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Camino de Santiago I

Camino de Santiago I

El camino Francés (es el más importante) La ruta de la plata La ruta del mar

La peregrinación a Santiago de Compostela se remonta al año 950 con la llegada a Santiago del Obispo Francés Godescalco de Puy considerado como el primer peregrino.

Mi presentación: soy un chico de 24 años, mi nombre es Carlos y natural de la ciudad de Burgos, de complexión tirando a fuerte, estatura 1,69 metros y más bien feo (según dicen) pero realmente simpático (en cuanto me conocen se prendan rápidamente de mí) me gusta mucho el deporte y sobre todo caminar, procedo de una familia tirando a pobre pero que se permitieron el que yo estudiara la carrera de medicina la cual acabo de terminar y con muy buenas notas. Para celebrarlo he decidido realizar el CAMINO DE SANTIAGO lógicamente por la RUTA FRANCESA.

Soy una persona que utilizó todas sus energías en estudiar, NO soy VIRGEN, pero al sexo mientras duraron mis estudios siempre lo dejé en segundo plano pues mi objetivo prioritario era finalizar la carrera lo antes posible, por lo cual, actualmente tengo un hambre de sexo descomunal y cuando delante de mí pasa una señora o señorita (me da exactamente igual) sólo veo unas tetas y un coño andante.

Antes de realizar el CAMINO DE SANTIAGO me tracé un plan:

1º Portaría solo una muy pequeña cantidad de dinero por si se presentaba una emergencia imposible de solventar. 2º Realizar la peregrinación por etapas y tratar de aprovechar todo lo que se me presentase por el camino, prestar mis servicios como médico o cualquier otra cosa. 3º Con la prestación de mis servicios tratar de follarme a todas las que se me pusieran a tiro y a ser posible sacar un dinerillo extra.

Trazado el plan, me vestí con la ropa reglamentaria del típico peregrino, me coloqué la mochila a la espalda, cogí el bastón y… a caminar. Era el 2 de Julio de 1993. Año Santo Compostelano.

ETAPA 1ª: de Burgos a Frómista.

Este recorrido consta de 60 Km. Y pasa por los pueblos de Tardajos, Hornillos, Castrogeriz e Itero del Castillo, pues bien, hasta Hornillos caminé más solo que la una pero a la salida del pueblo, me encontré a dos chicas que también estaban en peregrinación, nos presentamos y ellas son: Elena, rubia, de 34 años con un cuerpo macizo, muy buen culo y unas tetas tremendas, muy simpática y dicharachera, me dio la sensación de que era un poco calentorra, unas horas más tarde me lo demostraría. La segunda, Sonia de 27 años, muy morena más bien bajita no tenía el cuerpo espectacular de Elena y a primera vista tampoco podría juzgarla pues en la forma que vestía no se podía apreciar absolutamente nada, muy seria y bastante distante, era la contra moneda de su amiga. Ellas al conocer que yo era médico y que también estaba haciendo el camino, quedaron gratamente sorprendidas y me propusieron hacer algunos kilómetros juntos.

