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Esperando a mi mujer

Esperando a mi mujer

Recibe un sonoro clack y las fotos que dejé en el álbum que abrí con las imágenes de mi mujer para compartirlas con todos y poder al menos así tener la sensación de poder controlar o sentir que aunque sea por este medio soy quien decide a quien le ofrece ella su cuerpo para que me ponga los cuernos cibernéticos con ustedes.

Bueno pero aparte de eso quiero platicar de un amante con el que mi mujercita me estuvo poniendo los cuernos durante mas de un año, el tipo al que me refiero es un mecánico de automóviles a quien he tratado desde hace ya varios años y mi esposa lo conoció en una ocasión en que no pudiendo yo hacerlo, le di su dirección para que fuera ella quien llevara a reparar a su taller el automóvil que le había estado fallando.

Esa noche cuando regrese de trabajar, mi esposa me comentó que desde que la vio bajar del automóvil y durante todo el tiempo en que había estado en el taller, el mecánico se había mostrado excesivamente atento y platicador con ella, y ya por la tarde, en vez de a mi, él le había llamado por teléfono para reportarle el presupuesto de la reparación y aprovechando la oportunidad, invitarla a tomar un café al día siguiente.

Aunque mi primera reacción fue la de simplemente sonreírme y comentar a mi mujer lo inadecuada que consideraba yo la proposición., mirándome un poco más seria me confesó que aún cuando a ella también le había parecido un tanto disparatada la invitación por no imaginarse sentada a la mesa con un mecánico, entendía que quizás involuntariamente había propiciado la confusión cuando ella en un intento por mostrarse un tanto amigable con él, pretendiendo hacerse su amiga para que no me fuera a cobrar en exceso, y el tipo no pareciéndole para nada una persona sucia o descuidada, ella incluso había aceptado cuando él le coqueteara y seguramente había sido por eso mismo que él se había animado a invitarla.

El caso es que aunque mi esposa al notar mi extrañeza por sus ocurrencias, trató de minimizar lo sucedido no obstante que sin decirle yo más nada, simplemente me dispuse a dejarla ver ahora como resolvía el embrollo en que se había metido y no fue con poca sorpresa y ansiedad que pude estar presente al día siguiente cuando por la tarde escogiendo para ponerse una de las faldas que yo mismo le había regalado recientemente y se arregló muy sexy con aquella ajustada y plisada falda corta de color hueso, medias, tacones altos y blusa de botones., y se dispuso a salir para encontrarse con él en una cafetería donde ella le pagaría y recogería su automóvil, bajo el supuesto de que siendo que él ya habría cerrado para esas horas, se lo entregaría. allí mismo para no hacerla regresar al día siguiente.

Incluso recuerdo como al verla salir vestida así de casa y sin que ella me lo pidiera , supuse que lo mejor sería acercarla al sitio donde habían quedado de verse, pues poco me gustaría después enterarme que algún fresco hubiera intentado propasarse con ella durante el trayecto.

Y mientras que conducía yo mi vehículo, al ver lo mucho que esa falda dejaba a la vista, le comenté que esperaba yo que al verla vestida así no le fueran a dar más ideas al mecánico como para no querer que le pagara con algo que no fuera dinero y ella se rió levemente antes de decirme de manera afectuosa que no fuera yo “tontito”.

Resultando que ya después cuando nos encontramos nuevamente, ella notando mi inquietud., divertida aunque también dejando entrever cierto nerviosismo, me contó que estuvieron platicando y cachondeando un rato dentro del lugar y luego salieron del restaurant para que él le entregara el auto, y ya una vez que le hubiera explicado los detalles de la reparación y otras cosas que ella simplemente no entendió, ambos abordaron el vehículo y ahí en la calle la besó en la boca y el cuello repetidamente mientras acariciaba sus piernas y subía la mano por debajo de su falda, en tanto que también se alternaba para meterle mano a la blusa y acariciar sus tetas por dentro del brassiere.

Y aunque en ese momento no me enteré por boca de mi esposa, poco después supe que mi mujer allí en ese momento le acaricio la verga por encima del pantalón que ya lo tenía a reventar, así como también sin oponer mayor resistencia se dejo sacar las tetas para que él jugueteara con ellas por un buen rato, pero hubo un momento en que cuando él se quiso sacar la pija y bajarle a mi mujer los calzones para metérsela ahí mismo, ella si lo detuvo porque tenía miedo de que algún conocido nuestro o alguien más simplemente pudiera pasar por ahí y la viera, aunque le prometió que al día siguiente le daría todo si la llevaba a un hotel.

