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Verano con mis tios

Verano con mis tios

Nunca supuse que en aquel verano podría tener una experiencia tan increíble.

Yo tenía unos 21 años y había ido a casa de unos tíos míos a pasar unos días. Un día que estaba solo con mi tía en la casa, nos pusimos a bañarnos y a tomar el sol. Mi tía no es la típica que aparecen en estas historias. Es una mujer de unos 52 años, grandota, de anchas caderas y tetas gordas y caídas como es normal a esa edad. Esta un poco fofa ya y no es una top model que digamos. Su cuerpo me recuerda al de Massiel pero es más grande y no se parece en nada más. Bueno en las tetas aunque mi tía las tiene más grandes.

Ese día, tal y como contaba estábamos en la piscina, pero yo al no tener un bañador, me puse en calzoncillos cosa bastante normal entre nosotros. Mi tía dijo que qué bien, que así podría tomar el sol mucho mejor, pero que ella al llevar bañador se le quedaría medio cuerpo sin broncear. Yo tenía bastante calor y me metí en el agua, agarrada al borde hablando con mi tía. Ella dijo que estaba harta de las marcas del bañador y ni corta ni perezosa se sacó las tirantas y se destapó de cintura para arriba. Yo me quedé de piedra. Un par de enormes tetas salieron de su escote y botaron como globos llenos de agua. Yo me quedé un poco cortado y hice como si nada, pero tenía un empalme de la hostia. Mi tía dijo:-No te importa ¿verdad?.Es algo natural ¿no?. Yo dije que sí, y cuando iba a intentar nadar ella me dice que salga para que le vaya por el bronceador.-¿ahora? dije con voz entrecortada.-Pues claro-respondió. -Venga anda, llégate. Yo me hice de rogar pero ella insistió casi con enfado. Yo era un invitado y lo menos que podía hacer era ir. El problema era el empalmón que tenía mirando aquellas tetas y con el bañador mojado era un cantazo. No me quedó más remedio que salir y aunque intenté girarme ella se dio cuenta del bulto que llevaba.-Hala, ¡Cómo vas hijo!.¿vas así por ver a tu tía?¿Así te pones por ver unas tetas feas y caídas? si tú habrás visto más bonita que éstas. Yo me quedé más cortado que la hostia así que no dije nada y agaché la cabeza. -No debes avergonzarte, a mí me halaga ponértela dura- A más me decía más dura me la ponía así que me metí en el agua y traté de pasar la tarde pacíficamente.

Al día siguiente fue a despertarme (yo dormía en el sofá) para que me fuera a la cama de uno de mis primos que se había ido. Como es normal en esos momentos yo estaba empalmado como es normal después de dormir y de nuevo me hice el remolón, pero ella insistió y claro de nuevo se percató del bulto. -Vaya hijo veo que tu aparato ya está en alto, jajaja. Venga vete a la cama y sigue durmiendo a ver si se te calma la calentura. Y a iban dos veces que me pillaba y yo quería que la tierra me tragase.

El día pasó sin más. Eso sí el verla en la piscina me ponía cachondo aunque de nuevo, no se quitaba el bañador, quizás para no hacerme sentir incómodo.

Al llegar la noche, todos dormían ya, y yo como de costumbre dormía en el salón, en la parte baja de la casa. Como tenía un calentón de narices, no podía dormir así que decidí hacerme una paja a ver si así conciliaba el sueño. Me fui al pequeño baño de abajo y empecé a cascármela suavemente sentado en el water. Mi tía debió bajar a beber o algo porque de pronto la puerta se abrió y allí me la encontré. Con una bata fina por cuya abertura se podían ver sus bragas y la mitad de sus tetas.

– ¡Uy! perdona no sabía que estabas aquí. Lo siento te dejo con lo tuyo. -dijo echando una leve mirada a mi polla. Cerró la puerta y se marchó. – Me había pillado con la polla en la mano en plena paja. Con las prisas de la calentura se me había olvidado echar el pestillo y ya ven el resultado.

Al día siguiente yo estaba acojonado de lo que podría decirme mi tía así que aparecí con cara de muerto y con una vergüenza terrible. Buenos días sobrino. ¿Qué tal has dormido? . Yo no sabía si era una indirecta a lo de la noche anterior o no así que ni siquiera me atrevía a responder.

Al mediodía todo transcurrió como de costumbre, con naturalidad y el almuerzo fue divertido como siempre. Después de un atracón increíble mis primos se echaron una siesta y yo me fui a la piscina mientras mi tía fregaba los platos. Estaba tumbado tomando el sol y de nuevo se presento allí. De nuevo, sólo quedamos ella y yo en la piscina.

-Me voy a quitar el bañador, espero que no te importe.-Me dijo de forma burlona.

Yo seguí nadando y ella se sacó el bañador y se puso a nadar conmigo. Yo no quería mirar, pero al hablarme tenía que ver esas dos enormes tetas y por supuesto me empalmé como la hostia.

-¿Puedes traerme una toalla? Tengo frío y voy a salir.- De nuevo mi bulto quedaba al descubierto y su mirada se volvió a clavar en mí.

-Vaya, vaya parece que otra vez te has puesto duro no cariño, creo que hasta que no te hagas una pajilla no te vas a quedar relajado.¿Por qué no vas al baño a cascártela un poco y así no está tan tenso?.Dijo con una sonrisilla mientras salía del agua. Yo me quería morir de la vergüenza. Lógicamente hacía referencia a lo de la noche anterior y yo no sabía qué responder.

