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Ricardito III – Final

Serie: Ricardito

Ricardito III – Final

—Tía … tú le diste un beso a la Juani … al parecer a ella le gustó mucho …

—Sí, es cierto … le gustó … ¿a qué viene esa inquietud, mi niño? …

—Tía, yo le quiero dar un beso, pero ella no me deja … siempre me trata de “pendejo” …

—¡Ay! mi niño … ella es tontita … no sabe lo lindo que eres tú …

—Tía … ¿no será porque yo no sé besar? … porque no me enseñas a besar, tiíta …

—Esta bien, mi niño … a todas las mujeres nos gustan los besos, eso como primera cosa, pero no nos gusta que no ahoguen y no nos dejen respirar, por lo menos no al principio, así que lo más recomendable, mi niño … es que le des un poco de autonomía a ella …

—Pero la Juani no deja que la bese poh, tía … ¿cómo ella me va a besar a mí? …

—Tienes razón, mi niño … mí hija no la consideres, piensa en general a las mujeres … todas queremos besitos del chico que más nos atrae, en este caso piensa que yo soy la chica a la que tú más quieres …

—La Juani tía … la Juani …

—¡Ay! ¡pero tú te pareces a todos los hombres! … se obsesionan con una sola mujer y después que la han tenido la engañan … ¡no tienes que ser así! …

—Esta bien tía … ¿y entonces cómo? …

—¡Bueno! … ¡ya! … imaginemos que soy la Juani y quiero que me beses …

—¡Uy! … ¡que rico tía! …

—¡Ya! bésame antes que te de un palmetazo …

Me acerqué a mi tía Norma y le di un piquito y me alejé rápidamente:

—¿Y eso sería un beso? … así tan rápido … ¿Por qué escapas? …

—Porque si le doy un beso a la Juani, seguro que ella me pega un combo poh, tía …

—¡Ay! niño por dios, te entiendo … y eso que no has escuchado nunca hablar de la viuda negra que se come a su amante …

—¿Qué tiene que ver una viuda con nosotros, tía? … ¿Me estas metiendo susto tía? …

—¡No!, mi niño … no, pero un día entenderás … sigamos con lo del beso … digamos que yo soy tú y tú eres la Juani que quiere un besito … ¿entiendes? …

—¡Sí! tía, yo quiero ese besito, tía …

Mi tía se acercó, me tomó de los hombros y sus cálidos labios se unieron a los míos, yo con mis ojitos cerrados pensaba en el rostro de mi prima besándome apasionadamente, por alguna extraña razón mi cosita se empezó a poner rígida, no dije nada, me gustaba sentir esos labios sobre los míos, sobre todo pensando fuese la Juani, la lengua de mi tía hizo presión en mis dientes y entro en mi boca, nunca había sentido una lengua que buscaba mi lengua, era algo desconocido, pero no desagradable, me empecé a preocupar porque como que me faltaba el aire, retiré un poco abruptamente mi boca, la tía me miró con sus bellos ojos y un poco divertida:

—¡Ves! … al principio es rico y se siente bien … pero si el beso es muy largo la atosigas, no la dejas respirar y el beso hermoso se transforma en algo desagradable … un beso tiene que ser mesurado al principio … lo mejor es varios besitos no muy largos …

—Entendí tía … ¿te puedo dar más besitos, tía? …

—¡Sí! mi niño … ven y dame más besitos …

Me acerqué bien a ella y comencé a darle besitos cortos, besitos largos e iba variando la duración de estos, sentía sus senos en mi pecho y su respiración que se agitaba, de un momento a otro era ella que me estaba besando:

—Con lengüita, mi niño … méteme tú lengüita …

Mi tía jadeaba mientras nuestras lenguas se habían trenzado en una batalla de estocadas deliciosas, mi pene se puso rígido y ella se enteró de inmediato y comenzó a acariciarme sobre mis shorts, mis manos encontraron sus senos que subían y bajaban con su respiración agitada, mi mano paso por detrás de su cuello y mis labios presionaron más los suyos, su mano se metió por el elástico de mis shorts y mi pene erecto y duro como piedra quedó expuesto y su mano se aferró a mi asta enhiesta, nuestros labios continuaban unidos y yo me tragaba la saliva de mi tía y ella engullía mi saliva, la cara de mi tía se había enrojecido, yo sentía mis mejillas ardiendo, seguros que mi rostro lucía parecido al de mi tía, ella hábilmente se había bajado su vestido y desabrochado su sujetador, una de mis manos refregaban entre mis dedos sus pezones.