Tal y como lo dije anteriormente, en un principio yo no me enteré de todo lo acontecido durante su cita., no obstante que desde esa misma noche podía adivinar que algo más había ocurrido, pues por supuesto que cuando ella regresó a la casa, pude notar que venía muy mojada y con su exaltado instinto aún candente, con los pezones un poco hinchados y sensibles por los apretones y mamadas que les había estado dando su amigo mientras que yo convertido en un remolino de sensaciones, en casa la había estado esperando a que regresara, por lo que le esa noche le di una buena cogida mientras me contaba todo lo que según ella había ocurrido y yo sin abiertamente confesárselo del todo sentía que me asfixiaba por el delirio de querer saber todos los más íntimos detalles de su encuentro y gozaba imaginando como hacía sólo unos momentos otro hombre había estado disfrutando de besarla y acariciar todo su cuerpo.

Al día siguiente, supongo yo que no queriendo pecar de directa, pero sin lograr ocultar del todo su ansiedad respecto a su experiencia de la tarde anterior y la posibilidad de un nuevo encuentro, me dijo que de regreso a casa había notado aun cierta falla en el automóvil.

Aunque dada la premura por regresar, había olvidado pagarle a nuestro mecánico y me preguntó si estaba de acuerdo en que fuera ella misma a realizar el pago de sus servicios, dado que se sentiría sumamente avergonzada de que él la viera justo a mi lado después de los avances que ella le había permitido, temiendo incluso pudiera resultar más atrevido en esta ocasión.

Para no usar eufemismos, entendí como de manera muy velada mi mujer me estaba casi pidiendo permiso para ir a encontrarse a solas con él y dejarle hacer lo que quisiera con ella, incluso llevarla a un hotel y entrar colgada de él para que se la cogiera como lo hacen las parejitas jóvenes que no tienen a donde ir para saciar sus ansias sexuales.

Y yo aunque sabía que una vez dada mi aceptación a que ella e encontrara con él nuevamente, de manera más que simbólica y definitiva al acceder abriría una puerta de la que muy difícilmente tendría retorno y eso me ponía sumamente nervioso, era tal mi turbación que casi sentía como si fuera yo mismo el que le pedía que se fuera con él a coger y que se portara como una gran puta cuando lo viera.

Y aunque no lo hice, intoxicado ante la perspectiva de lo que pudiera ocurrir entre mi querida y hasta ese entonces bien portada esposa, casi le hubiera querido pedir e insistir que ella se lo montará y que hiciera de todo lo que le pidiera su nuevo macho mientras que se la cogía.

Total que como si de una experiencia extracorpórea se tratara, después de aceptar hacerme cargo de la casa y llevar a los niños con sus parientes, vi como ella se arregló con un vestido rojo ajustado que le da arriba de la rodilla, con el cual aunque sumamente sensual se ve muy señora pero sexy, dado que al ser bastante ajustado le marca muy bien sus deliciosos y mórbidos muslos al caminar y al contonearse sobre los zapatos de tacón con que lo usaba, perfectamente se distinguía el contorno de las tremendas y redondas nalgas que ella tiene.

Casi sintiendo como si mi corazón fuera a salírseme del pecho, vi como, por si todo aquello no fuera poco, bajo la ajustada prenda se alcanzaban a distinguir las suaves curvas de los diminutos panties que junto con las también bastante notorias jarreteras del cinturón portaligas que ella llevaba puesto y había decidido usar para ir a verlo, siendo estos parte de un conjunto que la había visto lucir para mi apenas en un par de ocasiones antes de aquel día, haciéndome incluso sentir cierto escozor al recordar como sus pantaletas, sin llegar a ser casi una tanga, por lo ajustado de su confección dejaban la mayor parte de sus nalgas al aire.