Poco antes de llegar a Castrogeriz pasa un riachuelo llamado Garbanzuelo y a sus orillas están las ruinas del convento de San Antón las cuales son impresionantes. Sonia dijo que quería hacer una inspección de las ruinas pues ella es arquitecto, mientras Elena y yo nos fuimos al riachuelo, al recorrer unos metros encontramos un pequeño ensanche el cual permitía darse un baño, todo el entorno estaba absolutamente desierto por lo que Elena sin pensarlo dos veces se puso en pelotas y ¡zas! De cabeza al riachuelo. A pesar de estar a mediados de Julio y con un calor de justicia resulta que el agua estaba tremendamente fría y al ratito salió tiritando de frió y me pidió le diera un masaje. A mí me cogió de sorpresa debido a que no me había enterado que se metiera al agua y menos en pelotas pues me había tumbado en la hierba y casi estaba dormido. Al ver aquellas tremendas tetas delante de mi nariz, mi polla se puso a mil, ella se tumbó en la hierba y me pidió le masajeara la espalda, yo solícito me coloqué sobre ella y comencé una fricción profunda sobre sus hombros y omoplatos bajando muy despacio a lo largo de su espalda hasta el comienzo de las nalgas, luego fui subiendo lentamente por los costados con la idea evidente de tocar disimuladamente sus tetas, en cuanto llegué a ellas se las friccioné ligeramente por los lados muy prudentemente por si ella decía algo o se oponía, pero para mi sorpresa, ella se apoyó en los codos elevando el busto por lo que dejó sus tetas a mi disposición, sin pensarlo pasé mis manos hasta sus pezones los cuales tenía duros como piedras, no sé si por lo fría que el agua estaba o por el masaje que le estaba propinando, al poco rato comenzó a emitir pequeños gemidos lo que me animó a quitarme el pantaloncito que tenía puesto y quedarme en pelotas al igual que ella. Ella se giró y me ofreció lo mejor de su humanidad. Sus tetas eran para volver loco a cualquiera, los pezones medían más de 2 centímetros de largo y casi otro tanto de diámetro con una aureola perfectamente proporcionada de un color marrón oscuro, su cintura de avispa, vientre totalmente plano, unas caderas rotundas y… en medio ¡Qué monte de Venus! Igualito a un bosque muy bien poblado, su pelo rizadito y de un color ni rubio ni negro, no sabría definirlo, sus labios vaginales estaban ligeramente abiertos e hinchados y en la comisura superior asomaba la punta de su clítoris, por la abertura de su rajita se empezaba a ver el brillo del flujo vaginal. Después de esta contemplación puse mi boca sobre sus tetas y me dediqué a chupar como sí fuese un bebe, los pezones me volvían loco los rodeaba con mi lengua y le daba pequeños mordisquitos, ella oprimía mi cabeza sobre sus tetas y se retorcía de placer, dejé sus tetas e inicié un largo paseo hacia el objetivo final, pasé mi lengua despacito por todo su vientre y se la metí en su ombligo que lo tenía como una pequeña almejita, luego llegó el plato fuerte, cundo mis labios entraron en contacto con su coñito, éste estaba totalmente empapado, el olor que desprendía era sublime, fuerte y penetrante, los labios estaban totalmente abiertos y el clítoris rojito y tieso como mi polla. Se lo cogí con mis labios y empecé a chupárselo suavemente, con mi lengua le daba pequeños toquecitos, mientras introducía en su interior dos de mis dedos los cuales entraban y salían muy suavemente, ella comenzó a gritar y a convulsionarse al punto que tuvo un orgasmo que la dejo medio desmayada yo seguí acariciándola con mi lengua y dedos dulcemente y en cuanto reaccionó cogió mi polla y se la metió en su boca, me hizo una mamada ligerita (sólo para tomarle el sabor) pues me dijo que no aguantaba más y la quería toda dentro de su chocho, yo como buen chico obedecí y aunque mi polla es más bien pequeña su coño se adaptó a ella al igual que un guante, me es imposible describir el mecanismo de sus músculos vaginales, me producían una especie de succión hacia su interior y simultáneamente estos apretaban sobre ella en círculos, ahora arriba, ahora abajo, parecían coger la cabeza de mi polla y tirar de ella hacia su interior a tal punto que no pude más y en unos segundos emití un grito fenomenal. Me corrí como un semental, le metí más semen en su interior que agua llevaba el riachuelo pero mi pollita a pesar de todo siguió tiesa como un poste de teléfono, ella al verla se asombró e inmediatamente giró sobre sí misma, se puso a cuatro y me pidió se la metiese por el culo, metí dos dedos en su coño y a continuación se los fui metiendo poco a poco en su culo el cual se dilató de inmediato, entonces apoyé la cabeza de mi polla en la entrada de su agujero y de un pequeño empujón de mis caderas le entró hasta los cojones, iniciamos un mete saca desenfrenado mientras mis dedos de la mano derecha masajeaban su clítoris con la izquierda amasaba sus hermosas tetas. De unos matorrales cercanos me llegó un gemido apagado, era Sonia, estaba espatarrada en el suelo con dos dedos metidos dentro de su coño y corriéndose como una loca, yo al verla me excité tanto que de inmediato empecé a correrme de nuevo y Elena al sentir mi semen caliente en su recto empezó a correrse de una forma tan prolongada que momentáneamente perdió el conocimiento. La recosté suavemente sobre la hierba, dulcemente la besé en sus labios y ojos, ella los abrió y me besó, su sonrisa era encantadora y me dijo…

Creía que los hombres tenían que tener una gran polla para hacer feliz a una mujer y que equivocada estaba, las hay pequeñas, que pueden hacer maravillas, sabiendo utilizarlas. Hoy me has hecho totalmente feliz.

Y Sonia, le dije ¿La viste?

Sí, estaba entre los arbustos y se hizo una paja monumental.

¿Ella es lesbiana?

No, no, al contrario estoy segura que la harás muy feliz pues ella tiene pánico a los tíos con pollas grandes, la paja que se hizo fue a la salud de tu polla y a partir de ahora buscará la forma de follarte ella a ti.