—Muérdeme las tetas … despacito … muérdemelas …

—¡Sí tía! …

Pensé que mi tía se detendría de un momento a otro, pero ella se inclino a besar mi pene y luego comenzó a pajearme sobre sus tetas:

—¡Sobajéame mis tetitas y pellízcame los pezones! …

—¡Sí tía! …

La estimulación de sus manos y la caliente piel de sus tetas, me tenían a mil, sabía que no iba a durar mucho, ya me salían gotitas de semen que iban poniendo los senos de mi tía más brillantes y lustrosos, ella colocó mi pene entre sus senos que aprisionaron mi verga dura y comenzó a moverlos arriba y abajo, deteniéndose a besar mi glande, eso fue demasiado, exploté en sus pechos jadeando y boqueando, mis glúteos endurecidos hacían presión a mi zona pélvica para expulsar más y más chorros de esperma sobre las tetas de mi tía, mi tía mantenía en sus manos mi pene que no atinaba a ablandarse, seguía duro como el acero, ella me chupo los últimos restos de semen y luego se levantó y se quito sus bragas, me hizo recostar en la cama y a horcajadas sobre mí, se enfilo mi pene en su ardorosa panocha, luego mantuvo sus senos con sus manos y se puso a cabalgar mi verga, por cerca de diez minutos mi tía me cabalgó incansablemente, repentinamente se aferró de mis hombros y comenzó a mover su pelvis en modo salvaje y se corrió junto conmigo que apenas respiraba después de esta maratónica follada, había acabado dentro de la almejita de mi adorada tía y me había gustado la sensación y las contracciones que su chocho hacía a mi verga, era algo nuevo y muy rico de sentir, ya me preguntaba como sería hacerlo con la Juani:

—Tía … ¿puedo hacerlo con la Juani? …

—¡Pero ella es virgen, mi niño! …

—¿Es religiosa? …

—¡No!, mi niño … quiero decir que ella no lo ha hecho todavía con nadie …

—Pero si ya tiene tetas y es más grande que yo … ¿Por qué no puede hacerlo? …

—Porque las mujeres somos diferentes, mi niño …

—Sí, ya sé que no somos iguales, tía … porque yo tengo un pito y ella una almejita … pero tú también y mi pito puede entrar en tú almejita … ¿Por qué no a la Juani? …

—Porque nosotras las mujeres tenemos como una cosita que cuando recibimos un pito por la primera vez … este se rompe y nos sale un poco de sangre … a veces es un poco doloroso …

—¡Uy! tía … no quiero que a la Juani le duela y le salga sangrecita de su almejita …

—Lo sé mi niño que tu quieres a la Juani y no le quieres causar del mal … además, tu pito es grande y le va a doler …

—Pero la Juani dijo que era chico poh, tía …

—Sí, porque ella todavía no conoce nada de pitos … no sabe cuando es chico ni cuando es grande … ya veremos cómo lo hacemos mi niño … tú no te preocupes, déjamelo a mi …

—Tía … ¿tú le dirás a la Juani que lo haga conmigo?

—Sí … ya te dije … déjamelo a mí …

No seguí preguntando nada más, yo sabía que, si la tía decía que ella se encargaría de todo, podía confiar en ella y más luego que tarde, finalmente haría que mi pito probara la almejita de la Juani, la tía me dejo en su pieza y se fue a hacer sus cosas.

El tiempo pasaba y seguíamos esporádicamente jugando los juegos que la tía nos hacia hacer, yo quería hacerlo con la Juani, ella ya había cumplido dieciséis y yo alcanzaría mis catorce en unos meses más, en tanto Mercedita seguía siendo la más pequeña, pero al parecer la más caliente, ella siempre quería jugar al “Doctor” para que yo la revisara y verificara que su chochito gozaba de excelente salud, mi lengua era el instrumento científico para todo ello, ya no creíamos en todo lo que nos decía la tía pues habíamos crecido, pero nos gustaba que ella nos dirigiera en los juegos eróticos a los que nos tenía acostumbrados, nos habíamos habituado a coger entre nosotros y a gozar los placeres sexuales que de ello derivaba.