Y para ser totalmente honesto, confieso que tuve algo de problemas por no pedirle que desecháramos la idea de lo que fuera que hubiéramos estado alucinando, sabiendo que definitivamente al verla así aquel conocido mío no tendría duda alguna sobre las intenciones de mi mujer de entregarse a él, pero por otra parte algo dentro de mi que no alcanzaba aún a razonar, quizás debido al exceso de sangre que se agolpaba en mis dos cabezas, al saber que en vez de tenerme a mi en mente, mi mujer había escogido lucir con algunas de mis prendas y zapatos de tacón favoritos para el tipo que se encargaba de arreglar nuestros automóviles, sabiendo que si las cosas marchaban como hasta ahora, aquella persona pronto gozaría placeres supuestamente reservado sólo para mi.

Y de tan solo imaginar la excitación que aquel hombre podría tener al verla vestida así para él, hacía que se me parara la verga.

Sin embargo logré contenerme y tomar mi placer de fuentes hasta ese día insospechadas para mi y tal como acordamos y después de que ella salió, yo me fui a dejar a los niños, resultándome incluso difícil ir atento mientras que conducía y nuestros hijos me comentaban sobre algún cartel publicitario que anunciaba cosas de las que su “mami” les había prometido comprarles cuando fueran a la tienda y yo en cambio casi no podía concentrarme cuando sabia que tal vez a esa hora, la misma mujer de quien ellos hablaban podría ya estar revolcándose en la cama con otro hombre.

Ya poco más tarde regresé a la casa para tratar de terminar unos pendientes que tenía atrasados y ya casi oscurecía cuando ella me llamó por teléfono y yo estaba tan nervioso que tragaba saliva pesadamente y casi no podía hablar, por lo que sólo le pregunte donde estaba y ella me contestó.

“Todavía me voy a tardar un poquito más mi vida, estoy con tu mecánico y me pidió que te dijera que me había tenido que revisar bajo el capo del motor para checarme y cambiarme el aceite”… Escuche su voz algo melosa y con claro signos de estar algo intoxicada o bajo la influencia del alcohol.

” Y él donde esta ahora?”… Le pregunté…” Tu como estas?”…

“Él esta con un cliente y yo estoy como hacía mucho no me sentía”… Me contestó dejándome aún más intrigado, por lo que le pregunté.

…” P- pero n me dijiste tu??., supuse que te habría”… Luego intente rectificar intentando no ser tan directo y develar la que suponía yo que para ese momento sería mi nueva condición de marido ” engañado” y que se sabe casado con una adultera mujer.

En realidad lo que iba a preguntar era que hacían en el taller si yo suponía que al menos el plan sería que él la llevara a un hotel donde alquilaría una habitación para gozar a mi mujer, pero ella me lo aclaró…”Si , lo sé, se supondría que no estaríamos aquí, pero es que cuando me dijo que le gustaba como me veía vestida toda de rojo y con los zapatitos que me regalaste, y me subió a su oficina…” No terminó la frase

” Y , y estas en su oficina todavía? Que no están también sus empleados allí??… Pregunté algo sorprendido apesadumbrado ante la posibilidad de que alguien más se enterara de lo que podía estar ocurriendo entre mi esposa y aquel hombre, y comenzaran las habladurías sobre su reputación y mi condición de marido imbécil.

“P- pero que haces allí?? Tomaste algo???”… Le pregunté

“Tu que crees??” Me contestó ella nuevamente con un leve siseo en la voz

“No se!”… Le contesté sabiendo lo “amigable” que ella se pone cuando apenas bebía un par de copas y luego añadí …” Sabes que no debe de tomar cuando estas sola” ..

“Bueno , no estaba tan solita , solita y yo no quería pero él a fuerzas me hizo tomármelo” … contestó y luego ya estalló. “Quieres saber que paso ?? , te cuento y no te enojas ¿?”

Sintiendo incluso problemas para jalar aire a mis pulmones, iba apenas a decir o pedirle que fuera cautelosa con lo que me dijera cuando ella empezó ….”Mi vida??., sabes que mi vida? Preguntó.

“Que pasa mi vida? Alcancé a contestar

“Te puse los cuernos que tanto deseabas y como tu querías, porque él no me quiso llevar al hotel y mientras que nos revisaban el carro, se acostó sobre el sillón y me hizo que me le montara encima para meterme su verga hasta que se vino dentro de mi a chorros”

” Pero y sin con..” iba yo a preguntar

“No me dejó ponérselo, me dijo que él nunca usaba y como le dije que apenas era mi primera vez con un extraño, me dijo que confiaba en ti por lo que no se pondría uno de los tuyos que traía en mi bolsa “… Me contestó en tono ciertamente temeroso mi esposa

“Y tu no le dijiste que no?? ” Le pregunté contagiado ya por el casi insultante morbo de pensarme ante las posibilidades de lo que podría ocurrir tras de su ilícito contacto.

