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Unos días en el campo

Unos días en el campo

Mi nombre es Daniel y esto ocurrió hace algunas semanas.

Era viernes, como que quedaban unos días colgados de la licencia anual, decidí tomármelos. Así que un viernes tome mis cosas y me fui a pasar unos días al campo.

Mi tío Juan, tiene un campo con una hermosa casa de dos pisos, rodeada de árboles.

Lo llamé para avisarle que iría y me dijo: J – Bueno sobrino, vente para acá, tu primo Alberto te va a estar esperando en la ruta.

Con mi primo, éramos muy buenos amigos cuando chicos, cuando ellos se fueron al campo lo dejé de ver, hacía años que no lo veía y tampoco a mis primas.

Después de dos horas de viaje llegue a lugar donde debía bajarme.

Allí estaba Alberto, esperándome con su camioneta, pues desde la ruta había que entrar por un camino de tierra varios kilómetros, hasta la casa de mi tío.

Nos saludamos y nos abrazamos un largo rato.

A – No podes estar tanto tiempo sin vernos, hacia mucho tiempo que no nos veíamos, que te cuentas?.

Bueno, nos pusimos al día con algunos cuentos y recordamos los tiempos en la ciudad cuando chicos.

Recuerdo que solíamos caminar por los techos de las casas de para espiar a las chicas bañándose o tomando sol en malla. Eran uno de nuestros pasatiempos en verano.

Llegamos a la casa y allí me estaba esperando el resto de la familia.

Mi tío Juan, su esposa Lucia, mi prima Elena que tiene 18 años, mi prima Mara de 23 años y Rosa de 29 años, el mayor era mi primo de 31.

La última vez que vi a mis primas eran una niñas, pero ahora eran mujeres y que mujeres.

La primera semana transcurrió sin problemas, salimos de paseo a caballo, otros días en la camioneta.

Mis primas estaban muy alborotadas, pues yo las hacia salir de la su vida rutinaria. Al final de la primera semana llegó un amigo de mi tía.

Estando yo en la sala, llego Luis, se presentó y me preguntó por mi tía, le indique que estaba en la cocina, el se dirigió allí.

Escuché cuando la saludaba y después no escuche nada más.

Me acerque a la puerta de la cocina y escuché el jadeo de mi tía.

Me acerqué a la ventana interna de la cocina y vi a Luis debajo de la pollera de mi tía. Le estaba chupando la concha y esta estaba gozando.

Luego ella le bajó los pantalones y tomo su miembro y le practicó una mamada espectacular haciendo que este acabara en su boca.

Después ella dijo que estaba bien, los dos se sentaron a tomar un refresco y charlar.

Yo pensaba en mi tío, el tipo trabajaba en la chacra mientras mi tía lo cagaba con su amigo.

Cuando estaba pensando en ello, llegó mi tío, me quede bastante nervioso, no sabía que hacer, él me saludó y se dirigió a la cocina.

Al ver a Luis, lo saludó muy efusivamente y me llamó a la cocina.

J – Sobrino, ven que te voy a presentar a un amigo de la casa. Este es Luis, un amigo.

Yo pensaba en si mi tío sabría que clase de amigo tenía.

Luis tomo a mi tía la abrazó y me dijo.

L – acá somos más que amigos.

Abrazó a mi tía por la cintura y le tocaba una nalga.

Yo no entendía nada, mi tío ahí no decía nada, valla amistad. Bueno allá ellos dije.

Por la noche ya todos estábamos cenando y conversando de cualquier tema. Mi tía me hacia caras, me guiñaba un ojo, mis primos se reían y hacía lo mismo, pero tenía la sensación de que estaba quedando fuera de algo.

Cuando terminamos, dijo mi tío.

J – Bueno vamos a jugar a los dados.

Todos dijeron que sí.

Yo pregunté que como se jugaba.

Mi primo me dijo que se tiraban dos dados por ronda y el que tuviera él numero más chico se quitaba una prenda.

Me pareció divertido, sobre todo porque podría ver a mis primas con poca ropa.

Comenzó el juego y comenzamos a sacarnos el calzado, las medías, las remeras, etc.

Yo esperaba que el juego terminara pronto, pues ya no podíamos sacarnos nada más. En al última tirada, pierde mi tía y mi tío dijo “abajo la pollera”.

Yo pensé “no se la va a sacar”, mi tía se paró y se sacó la pollera, quedando con una hermosa tanga blanca, yo parecía el único sorprendido.

Así perdió mi prima, se sacó el short, quedando con una diminuta tanga negra, yo esta empezando a ponerme nervioso, porque si perdía, tendría que sacarme el short y se darían cuanta de que estaba a mil.

Uno a uno fuimos quedando en ropa interior. perdió mi tío y sin inmutarse se sacó el bóxer y dejó su miembro al aire, yo miraba a los demás y a nadie parecía importarle.

Una a una mis primas fueron quedando con las tetas y su concha al aire.

