadito a Johny Deep. ¿Lo has hecho ya con él?

M: Patri, que cosas preguntas, ja, ja, ja. Hasta el final, final no hemos llegado. Ya sabes que yo para eso soy un poco tonta.

M: Bueno, tampoco es que llevéis mucho. Os conocéis hace un mes más o menos.

P: Si, pero Gonzalo estuvo dos semanas en París por temas de trabajo, osea, que solo hace dos semanas que le conozco.

22 minutos y dos copas cada uno después, los cuatro en el salón acomodados en los sofás.

Gonzalo: ¿Qué música es esta? Me suena mucho

Jaime: The Notting Hill Billies, este disco tiene más de 10 años.

G: Es muy agradable, es como un country muy suave, elegante.

María: Y muy sensual. Ja, ja, ja… ponme un poquito más de Baileys

Patricia: Pues yo no quiero ser menos. Ponme un poco a mí también.

María y Patricia:

Somos, somos, somos, las más bebedoras

Somos, somos, somos, las más fumadoras

Somos, somos, somos, las más pistonudas

Nadie, nadie, nadie, nos verá desnudas. Ja, ja, ja

Javier: Joder, que nochecita.

5 minutos después… tras un largo silencio de 7 segundos de Patricia y María.

Patricia: María, te acuerdas cuando jugábamos a “Yo no he…”

María: Claro que si. Tenía mucho morbo.

P: Gonzalo, Javier, hemos decidido por unanimidad jugar al “yo no he…”

G: Yo no sé como se juega a eso

J: Es una tontería infantil

P: No es ninguna tontería, mira Gonzalito, yo cojo mi copa y digo… “Yo no he…” y después lo que se me ocurra, por ejemplo: Yo no he comido nunca pistachos. Si tu has comido pistachos debes dar un sorbo a tu copa.

G: OK, sencillo. Donde está lo divertido del juego?

P: Se supone que los “Yo no he..” deben ser picarones, vamos, que sean… ya sabes. Empieza María….

M: Yo??? Por qué yo???

P: Venga, empieza

M: Veamos. Mmmmmm. Yo no he… hecho top less

( Ninguno de los cuatro bebió )

Javier: Debes hacer preguntas que puedan responder también los hombres.

María: Yo no he… ido a una playa nudista.

( Bebe Gonzalo )

Patricia: GONZALO, ¿has ido a una playa nudista?

Gonzalo: Suelo ir a una cala nudista cerca de Cannes.

Patricia: Ja, ja, ja y no te has llevado a María a esa cala.

María: PATRI.. JA, JA, JA, JA, sabes que yo no podría hacer eso ni por un millón de euros.

Javier: Joder que nochecita.

Patricia: Javier, te toca a ti por hablar

Javier: Yo nunca he… estado con una profesional. Vamos, que nunca he estado con una puta.

( Ninguno bebe )

Patricia: Me toca porque lo vamos a hacer chico, chica, chico, chica… Yo nunca he… hecho el amor con alguien de otra raza.

( Beben Gonzalo y Javier )

María: JA, JA, JA, estos chicos nuestros son la bomba.

Patricia: Pero Javier, nunca me habías contado eso.

Javier: Sigamos jugando mi vida, luego te cuento.

María: Javier, te toca

Javier: Yo nunca he… besado en los labios a alguien de mi mismo sexo.

( Beben María y Patricia )

Gonzalo: Ja, ja, ja, eso lo tenéis que contar.

Patricia: Pues, pues, ¿Lo contamos María?

María: Yo estoy un poco borrachita, así que por mí puedes contarlo.

P: Pues, María y yo, hace ya unos años, nos besamos para probar a ver que tal sabía un beso de mujer. Éramos niñas. Y así de paso, practicábamos para cuando estuviésemos con un chico. Y no creáis que nos dimos solo un beso, que nos liamos un poquillo, toqueteos y esas cosas.

María: ¿Te acuerdas de aquel día en casa de tus tíos en Vigo?

P: ¿Aquel día si que fue fuerte verdad? Fuimos por la mañana al mercado de La Piedra, nos tomamos unas ostras por probarlas y eso nos levantó el ánimo. Después fuimos a casa de mis tíos pero no estaban. Me preguntaste si ya había besado a Juli, el noviete que me había echado allí ese verano y te dije que no, que ese chico era muy parado y que a mí me apetecía un montón un muerdo.

M: Y yo me acerqué y te pregunté si querías un muerdo. Me dijiste que si era mío, que si. Rocé mis labios en los tuyos. Recuerdo que te habías dado un brillo sabor a mora en los labios.

P: Después nos fuimos al sofá, y nos espatarramos un poco, tal y como estamos ahora. Tu me besaste de nuevo, y tu lengua jugó con mis labios. Te acaricié el rostro, como si fueras mi novio, mi chico y comencé a morder el lóbulo de tu oreja. Mientras, tú comenzaste a desabrocharme la blusa, discretamente, como si yo no notase tus intenciones. Estaba tan excitada que nunca antes había estado tan mojada.

M: Recuerdo que me dijiste: “Esto no está bien, dejémoslo” pero mientras susurrabas, tus piernas se iban separando poco a poco. Puse mi mano en uno de tus pechos, estaba duro como una piedra, siempre quise tener un pecho como el que enarbolabas aquel día. Firme, mirando hacia las alturas, con ese pezón color canela, saliente, jugoso. Me incliné para besarlo, era dulce como una fruta tropical, fresco como un cítrico, suave como la piel de un melocotón perfecto. En ese momento deseaba desnudarte entera, y no pude resistir a poner mi mano en uno de tus muslos. Vestías una faldita escocesa que gustabas de subirte para que tus rodillas pudiesen ser observadas por los chicos. Y como nos miraban.

P: ¿Recuerdas que nos compramos las camisas una talla más pequeñas para que nuestros “melocotoncillos” sobresaliesen? Estábamos deseando salir por la puerta de casa para desabrochar ese botoncillo conflictivo, que dejaba entrever nuestros blancos sostenes de encaje…

Javier: Joder, joder, que nochecita me espera

 

Continuará

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