Pronto me di cuenta de que a la Juani le gustaba hacer la parte de la “Doctora” con Mercedes y le chupaba su almejita hasta que la chicoca se corría demencialmente, yo le había pedido a la tía de dejarme hacerlo con la Juani, pero ella todavía no me dejaba, hasta que un día … después de haber follado por largo rato el chocho de mi tía, ella me señaló a su hija que tenía la cabeza perdida en los muslos de mi hermana:

—Mira lo que le gusta a la Juani … parece que tengo una hija que disfruta la tortilla …

—¿La tortilla? … ¿y a quien no le gusta? … ¡es rica la tortilla! …

—¡Ay! mi niño … no te puedo explicar todo … ¿quieres a la Juani? …

—¡Uy! sí, tía … la quiero tía …

—Juanita … cuando termines con la Mercedita, tienes que revisar a Ricardito, mi niña …

—¿Y no puedo hacerlo otro día, mami? …

—No mi niña … tiene que ser ahora … en cuanto termines de jugar con la chicoca, ven a hacerlo con Ricardo … te está esperando …

—¡Ufa! … pero mami …

—Nada de peros mi niña … si no, no te dejaremos jugar de nuevo con la Mercedita …

—Tía, a lo mejor ella no quiere …

—Tú no te preocupes … yo soy su madre y yo decido con quien tiene que jugar … anda lavar tu pito … prepárate para hacerlo con tu primita …

Me fui a lavar inmediatamente, había llegado la hora de hacerlo con la Juani, mi amor eterno, cuando volví ella estaba al lado de mi tía y me miraba con un poco de resquemor

—No me mires así … tu mami decide quien juega con quien, no yo …

Dije precipitadamente, tratando de que ella no me culpase por los acontecimientos y encontrara modo de no jugar conmigo

—Así es, mi niño … ya juanita, juega con Ricardito …

—Esta bien mami … pero yo quiero que él acabe en mis tetas … mira como han crecido … están suavecitas y duritas … mira mi pezón, mami … es casi tan grande como el tuyo …

—Sí mi niña … son lindas, pero también tu almejita tiene que ponerse linda y Ricardito probará a que se ponga tan hermosa como tus senos, ya veras … ya te han crecido vellos, estás pronta para que pruebes también tú …

Como siempre, la Juana se arregló sus cabellos a cola de caballo y puso sus manos en mi pene que se encontraba un tanto flácido, sus maravillosas manos hicieron el milagro de hacerlo endurecer rápidamente, la Mercedes había venido a mirar de cerca, quería ver la primera vez de la Juani, ella viendo que mi tía se acariciaba su conchita también hizo lo mismo, ahora la Juani me mamaba y mi tía y mi hermana se masturbaban

—Ricardito, acuéstate en la cama … así la Juani podrá montarte a caballito …

Finalmente, la Juani arrodillada sobre la cama no cesaba de chupar mi verga, la tía se había puesto arriba al lado mío y me daba a chupar sus duras tetas, Mercedes en tanto estaba al lado contrario de la Juani con sus ojos muy abiertos y tocándose esas tetitas suyas que todavía no crecían y una manito en su chocho lampiño, tres mujeres desnudas alrededor de mí, díganme si no es el paraíso.

Una pequeña manito aferró mi pene, luego sentí un chillido, mi tía se enderezó, la Juani estaba mordiendo su labio inferior sentada en sus tobillos y la que estaba ensartada en mi verga era mi hermanita, no se movía, pero jadeaba … sollozaba y hacía ruidos de niña, no levantaba su rostro como avergonzada de lo que había hecho, mi tía le dio una dura mirada a la Juani, esta se encogió de hombros y se desentendió de lo que estaba sucediendo

—¡Oh! mi niña pequeñita … ¿estás bien? …

—Sí tía … estoy bien, pero me duele y me arde un poco …

—¿Te quieres levantar, mi niña? … ¿te ayudo a sacártelo? …

—No tía … quiero jugar con mi hermano … él es mío …

—¡Oh! que linda que eres … quieres a tu hermanito …

—Sí tía … yo primero que la Juani … ahora cuando yo termine es el turno de la Juani …

—¡Oh! mi niña estás celosa de tu primita … que dulce que eres … esta bien, yo te ayudare a que lo hagas bien, si te duele mucho me avisas …

Mi tía se agachó a ver la profunda penetración en la pequeña vagina de mi hermana, vio la pequeña mancha de sangre que salía del desvirgado coño de Mercedes, acaricio sus diminutos glúteos y la ayudo en el movimiento de subir y bajar sobre mi pene que venía apretado por el estrecho coño de mi hermana, la Juani le tocaba sus piernecitas y poco a poco sus dedos rozaron su clítoris y la hizo correrse, mi pequeña hermanita convulsionó hacia atrás y mi tía la mantuvo mientras temblaba y experimentaba un potente orgasmo, mi pene continuaba duro como una roca cuando resbaló fuera de la chuchita Mercedes