Cuando quedamos totalmente desnudos, excepto mi primo, que como ganó se quedó con el bóxer puesto, mi tío se llevó a mi tía y a Luis.

J – Bueno nos vamos a dormir, ustedes hagan lo que quieran.

Yo no sabía que hacer, así que tomé mi ropa y me dirigía al dormitorio.

Cuando me acosté, sentía que la puerta de mi habitación se abría.

Era Rosa, totalmente desnuda.

R – Puedo dormir contigo.

Yo le respondí, que si su padre no diría nada.

R – No entendiste nada, no es así.

D – La verdad que no.

R – Nosotros siempre jugamos al juego de los dados, siempre ganan mi padre y mi primo. Después ellos eligen con quien dormirán.

D – Quieres decir que tu padre puede elegir dormir contigo.

R – Así es, es más la semana pasada, me eligió, generalmente se turna con nosotras, menos Elena que aun es virgen y ni mi hermano, ni mi padre quieren desvirgarla. Así que pude ser toda tuya, te gustaría, esta cada día más linda, ¿no?.

D – Si, es un bombón.

R – Bueno, y que te parezco yo.

D – Eres terrible hembra.

No dijo nada más, se tiró encima de mí, me beso apasionadamente y deslizó su mano derecha buscando mi miembro, cuando lo alcanzó comenzó a pajearme.

Fue bajando y comenzó a mamarmelo como nunca me lo habían hecho. La giré para hacer un 69.

Al abrir sus piernas, poner frente a mí una espléndida concha totalmente rasurada, lamí sus labios, su clítoris, su ano y tuvimos nuestro primer orgasmo.

Me deslicé por debajo de ella, hacía atrás, dejándola en cuatro y acerque mi miembro a la puerta de su vagina y la metí de una.

Ella gimió y comenzó a moverse para adelante y para atrás, era increíble.

R – Mmmmmmmmm, así Dani, así, más, más, que rico.

No fuimos por segunda vez.

La puse boca arriba, para poder comer esas deliciosa tetas.

Las chupe, le mordisqueé los pezones, tenía una aureola oscura y grande.

Unos pechos grandes, que no pasaban desapercibidos. En eso entró mi primo.

A – Bueno, yo también quiero jugar.

Acerco su miembro a la boca de Rosa y esta comenzó a mamarlo. La tome por la cintura, ella abrió más las piernas y la penetré por delante.

Ella soltó un grito, que ahogo con el miembro de su hermano.

Alberto se acabo en la boca de Rosa, esta se trago todo el semen y yo tuve un nuevo orgasmo.

R – Quiero que me des por atrás, Daniel.

Yo obedecí. Lubrique su ano con los jugos que salían de su concha, puse la punta de mi miembro en su ano y comencé a penetrarla poco a poco. Ella gemía y gozaba.

R – Mmmm, despacio, así, así.

R – Más, más, así, siiiiiiii.

Ya tenía la mitad dentro, así que metí el resto de una.

R – Ahhhhhhhh, uhhhhhhhh, si, ahhhhhhhhhhh, la puta que te parió, me estas rompiendo el culo.

R – Seguid, hijo de puta.

Suspiraba, gemía y puteaba.

Alberto, la levanto e hizo que se sentara sobre mi miembro, luego se acuesta sobre mí, le abrió las piernas y la penetró de una.

R – Ahhhhh, puto, me quieres partir la concha, cada vez tienes la pija más grande.

A – Si perrita, como te gusta a ti. Ella giraba su cabeza para besarme y Alberto le chupaba las tetas.

Nos acabamos los tres, yo inunde su culo con mi semen y Alberto su vagina con la suya.

Cuando saque mi miembro del culo de Rosa, este estaba como una flor.

Era excitante, quedamos extenuados.

Rosa me tomó de la mano y me dijo que fuéramos a ver a los demás.

Fuimos al dormitorio de mis tíos y mi tía tenia una doble penetración.

Era una mujer exuberante, unas tetas grandes, unos pezones que parecían, unos corchos, una concha grande rodeada de pelos negros. Mi tío un miembro de unos 20cm y grueso, el de Luis era similar.

Mi tía gemía de placer, se movía como una profesional.

Fuimos al dormitorio de Elena y estaba con Mara. Las dos desnudas, Elena boca abajo con las piernas abiertas, Mara con un consolador de unos 20cm, bombeaba el ano de Elena.

Sacaba el consolador e introducía dos dedos hasta el fondo, Elena soltaba pequeños suspiros, gemía, gritaba cuando Mara hundía el consolador más de lo que su ano soportaba. Rosa me instó a entrar.

R – Entra, dale, comételas, son tuyas.

M – Dale Dani, pasa, no te gustan tus primitas.

Mara, es rubia, de piel blanca, pechos medianos, se afeita la entrepierna, tiene un culo redondo, bien parado, es la predilecta de mi primo. Tiene formas de modelo.

Así que me decidí a entrar.

Pero ya les contare lo que pasó.

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