Acordamos pasar la noche en las ruinas del Convento por lo cual preparamos el campamento y ellas prepararon la cena para los tres, mientras cenábamos yo miraba descaradamente a Sonia y ella se sonreía, estaba desconocida cambió de antipática a jovial y dicharachera, hablaba por los codos y por cualquier tontería se partía de risa. Se levantó a buscar no sé qué y Elena se me acercó y me dijo…

¿Cómo te encuentras? ¿Estas preparado para soportar otra función? Nunca vi a Sonia en el estado actual puedo asegurarte que esta salida.

No te preocupes, puedo sorprenderos a ambas.

Llegó Sonia y me dijo…

Oye Carlos ¿Podrías acompañarme al río? Quería lavarme un poco y tengo miedo yo sola.

Ningún problema le dije.

Elena me guiñó un ojo muy pícaramente y se sonrió maliciosamente, a mí me dio la risa y seguí a Sonia. En cuanto llegamos al río, Sonia muy parsimoniosamente comenzó a desnudarse (a pesar de ser de noche la temperatura era tremendamente agradable, la típica noche del mes de julio) cuando se quedó en bragas y sujetador yo alucinaba, ella era bajita, pero su cuerpo tenía unas curvas que mareaba sólo verlo. Era un cuerpo divino, totalmente proporcionado, sus tetas ni grandes ni pequeñas ¡Justitas! La cintura de avispa y el culo respingón dentro de unas caderas como la panza de un ánfora. Cuando se sacó el sujetador y las braguitas aluciné de todo, los pezones los tenía totalmente erectos, preciosos, casi negros en el centro del redondel de sus tetitas con el tamaño justito para mamar hasta el infinito y su coño un verdadero matorral de madreselva totalmente negro en una proporción envidiable. Me acerqué, la atraje hacia mí y la besé en sus labios ella me devolvió el beso abrió su boca e introdujo su lengua en la mía, nos la chupamos mutuamente, la recosté suavemente sobre la hierba de la orilla del río y seguíamos besándonos, mis manos acariciaban todo su cuerpo, que gusto pasarlas sobre su culito respingón, qué gusto acariciar sus caderas de ánfora, pero qué gusto nos dio a ambos cuando con mi boca cogí uno de sus pezones, mis manos paseaban todo su cuerpo, acaricié dulcemente la parte interna de sus muslos (eran de terciopelo) ella suspiraba y gemía, cuando llegué a su chochito lo tenía totalmente encharcado, ella se giró, me quitó el pantalón y los calzoncillos y con su boca cogió mi polla, se la engulló de un bocado totalmente, al mismo tiempo yo metí su rejita en mi boca, mi lengua trataba de introducirse todo lo posible en su agujerito, chupé su clítoris con devoción y simultáneamente nos corrimos los dos, ella con sus muslos me apretó la cabeza al punto que creí ahogarme, al mismo tiempo ella se ahogaba con mi semen. Dulcemente seguí acariciado su chochito y ella daba pequeñas lamidas a mi pene que seguía igual de tieso (ese era mi secreto, podía correrme tres o cuatro veces sin que el animalito se bajase) entonces dio un salto se puso a cuatro y me dijo…

En el culo al igual que Elena.

No me hice de rogar se la enfilé y de un golpe certero toda adentro, iniciamos un mete saca delicioso, cuando estaba más calentita se la saqué y con otro golpe certero toda dentro de su chochito, entonces inicié un intercambio de agujeros, un poco arriba, otro poco abajo, otra vez arriba y abajo hasta que ella empezó a jadear y a soplar, entonces me gritó…

Por Dios córrete, córrete, en mi culo ya ¡Te lo suplico!

Nos corrimos los dos simultáneamente, los dos gritábamos como condenados y caímos desmadejados. El polvo con Elena había sido formidable pero con Sonia fue superado con creces.

Sonaron unos aplausos, era Elena…

En mi vida vi un polvazo semejante.

Quieres unirte a nosotros, dice Sonia

Por qué no, estoy más caliente que una burra salida ¿Aguantaras un poco más Carlos?

No imagináis hasta donde yo puedo aguantar.

Total que pasamos los tres follando toda la noche y no sé cuándo, me quedé dormido. Me desperté por el calor del Sol era casi medio día y estaba solo, en principio pensé si todo lo que había pasado pudiera haber sido un sueño, más cuando cogí mi mochila de uno de sus bolsillos sobresalían dos billetes de 10.000 pesetas cada uno y una notita que decía: Te estamos agradecidísimas las dos y como los tres buscamos aventuras, algún día nos encontraremos. Chao Carlitos. Muchos besitos de Elena y Sonia.