“No pude mi vida, ya nunca paró hasta que regó todo dentro de mi y después de que acabo por primera vez., se desquitó conmigo porque me dio dos palos más y me metió la verga como quiso, no pude ni meter ya las manos, me bombeó de nalgas en cuatro patas y parada, y me dijo que si ya lo había dejado que se viniera dentro de mi lo que pudiera haber pasado ya habría pasado.

“El me decía todo tipo de cosas, como que jamás pensó en que tu esposa le fuera a tirar el calzón como lo hice y que en cambio aunque me veía muy decente, en verdad me portaba como una puta y lo iba a dejar seco sin gota de semen, y me dijo que cuando regresara a la casa él te iba a hacer que te sintieras orgulloso por estar casado con una mujer como yo, que sin mayor problema aceptaba convertirse en deposito de otro hombre. Pero te aseguró que todas la veces yo si le pedí que no me fuera a dejar embarazada”…

Por supuesto yo estaba trastornado ya, incluso hasta mareado por la excitación y congoja que las palabras de aquel inculto sujeto me producían., amén de la ansiedad que me ocasionaba siquiera imaginar la posibilidad de que mi linda esposa pudiera regresar a casa impregnada por la semilla de aquel bruto tan caliente pero aunque sentí como mi erección se apretujaba incomoda contra mi pantalón, traté de contener lo poco de calma que aún conservaba.

Y no fue si no hasta el momento en que mi esposa apresuradamente se despidió de mi, anunciándome que alguien estaba subiendo las escaleras que conducían al sitio donde ella se encontraba esperando a nuestro mecánico y tendría que colgar, no sin antes alcanzar a pedirme que recogiera yo mismo a los niños y les explicara a sus familiares que ella había tenido cosas que hacer, pero que yo suponía que les llamaría por la noche o la mañana siguiente si ya era muy tarde cuando llegara a casa, cuando yo comencé a sentir aquella urgencia de colgar el teléfono para disponerme a juguetear con mi encendido miembro que totalmente abultado me pedía algo de satisfacción.

Resultando que al menos dos veces antes de recoger a los niños en casa de los padres de mi mujer y otras dos o tres veces mientras la esperaba a que regresara de su encuentro con el mecánico, me tuve que masturbar para contener mis propias ansias masculinas y aguantar hasta que por fin alrededor de las dos y media o tres de la mañana por fin escuché que su automóvil se estacionaba fuera de la casa.

Y aunque confieso que en distintos momento durante mi larga espera tuve mis serias dudas sobre lo que ocurriría o el modo en que su experiencia alteraría nuestras vidas., ya cuando entró, al descubrir yo el desarreglado estado en que aquel tipo me la mandaba de vuelta, con el cabello bastante despeinado y sus ropas que además de desordenadas, presentaban lo que sin duda alguna supe que serían inequívocos rastros de sus fluidos secándose cerca del escote sobre la tela del vestido.

Y pude notar en mi propia mujer las señales inequívocas del placentero desfallecimiento con que volvía a su casa después de haber sido fornicada hasta la saciedad.

Al verla así, de inmediato dentro de mi pantalones nuevamente se despertó el antojo por estar con ella por lo que aún sabiendo el estado en que ella se encontraba, le pedí que fuéramos a nuestra habitación para así poder yo tener mi turno con ella, caso a lo que más por complacerme a mi que por otra cosa, aceptó pero sin mostrar en realidad mucho entusiasmo.

Ya cuando estábamos en nuestra habitación, me disponía yo a levantarle el vestido, cuando ella me lo impidió y tras darme un beso en la boca, se volteó y fue a subirse a la cama, donde poniéndose de rodillas y de espaldas a mi me dijo que había algo que quería que yo viera y levanto suavemente la tela de su vestido que poco a poco fue subiendo por sus piernas hasta que resbalando ajustadamente sobre las redondeces de sus glúteos, finalmente descubrió ante mi atónita mirada un pedazo de trapo que apretujado entre sus nalgas, parecía suplir de manera improvisada la falta de sus diminutos panties.