-No tía perdona por lo de anoche. Es que…

Nada hijo, supongo que es normal en un hombre de tu edad desahogarse de vez en cuando si no hay una chica que “le eche una mano”, jajajaja. Bueno me voy para la casa.

Y ahí quedó eso.

Pasaron los días y nada más pasó aunque yo notaba que mi tía me miraba de vez en cuando para ver si yo estaba empalmado. Creo que en el fondo le halagaba el ponérmela dura.

Unos días más tarde mi tío y mis primos se tuvieron que ausentar unos días para arreglar ciertos problemas familiares y me dijeron que no tenía por qué ir que era una cosa tonta y que me quedara allí disfrutando del verano.

Una tarde mi tía me pidió que le echara una mano en la cocina. Estábamos friendo un poco de pescado cuando por un descuido la sartén se volcó y me quemé las manos.

Rápidamente acudimos al medico. Me dijo que era una quemadura sin importancia pero que tendría que vendarme las manos al menos una semana. Y así hizo.

Cuando volvimos a casa, era ya casi la hora de cenar y claro está yo no disponía de mis manos. Mi tía se ofreció a darme de comer. Nos reíamos mucho. Bromeaba como si yo fuera un niño pequeño y me daba de comer.

– Mi niño abre la boquita…aaaaaaaaaaauuuuuuumm, jajajaj. Ésta por papá, ésta por mamá… -cosas así. – Después de comer nos sentamos un rato a ver la tele. En ese momento empezó una película erótica y por supuesto había escenas muy subidas de tono. Yo empecé a tener una pequeña erección, cosa que mi tía vio enseguida aunque se hizo la disimulada. Yo tenía bastante vergüenza así que no dije nada. Ella, para no incomodarme más me dijo que se iba a duchar. Así que me dejó solo para no estar en esa situación de nuevo.

Cuando terminó, vino y se sentó otro rato. La película había terminado y era una hora avanzada de la noche. Me voy a acostar cariño, ¿quieres algo antes de irme a la cama? – No gracias tita, yo también me voy a acostar.- Casi se me olvidaba, ¿tendrás que ducharte no?– Sí pero claro así con estas manos no voy a poder así que bueno, no importa.

– De eso nada, igual que te he dado de comer puedo bañarte ¿no?- Así que fuimos a la ducha y me quitó la ropa dejándome en calzoncillos. Me enjabonó el cuerpo entero pero cuando estaba agachada lavando mis piernas no pude evitar ver sus tetas por el escote de la bata. Intenté controlarme para no empalmarme, pero sólo lo conseguí a medias. De estar totalmente “pequeño” pasé a estar morcillón y ella se dio cuenta. Yo me di cuenta de su pequeña sonrisilla aunque no me miró.

– Bueno hijo la higiene íntima es muy importante así que… – Y me bajó los calzoncillos. Tía, dije casi tartamudeado. Nada no seas tonto que esto es normal en los hospitales cuando hay gente en tu situación así que mejor tu tía que una desconocida.

Empezó a enjabonarme la polla y claro está me empalmé del tirón.

Vaya hijo parece que se te ha puesto en pie de guerra ¿no? ¡Cómo se te ha puesto la polla!

-Es que con ese roce- Ya veo ya. Bueno es normal como el otro día te corté el rollo, es normal que tengas ganas acumuladas. Pero no te preocupes. Si me prometes que no se lo vas a contar a nadie, te puedo aliviar un poco para que te calmes. ¿Vale? – – Sí, sí claro, te lo prometo. Contesté con la voz entrecortada. Y entonces sucedió lo que en aquél momento me pareció un milagro. Mi tía me la cogió con su mano derecha y empezó a masturbarme mientras con la izquierda me acariciaba la bolsa de los huevos. – – Qué dura la tienes, hijo. Y los huevos también. Me la meneaba más y más y no me corría ya que yo tardo mucho. Uff eres duro de pelar ¿eh? -José, hijo, vaya polla más dura que tienes aquí. Verás cómo ahora tita te da mucho gustito en ella, a ver si así terminas antes. Dicho esto se metió de golpe mi polla en su boca. Yo me quería morir en ese mismo momento del placer que me estaba dando, fue indescriptible y sigue siendo indescriptible ver cómo tu propia tía te chupa la polla, toda ella dentro de la boca, con pasión y mirándote a los ojos. Yo alucinaba de excitación viendo a mi propia tía chupándomela con aquellas ganas y aquel vicio mientras yo le magreaba las tetas. .Le puso tanto ímpetu a la mamada que no iba a tardar mucho en correrme.

Avísame cuando vayas a disparar, no quiero que me manches. Al minuto siguiente grité…”Me corro tita me corrooooooo…ahhhhhhh” .Enseguida me corrí en su boca, tragándose ella parte de mi leche mientras el resto le resbalaba por la barbilla llegándole hasta las tetas.

Vaya cómo me has puesto, debías tener mucha leche acumulada porque no me ha dado tiempo a tragármela toda. Ahora relájate un poco. Cierra los ojos y no hagas nada. Disfruta de este momento. Todos tus músculos se han contraído en el momento del orgasmo. Descansa, cariño, descansa un poco.

A los pocos minutos noté que las fuerzas volvían a mí y me puse de pie. Estábamos los dos completamente pegajosos, por lo que mi tía me dijo: – – Ahora vamos a lavarnos un poco que así no se puede estar. Dijo mientras se palpaba el cuerpo lleno de semen. – – Este será nuestro secreto, mi amor. No se lo vayas a contar a nadie que me pondrás en un compromiso muy grande. – No por supuesto que no tita jamás lo haría. Y ahí quedó la cosa …al menos esa noche…

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