¡¡¡Pues no fue un sueño!!!

Se pude decir que la primera etapa de mi peregrinación fue maravillosa ¿Qué pasará en las siguientes?

ETAPA 2ª: de Frómista a Sahagún.

Este recorrido es de 55 Km.: Pasa por los pueblos de Carrión de los Condes, San Zoilo, Lodigos y Sahún. Salí de Fromista bastante temprano, solo pero muy contento, en principio todo parecía marchar bien, más dinerillo en la mochila y el cuerpo más que satisfecho. A las 19 horas ya había rebasado el pueblo de Lodigos y me encontraba muy cansado, bajo un grupo de árboles me tumbé a descansar y me quedé dormido, de pronto me desperté debido a que alguien me estaba zarandeando y me decía algo. Abrí los ojos y vi a una señora de edad indefinida (parecía mayor) me decía que aquello era una propiedad privada y que allí no podía estar, luego de explicarle que yo era un peregrino haciendo el Camino de Santiago, buena persona y de profesión médico, la señora pareció meditar un rato y me preguntó si lo de medico podría demostrárselo, yo no tuve inconveniente alguno, le mostré mis papales y la señora muy satisfecha me pidió la acompañase a su casa que estaba justo al otro lado de los árboles. Me dijo que era viuda desde hacía 5 años y tenía una hija de 17, la cual se encontraba un poquito indispuesta y si le podía echar un vistazo ya que me encontraba allí, por supuesto que no puse el menor inconveniente y además estaría encantado de ayudarlas. La casa era de construcción rústica pero bastante moderna se notaba que quienes allí vivían no eran ricos pero tampoco tendrían demasiados problemas con el dinero.

Llegamos a casa y me condujo a la habitación de su hija la cual estaba en cama y parecía dormida, no hizo el más mínimo movimiento.

¿Qué tiene su hija señora?

Pues desde hace algunos días se marea y tiene fuertes sofocos, también algunos vómitos.

Sufrió algún desmayo.

Pues no.

Que carácter tiene ¿Es dulce? ¿Huraña? ¿Cómo es ella normalmente? (Esto me interesaba a mí especialmente)

Ella es una niña normal, de carácter alegre y muy bulliciosa.

¿Tiene novio o sale con algún chico?

Pues no, los hombres que hay por estos alrededores son todos bastante mayores.

Bien, dejémosla dormir y mañana con calma la veremos ¿Le parece señora?

Sí desde luego ¿Quiere usted algo de cena?

Le estaría tremendamente agradecido, tengo un hambre feroz.

Bien cenará usted conmigo y luego le mostraré la habitación que podrá ocupar hasta mañana ¿Le parece bien?

Muy bien señora. Mi nombre es Carlos.

Llámeme Adela.

Adela preparó una cena ligera pero muy buena y abundante, luego de cenar me mostró una habitación que casualmente estaba situada 2 metros más adelante de la de ella y en el lado contrario del pasillo, me acosté y dormí como un leño hasta que ella me despertó sobre las 9,30 horas. La habitación tenía un pequeño baño incorporado, después de asearme, me acerqué hasta la cocina para saludarla y desayunar.

Mi sorpresa fue mayúscula al ver a Laura, su hija, alta, tendría una estatura aproximada de 1,74 metros, muy morena con un pelo color caoba en una cara con unos ojos intensamente azules, vestía una camisa bastante ajustada donde resaltaban altaneros unos pechos impresionantes apuntando hacia delante como dos obuses, una cinturita estrecha y unas caderas y un culo cubiertos en ese momento por un pantalón vaquero ajustadísimo, que lo hacía resaltar de una forma impresionante, por la forma en que el pantalón marcaba las piernas estas tendrían que ser como dos columnas griegas pero lo que más me llamó la atención era cómo el dichoso pantalón se le introducía en su rajita, la verdad es que tuve verdadera envidia del pantaloncito. Ella se dio cuenta del examen al que en un momento la sometí y se sonreía con cierta malicia. Adela nos presentó y cuando su mama le dijo que yo era médico a ella le dio la risa y dijo que no podía ser, que no había médicos tan feos y pequeñajos, yo con mucha sorna y muy serio le dije que los médicos feos y pequeñajos se habían creado para las pacientes impertinentes. Por primera vez vi una ligera sonrisa en el rostro de Adela. Por cierto que no describí a la Adela, como he dicho antes, parecía una señora mayor, pues bien, aparentaba unos 45 o 48 años (en realidad tenía 37) por la forma de vestir y lo muy quemada del sol que tenia la cara, aunque esta mostraba unas facciones muy agradables y sus ojos también intensamente azules, de una estatura igual o superior a la de su hija (yo al lado de ellas me sentía un poco enano) su ropa no decía nada en absoluto de su cuerpo, vestía una camisa muy holgada y larga sobre unas faldas también muy holgadas y largas casi hasta los pies, todo el conjunto de color negro, en principio de ella no se podría decir nada más.