Yo apenas pude lanzar una profunda exhalación al contemplar la vista trasera de mi mujer con aquella tela colgando entre sus muslos, pero cuando se empinó sobre la cama y me ofreció la imagen de sus tremendas nalgas levantadas al aire y separando aún un poco más las piernas sobre el colchón, para dejar caer aquel trapo azul que quedó colgando enmarcado entre sus muslos su mancillada intimidad y el cobertor, totalmente empapado y cubierto con una sustancia de aspecto viscoso y olor penetrante, de inmediato entendí que aquel sería algún especie de sórdido presente que a modo de prueba de la conquista sobre el cuerpo de mi mujer, el hombre aquel debería de haberme mandado a casa pensando en que yo lo encontrara.

“P- ero ddd-onnde estan tus…?” Comencé a preguntar cuando ella me interrumpió.

“Me pidió que te dijera que se me habían olvidado en su oficina, pero en verdad me pidió se los dejara para guardarlos en su cajón”… Vino la abrumadora respuesta de mi querida y hasta hacía pocas horas leal y respetable esposa, lanzándome ahora a la cara un aspecto de la situación que no había yo considerado, al imaginar lo que para aquel conocido mío simplemente había significado el que mi mujer le hubiera entregado junto con sus más reservados secretos, también la más intima de sus prendas, que al parecer había ido a parar dentro de alguno de los cajones de su escritorio, donde confundida entre los demás “trofeos” que guardaría junto con los de algunas otras de sus promiscuas amigas.

Y esto lo sabía yo por que habiéndolo conocido ya por algún tiempo, sabía por algunos de sus empleados que a él le gustaba coleccionar esa clase de pruebas intimas, e incluso luego se las enseñaba a otros clientes y amigos, vanagloriándose especialmente cuando además de todo lograba conseguir aquella clase de prendas intimas si se trataba de que, como era el caso de mi mujer, estas habían sido usadas por las novias o esposas de alguno de sus confiados clientes.

Y por el simple saberlo, me hizo estremecer ante la mera idea de imaginar cuantos hombres en las semanas por venir tendrían el placer de contemplar las diminutas pantaletas que mi mujer había usado en aquella ocasión, mientras que él los deleitaría relatándoles como era que él me conocía desde hacía tanto tiempo, sin haber por ello sido esto impedimento alguno para aceptar las insinuaciones de mi mujer que tan fácilmente se entregó a él.

“Le pedí que me dejara usar su baño para limpiarme, pero en toda la tarde, poco después de que colgamos, no me dejo ya salir de la oficina y lo único que me dejo ponerme fue este trapo para que no me regara tanto y mientras lo esperaba a que terminara de atender a algunos de sus clientes o amigos, no se fuera a manchar el sillón de su oficina” Continuó diciéndome mi mujer, mientras que yo acercándome un poco más a su retaguardia, pude percibir la simiente de aquel hombre desbordándose fuera de la hendidura de mi mujer y embarrándose todavía un poco más sobre la parte interior de sus muslos.

Presa absoluta ya de aquella lujuria y absorto ante el decadente espectáculo de ver a mi propia mujer, postrada sobre el mismo lecho que noche a noche compartía conmigo, ofreciendo ante mi para inspeccionar, la contemplación de su glorioso trasero embarrado con las muestras de esperma de aquel hombre que parecían ya estar secándose sobre su piel, mientras que todavía entre sus piernas algunos hilillos de su semen se escurrían fuera de su cuerpo hacia sus medias., ya fue demasiado para mi y como un poseso me monté sobre la cama y la volteé para acomodarla de espaldas sobre el colchón, al mismo tiempo en que de un tirón le desprendía aquel improvisado tapón que había ido introducido en su orificio, supongo yo que más que por evitar que se fuera a manchar el vestido de mi esposa o el sillón de aquella oficina, en realidad había tenido como finalidad, la de contener durante el mayor tiempo posible dentro del cuerpo de mi mujer los espermatozoides y aumentar así el riesgo de poder embarazarla.

Sin mucho batallar , pronto entendí a lo que aquella expresión de remover el cremoso batidillo de crema, se refería, pues aunque poco sentí las paredes del túnel amor de mi mujer, toda aquella crema depositada por aquel macho dentro de su interior, parecía querer salir a mi encuentro y embarrarme con ella toda mi erección, incluso haciendo algunos húmedos sonidos al deslizarme hacia adentro y afuera de su feminidad., y mojando muy pronto también mis testículos, que comencé a sentir un tanto pegosteados con aquella sustancia.

Yo, mientras trataba de palpar y registrar dentro de mi cabeza, cada centímetro e instante de aquella experiencia, contemplaba el rostro de mi mujer que al menos en esa noche después de tantos años, me parecía resultar del todo nuevo., aunque distinguía que era la misma dama con que me había yo casado y decidido que era la persona correcta, dechado de pureza y virtudes para convertirse mi esposa y madre de mis hijos., también pude notar en sus ojos la apariencia de una nueva persona a quien nunca había sospechado conocer, transformada tan sólo en el transcurro de una sola tarde, en una adultera mujer, que había decidido abandonar para siempre el camino de la fidelidad y honestidad, para junto con mi orgullo de marido respetado, perder mi dignidad y aceptar lo que pudiera venir de aquella primera vez de ella con otro hombre.

Mientras continuaba bombeando y sintiendo el semen de aquel otro hombre cubriendo todo mi pene, fije la vista en su escote de su vestido y la deliciosa porción de sus senos que quedaban a la vista y pude ya ver bien aquellas salpicaduras de color grisáceo que se habían secado sobre la tela, mientras por la mayor parte visible de que aquellos tiernos pechos donde mis hijos se habían amamantado y tomado sus primeros alimentos, aparecían algunas costras de semen ya seco sobre su delicada piel.

Y me hacía pensar que in duda alguna aquel nuevo hombre en la vida de mi esposa, habría probado a acomodar su verga entre aquel encantador par de senos hasta vaciarse por completo sobre ellos, sin importarle mucho como quedaría todo embarrado depuse de que él lo hubiera hecho.

Todo aquello me tenía ya al borde del clímax, aún cuando no podía sentir mucha presión del vagina de mi mujer sobre mi órgano, por lo que intenté moverme aún con más ímpetu, pero sin lograr mejores resultados, hasta que mi mujer tomándome por la nuca me acerco hacia su hombro y tras darme un suave beso en la mejilla llevar sus labios a mi oreja y susurrar.

“Eres muy lindo mi vida, ven con mami y riégala toda” Fue lo primero que la escuche decir con voz rasposa antes de darme otro suave beso y tomarme por la espada para acercarme más hacia su cuerpo en la siguiente embestida.

“Te gustó?? verdad zorra??”… pregunté aunque sin realmente haber querido ser rudo, dejándome llevar por el momento y luego para intentar suavizar mis palabras añadí… ” Te estuve esperando toda la noche para ver como regresabas, pero tu nada que aparecías., de seguro que estabas con tu mecamiquito ese dándole la cogida de la vida verdad?…

“Siiiii., estaba con él mientras que tu me esperabas aquí y yo te agradecía por ser tan compresivo y dejar que fuera con él para que me cogiera con su cosota!”…

Yo al escuchar sus palabras le gruñí… ” Te gustó verdad??., te gustó que te cojiera y hasta de seguro te ha de haber pedido que volvieras a verlo., verdad cabronaaaa!”

…”Si, me pidió que le llevara el carro la semana que entra, pero que no fuera contigo para que me presentara a un amigo tuyo” …me soltó la repuesta.

Yo me sentía nuevamente intoxicado por el placer al escuchar sus suaves refiriéndose al acto cometido y quería que aquel momento fuera eterno y no terminara nunca, pero ya me sentía colapsar pero de todos modos pregunté. …”Sabes que para el esto no es romance verdad, tu solo eres una más de las p…”

…”Putonas. mujeres de alguno de sus clientes ??” terminó ella de hacer la pregunta y contestó….” Si, lo sabía y se que sólo soy una más de las que él ha tenido, pero no importa por que me gusto mucho aunque no sabía si a ti te pudiera gustar saber que otro hombre tuvo que venir a darme lo que tu no me das”

Sus insólitos comentarios me hacían sentir como si me fuera casi imposible respirar y lo único que alcance a pedir fue…”Como es??”

” Tu no te apures por mi, mi vida que a mi ya me cogieron bien toda la tarde y apenas te puedo sentir que estas dentro de mi”….