Adela, luego de desayunar, me pidió que reconociese a su hija, tenía que ir al pueblo y de paso podría traer alguna medicina que pudiese necesitar. Nos fuimos a la salita y pedí a Laura se recostara en el sofá que allí había. En mi mochila portaba lo imprescindible de cualquier médico un estetoscopio y algunas cosas más. Me coloqué el estetoscopio y procedí a tomarle la tensión la cual estaba bastante alta, delante de su madre le ordené se sacara la camisa para poder realizar una exploración superficial (verle las tetas pues no tenía puesto el sujetador) ella muy roja de vergüenza no se atrevía, su madre la animó diciéndole que yo no era más que el médico por lo que no debería sentir vergüenza, ella se quitó la camisa y yo tuve que hacer verdaderos esfuerzos y ejercicio mental para no descubrir que desde hacía mucho rato conocía la enfermedad de la niña, ésta andaba más salida que una burra, delante de mí quedaron dos tremendas tetas apuntándome con sus pezones totalmente erectos. Delicadamente puse mi estetoscopio sobre el derecho luego sobre el izquierdo y dando gracias a Dios porque, entre la dimensión de mi polla y los pantalones que tenía puestos no se notaba demasiado que estaba a mil, no obstante me dio la sensación de que Adela sí lo notó. Le ordené darse la vuelta con la disculpa de explorar su espalda, (más bien era para tratar de calmarme) Le pregunté en un punto determinado si le dolía al presionar (yo sabía que al presionar en ese punto concretamente sí dolía, produce como un pinchazo) ella se retorció de dolor lo cual preocupó a su mama y me preguntó si era grave a lo que contesté que no, sólo era un punto de frío que había cogido, claro dijo…

Adela estos días anda tan ligerita de ropa que no me extraña.

Le receté una crema y unas pastillas (que no tenían contraindicación de ningún tipo) diciéndole que las pastillas eran para hacer bajar la tensión y la crema para su espalda.

Adela muy satisfecha me dijo…

¿Doctor tiene Ud. Prisa? ¿Quiere quedarse con nosotras un par de días, si no le es demasiado molesto? De esa forma podrá descansar un poco más y egoístamente me vigila a la niña.

Con una condición Adela que dejes de tratarme de Ud. Y que la niña no se burle de mí.

Adela acepto encantada y la niña partiéndose de risa me dice…

Ah, doctorcito eres feote y pequeñajo pero encantador y simpático, te prometo que me portaré bien contigo y sin enterarse su madre, me guiñó un ojo pasando la lengua por los labios, de una forma tremendamente sensual.

Adela se marchó al pueblo y nos quedamos solos Laurita y yo, ella me propuso dar un paseo por la finca que poseían, esta era enorme, en cuanto llegamos al grupo de árboles del día anterior ella se sentó, dijo para descansar un rato, al sentarnos me dijo…

Si yo estuviese sola me quitaría el pantalón, no sabes cuánto me molesta.

Por mí te lo puedes quitar, recuerda que soy médico y no me va importar en absoluto.

Pero ahora no me estas examinando.

Un médico lo hace siempre (sobre todo yo, ya lo creo que sí)

Ella ni corta ni perezosa va y se lo quita quedándose en braguitas aunque semi tapadas por la camisa. Desde luego con sus piernas no me había equivocado, las tenía preciosas y muy morenas me dijo que como normalmente no había nadie por los alrededores acostumbraba a pasear en bragas por el campo, ella se recostó hacia atrás y cerró los ojos, yo sin pensarlo y sin poder resistir la tentación voy y le doy un ligero beso en la comisura de sus labios, ella no reaccionó entonces la besé un poco más intensamente y ella dando un suspiro echó sus brazos a mi cuello, abrió la boca y por poco se come mi lengua por el chupón que en ella me propinó, nuestras lenguas se engancharon entre ellas y mi mano derecha ya no sabía a quién atender si a sus tetas o a su coño sobre las braguitas, le quité la camisa, cogí sus pezones con mi boca y alternativamente pasaba de uno al otro sin transición, bajé con mi lengua por su plano vientre y le saqué las braguitas ¡Qué coño más delicioso! Un monte de venus con un pelo negro y ensortijado, muy fino, los labios vaginales gordezuelos y semi abiertos ya muy mojados, pasé dulcemente mi lengua sobre ellos, ella, al sentirla dio un respingo, levantó las piernas y con sus manos me cogió por los pelos de la cabeza y se puede decir que me la incrustó totalmente en su coño ardiente casi me deja sin respiración, me solté un poco no sin esfuerzo y comencé a pasar mi lengua dulcemente por toda su rajita, ella mugía de placer pero en cuanto cogí su ardoroso y excitado clítoris entonces fue la hecatombe, empezó a dar rugidos y a correrse, pensé se moriría de placer, quedó medio desmayada y yo seguí acariciando con mucho mimo su chuchita, ella abrió los ojos y me dijo…