Vino la última respuesta al momento en que un sobrecogedor orgasmo recorrió todo mi cuerpo y me hizo lanzar dentro de su ser mi pesada carga., al tiempo en que yo me desfallecía sobre su cuerpo y ella me acariciaba el cabello

“Así papi, que lindo dámelos todos que te quiero hacer otro bebito”… me susurró al oído produciéndome todavía un último atisbo de ansiedad al pensar en la posibilidad de que efectivamente en ese momento que mi semen se mezclaba con el de otro hombre que había estado con ella esa misma tarde y parte de la noche, pudiera ocasionar que se embarazara.

Ya poco después mientras que nos acodábamos para dormir y yo aún algo atarantado por todo el cúmulo de sorpresas y situaciones vividas durante la jornada, me comentó si de verdad no me había causado más molestia lo ocurrido.

Y yo le contesté que nunca se lo reprocharía aunque si me encontraba algo confundido aún para recapacitar sobre los hechos., y así mismo le pregunté si ella tenía algún remordimiento.

“No , no es por eso, si no que en verdad me dijo que quería volver a verme y quería saber si no te molestaría a ti que yo fuera a verlo de vez en cuando”… Preguntó mi transformada esposa, dejándome muy claro que fuera lo que aquel hombre le hubiera hacho durante su cita, a ella le había cambiado el sentido de algunas prioridades y quisiera lo o no, pronto tendría yo que aprender a vivir con el hecho de vivir casado con una mujer tan sensual y golosa de sexo.

Bueno, pero ya me tengo que ir y luego te cuento mas de lo que ocurrió después , porque este amiguito de mi esposa se la estuvo montando durante poco mas de un año y aunque al principio ella iba a visitarlo una o dos veces al mes,.al poco tiempo sus visitas y las llegadas tarde a casa por descomposturas en el auto de mi mujer, se fueron haciendo más frecuentes, hasta que llegó un momento en que mas o menos, salía con él una o dos veces por la semana y si importar si acaso era sábado , yo me tenía que hacer cargo de los niños y aprovechara los fines de emana que no quedaban libres para acompañarla a ir de compras.

Y todo esto comenzó a ocurrir súbitamente, sin poder detener yo ninguno de los acontecimientos cuando de pronto ella comenzó a cambiar un poco de vestuario, comprándose zapatos de tacón que únicamente destinaba para usar cuando lo iba a ver, pues decía que aunque a él le gustaba mucho como se veía al caminar con ellos, para ella eran algo cansados e incómodos de usar dado lo elevado del tacón y el exceso de atención que recibía por parte de los de otros hombres o amigos con quienes él la presentaba, y que sin el menor empacho parecían querer desnudarla con la mirada al verla calzada con los mismos y las faldas cada vez mas ajustadas y cortas o vestidos que se ceñían a su cuerpo de manera cada vez más descarada y que ella usaba para complacerlo.

Mientras que todo esto ocurrió, yo opte por dejar comprara un automóvil nuevo y evitarme así la situación de tener que ira encontrarme con las miradas o posibles comentarios de sus empleados, pero sin animarme a intervenir en la nueva vida de mi mujer como amante de tipo este, incluso llegando a tolerar el momento en que ya sospechando que mi mujer lejos de permitir únicamente a él la posibilidad de tomarla para su propio placer, tres o cuatro veces en que ella no regresó a casa si no hasta la madrugada del lunes pues él la había regalado algunos trajes de baño o ropa más atrevida pero con la única condición de que los usara durante el fin de semana con él y en compañía de los amigos que los acompañaban a aquellos viajes.

Después ocurrieron más situaciones , pero por lo pronto quise contar como había comenzado todo., esperando y pidiendo por favor saber si conoces a alguien en una situación similar a la mía, pues me gustaría saber de él y quizás entablar comunicación .

Todo cambio sin poder detener yo ninguno de los acontecimientos cuando de pronto ella empezó a cambiar de vestuario, comprándose zapatos de tacón que únicamente usaba cuando lo iba a ver, pues decía que el exceso de atención que recibía por parte de los hombres la incomodaba, ya que parecían querer desnudarla con la mirada al verla calzada con los mismos y las faldas cada vez mas ajustadas y cortas que de manera cada vez más descarada ella usaba para complacerlo.

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