Ven desnúdate (yo estaba todavía vestido, no había tenido tiempo de quitarme nada) No me dio tiempo a desnudarme por mí mismo, se levantó como una flecha y desesperada me rompió la camisa, al pantalón poco le faltó me bajó el calzoncillo y de entrada la noté un poco decepcionada (el tamaño claro, 13 centímetros aunque más bien gordito) pero de inmediato y sin pensárselo se lo tragó totalmente, yo estaba de pie y ella de rodillas delante de mí estaba alucinado viendo a que velocidad mi pene entraba y salía de su boca de vez en cuando paraba y daba unos lametones a mi glande que me ponía la piel de gallina, me entró un escalofrío a lo largo de mi espalda y de improviso le largué una descarga que le llegó directamente al estómago, como era la primera vez soltó mi polla a toda pastilla pero como las descargas continuaban entre arcadas de ella y la risa que a mí me dio le puse la cara perdida toda llena de chorretones no le quedó nada sin crema, la frente, pelo, orejas, ojos, todo. Con mi camisa rota la limpié cuidadosamente llenándola al mismo tiempo de tiernos besitos fui con mi boca glotona otra vez a su conejito y ella se fijó que mi pene seguía exactamente igual de empinado entonces me pidió que se la metiera, me puse sobre ella, coloqué mi glande entre sus labios vaginales e inicié la penetración y ¡¡¡Oh, sorpresa!!! Me encontré una especie de tope ¡¡¡Era mi primer virgo!!! ¡¡¡No me lo podía creer!!! Me la quedé mirando a los ojos, ella los cerró, cruzó de repente sus piernas sobre mi espalda dio una especie de relincho y de un empujón de sus caderas se la incrustó de un golpe, se quedó quietecita un rato y yo inicié un suave movimiento de mete y saca, al ratito empezó a gemir, inició un movimiento rápido con sus caderas, con sus pies apretaba mi culo de una forma tremenda yo casi no podía moverme sólo se movía ella en una especie de rotación de su cintura, mi polla no creció más pero creo que su diámetro aumentó un par de centímetros, aflojó sus pies un poco y me pidió que la bombease fuerte, lo hice con desenfreno, los dos empezamos a gemir, ella lloraba de alegría y gusto, volvió a emitir el relincho y los dos nos corrimos, no fue una corrida fue la apoteosis de todos los orgasmos, a pesar de haberme corrido hacía un rato llene su coño de semen tanto que le salía a borbotones fuera de su coño, los dos quedamos desmadejados el uno sobre el otro me retiré de ella y la limpié con cuidado todo el coñito y los muslos la besé por todos lados, ella decía estar soñando…

Cariño esto no puede terminar así por unos días voy a estar malita y necesito que me cuides ¿Lo harás amor?

La ruta se puede hacer en uno, dos o tres meses, no te preocupes, te cuidaré y lo haré con mucho cariño y esmero.

Nos vestimos a toda prisa pues su madre estaría a punto de regresar, por supuesto yo no podía ponerme la camisa, llegamos a casa y Adela no había regresado todavía, Laura lavó a toda prisa mi camisa y la puso a secar. Regresó Adela y se fijó en el roto de mi camisa preguntándole a Laura que le había pasado, le dijo que me había enganchado en una rama y al romperse aprovechó para lavarla y luego coserla, Adela no dijo nada pero me di cuenta que en adelante no hacía más que mirarnos a ambos. Laurita se tomó una pastilla para la tensión aunque seguro que a esas alturas la tendría normalita y su mama le extendió una generosa capa de crema por la espalda (que tampoco le dolía, pero ella se quejaba mucho).

Pasó el día sin novedad y cuando me disponía a acostarme oí como algo raro, entreabrí un poquito la puerta de mi habitación y al mirar hacia la habitación de Adela me quedé paralizado, ella estaba en medio de su habitación totalmente en pelotas ¡Qué cuerpo! Era descomunal, unas piernas y un culo que sólo verlo mareaba, la cintura sin ser de ninfa no era exagerada y cuando más embebido estaba contemplando su culo se giró y a poco me muero de la impresión, su cuerpo visto de frente era realmente impresionante. Los muslos los tenía gorditos y se veía que la piel estaba totalmente tersa, a la altura de su coño los muslos eran ligeramente peludos y la mata de pelo se notaba que rodeaba toda su raja y ascendía imparable formando su monte de Venus que de monte tenía muy poco pues era una verdadera selva y luego un hilito de pelo llegaba a su ombligo, el vientre lo tenía ligeramente abombado muy poquito para y a continuación llegar a unas tetas que podían dar de cabezadas a un santo, erguidas, majestuosas, grandes ¡Enormes! Con unos pezones casi negros, preciosos, los tenía erectos y eran como la falange de un dedo meñique, tamaño ideal para morir chupando de ellos. Me dio la impresión que estuvo en esa posición el tiempo justo para que yo la contemplara a placer, se giró, cerró la puerta de golpe y… hasta mañana.

A las 8,30 me desperté me di una ducha y me dirigí a la cocina, al llegar escuché como Adela decía a su hija que era necesario ir a la ciudad de Burgos para arreglar no sé qué papeles, si se daba prisa a las 19,30 más o menos podría estar de vuelta en casa, ella desconsolada, decía a su madre si no podría ser otro día, Adela en un alarde de autoridad le ordenó que era imperativo solucionar ese problema que tenían pendiente, Laurita resignada desayunó y partió hacia Burgos, en cuanto salió Adela se dirigió hacia mí…

Carlos, tengo que realizar un trabajo en el campo que para mí sola es un poco pesado ¿Tendrías tú inconveniente en echarme una mano?

Por supuesto que no Adela, yo estoy totalmente a vuestra disposición, os estáis portando maravillosamente bien conmigo y es lo mínimo que debo hacer por vosotras.

Hacemos lo que debemos Carlitos, pues el que sé esta portando bien y sin pedir nada a cambio ese eres tú.

La mirada que me dirigió al pronunciar esas palabras eran para derretir a un santo, pero vestía como siempre y con un pañuelo sobre la cabeza que la hacía parecer aun más vieja, no le di mayor importancia. Nos dirigimos al campo y el trabajo a realizar yo no podría definirlo (de trabajos campestres yo no conocía absolutamente nada) pero sí que era muy pesado, como a las tres horas el calor era infernal yo sudaba a mares pero ella seguía, de pronto se paró y me dijo…

Ay Carlos me encuentro muy mal, me estoy mareando, creo que voy a desmayar.

Se cayó al suelo al igual que un saco de patatas, me fui hacia ella corriendo y en efecto estaba bastante pálida y sin conocimiento, la cogí bajo sus brazos y la fui arrastrando hasta unos árboles cercanos y frondosos que producían una muy buena sombra, la estiré sobre la fresca hierba y comprobé su pulso me llamó la atención el que el ritmo cardíaco era excelente, sin pensarlo y como médico solté los botones superiores de su blusa para auscultarle directamente sobre el corazón y su ritmo cardiaco seguía siendo excelente, en todo caso su respiración un poquito más agitada, de pronto me di cuenta que sus espléndidas tetas estaban al descubierto y sus más que espléndidos pezones me apuntaban directamente hacia mi boca miré su cara y seguía inconsciente y a mi cabeza llegaron las imágenes de la noche anterior, de repente la vi toda desnuda, mi polla empezó a crecer y sin poder remediarlo comencé a tirar suavemente de su falda hacia arriba, según veía sus piernas blanquitas y torneadas mi cabeza echaba humo seguí subiendo su falda sus muslos eran divinos ¿Quién lo diría? Pasé suavemente mis manos sobre ellos, tersos, la piel muy fina, un poquito velludos ¡Eso sí! Pero muy agradables al tacto… ¡¡¡La apoteosis!!! ¡¡¡No sé había puesto bragas!!! ¡¡Qué coño!!! Aquello era el Olimpo de los dioses, todo peludo, todo rizadito sus labios vaginales abultados y semi tapados por su espléndida cabellera. Quedé absorto mirando su espléndido coño y de repente me sobresalté cuando ella me dice…

¿Es que no vas hacer nada más?

Me incliné sobre él… parsimoniosamente separé los pelos de su rajita, con dos dedos separé sus labios vaginales y a continuación introduje de golpe mi lengua en el interior de su agujero todo lo que pude, ella dio un respingo, elevó sus piernas sobre mi espalda y creí que metería toda mi cabeza en su vagina, afortunadamente sabía lo que se hacía su presión era la justa pasé mi lengua suavemente por toda la rajita, su clítoris era poco desarrollado y lo tenía durísimo, era como una bola, comencé a darle de lametones, ella se retorcía al igual que una lagarta, mis manos amasaban sus tetas y mis dedos oprimían dulcemente sus pezones. En un momento ella se soltó y dándome un gran beso empezó a desnudarme y al igual que su hija en cuanto llegó a mi picha se quedó un poco parada ¿Por qué todas piensan que las grandes son las mejores? Pasado el momento abrió la boca y se la engulló totalmente, subía y bajaba su cabeza a una velocidad desenfrenada, con sus dedos amasaba suavemente mis cojones y yo me veía venir, pasados unos segundos sin poder soportar más empecé a correrme, al igual que su hija para ella también era la primera vez y empezaron a darle arcadas (creí que vomitaría) mi picha seguía largando semen y le puse la cara perdida, ella se repuso y al final el sabor pareció gustarle pues empezó a relamerse los labios, no obstante me insultó por no haberla avisado, yo cariñosamente empecé a limpiarle la cara mientras la llenaba de besos pero la notaba como un poco decepcionada, en eso ella se fijó en mi picha y vio maravillada que seguía igual de dura que antes, la tocó con su mano como para comprobar que era cierto, se recortó hacia atrás y exclamó…

Cariño, méteme eso que tienes, aunque no es muy grande seguro que me va a satisfacer.

Seguro que sí querida, estoy seguro que incluso ni te acordarás de su tamaño.

Me coloqué sobre ella y en el primer empollón se la tragó totalmente ( y más que hubiera) ella cruzó sus piernas sobre mí espalda (qué agilidad tenía) pero yo me quedé quietecito esperando acontecimientos, ella un poco desconcertada comenzó a girar suavemente sus caderas pero simultáneamente sus músculos vaginales que estaban muy distendidos por la excitación comenzaron a acariciar mi pene, empezó aquello a ser como un guante, sus músculos se acoplaron perfectamente a mi pene y entonces yo comencé una follada que siempre digo ¡La mejor de mi vida! Él mete y saca era muy acompasado yo abajo, ella arriba y así durante mucho rato los dos estábamos disfrutando al cien por cien, a mí porque me gustaba, ella hacía 5 años que lo añoraba, en un momento dado ella comenzó a acelerar sus movimientos, la presión de sus piernas sobre mi culo era convulsiva, aceleré él mete saca y por mi espina dorsal corría un verdadero hormiguero, de repente ambos y al unísono…

¡¡QUÉ CORRIDA!! Con mi semen y los flujos de ella podíamos regar el campo. ¡AH! Pero mi polla seguía igual de dura, el culo de ella lo tenía grabado en mi retina desde el día anterior, gentilmente, besándola y haciéndole carantoñas le di la vuelta la coloqué a cuatro patas y venga adentro, como quien no quiere la cosa (son las ventajas de una polla pequeña) se la metí en todo el culo ella pegó un respingo de campeonato pues era la primera vez que por ese agujero se la metían, no obstante le cogió el gustirrinín rápidamente, acompasó sus movimientos a los míos, mis manos acariciaban sus tetas y su coño y todo lo que podían pues no daban hecho, mi picha entraba y salía a toda velocidad, ella comenzó a hacer contracciones y a convulsionarse y… ¡La gloria bendita! Para qué contarles… Más tarde ella se abrazó a mí y me dijo…

Carlos, por favor dime con sinceridad ¿Te gustó follarme? ¿No me viste vieja?

Pero ¿qué dices Adela? Mira… eres preciosa y tienes un cuerpo divino.

Entonces… ¿Quién te gustó mas, yo o mi hija?

Me quedé de piedra… ¿Cómo sabía ella que me había follado a Laura? Entonces ella dijo…

Mira Carlitos ayer por las prisas Laurita lavó mal tu camisa y en ella vi las manchas de tu semen, después de 5 años sin hacer el amor yo estaba desesperada y la calentura que me entró fue enorme, tanto que tuve que urdir esta treta para poder satisfacerme y es increíble pero con tu polla medianilla realmente haces maravillas ¿Cómo te apañas para tenerla siempre tiesa?

Compensación de la naturaleza, pienso yo…

¿Qué te ha parecido el relato?