—Juani … es tú turno ahora … Ricardito está listo también para ti …

—Pero mami …

—Nada de peros … aprende de Mercedita, que lo hizo sin tanta alaraca …

—¿Y si me duele mami? …

—¡Te lo aguantas! … ya viste a Mercedita … nada le paso a ella … es chiquita, pero muy valiente …

La Juani a regañadientes se puso a horcajadas y comenzó a deslizar su panocha sobre mi pene que más duro se había puesto, sus ojos estaban mezclados a lujuria y temor …

—Yo te ayudo, prima …

Era Mercedita que pellizcaba los pezones de la Juani y se alternaba a acariciar su clítoris, la tía se puso detrás de ella y poco a poco la empujo sobre mi verga, la Juani no ofreció ninguna resistencia, ella después de haber chillado cuando mi glande atravesó su himen, se puso a gemir y a sollozar, la Mercedes le restregaba su clítoris con todos sus deditos como si fuera una guitarra, la tía había encontrado uno de sus juguetes y se penetraba con eso gimiendo al lado de su desvirgada hija …

—¡Uy! mami … aaahhh … ooohhh …ssiii … umpf … ssiii …

La Juani se había corrido en mi verga y yo todavía no acababa, la tía rápidamente ocupó el puesto de su hija y cabalgándome velozmente, se corrió junto conmigo, mi pene semi erecto expulsaba chorritos cálidos, cuando mi tía se lo metió en su boca para no perder ni una sola gota.

Nos quedamos largo rato sin mucha actividad, mi tía espalmaba semen de su chocho a sus tetas, de tanto probaba con su lengua el sabor de mi esperma y sus fluidos, la Juani tocaba la conchita de Mercedes mirando a su madre …

—Mami … échame un poquito a mí en mis tetas …

—¿Y porque no me sacas un poco tú misma y te frotas tus senos con eso? …

—¿Puedo, mami? …

—Sí mi niña … pero sácame de bien adentro … méteme la manito como te he enseñado …

—Sí mami …

Así la Juani comenzó a meter toda la mano en la chuchita de su mamá y la sacaba bañada para refregarla en sus propias tetas, la tía se contorsionaba sobre la cama y cada vez abría más sus muslos y cada vez empujaba más adentro de su panocha el brazo de su hija, el espectáculo me estaba haciendo endurecer mi vergota

—Richi, ¿quieres que juegue contigo? …

Era Mercedes que me acariciaba mi muslo derecho y miraba mi erección que estaba llegando al máximo

—Juega con tu hermanita Ricardito … juega con ella …

—Pero yo quiero jugar con la Juani poh, tía …

—No seas así … la Mercedes esta ahí contigo … juega con ella …

—Tía … ¿puedo revisar a la Juani mientras la Meche juega conmigo? …

—Ya … esta bien … siempre y cuando ella no se detenga en su juego conmigo …

Una vez más nos habíamos coordinado … mi tía recibía el brazo de su hija en su chocho, yo me arrastré hasta alcanzar la enrojecida almejita de la Juani y limpie su coño con mi lengua, mientras la Mercedes se había metido mi polla en su boca y me chupaba con deleite, mi hermanita autónomamente y sin previo aviso me monto y sentí una vez más el apriete y la tibieza de su angosto chochito

—¡Bravo, hijita! … cabalga a tu hermanito …

—Sí tía … se siente rico …

—¿Ves Juani? … así debes hacerlo tú … aprende de la Meche …

La Juani estaba gimiendo y disfrutando mi lengua, sentí su estremecimiento, sentí sus muslos apretando mis mejillas, sentí sus jadeos y engullí la rica esencia sabrosa que fluía de su panochita. La tía se había corrido con anterioridad y la Mercedes me cabalgaba casi con la misma destreza con que lo hacía mi tía Norma, era increíble ver a la pequeña con los ojos cerrados disfrutando mi verga, cuando me corrí dentro de ella, ella abrió sus ojos y los clavó en los míos comenzando a correrse con la boca abierta y lastimosos gemidos lascivos

—¡Que rico, hermanito! … ¡que rico! …

Bese a mi pequeña amante hermana, ella se quedó sobre mi pecho hasta que mi pene resbaló fuera de su estrecha vagina, ya había probado su primer pene y nadie más la detendría, Mercedes creció y se transformó en una bellísima mujer, con un cuerpo armonioso y muy parecida a mi tía en cuanto a su voraz apetito sexual.

La Juanita también se desarrollo como una chica muy guapa, gracias a mi tía, copulamos muchas veces más, pero ella tenía una preferencia sexual orientada más hacía las mujeres, le conocí varios novios, pero no duraba mucho con ellos, en cambio siempre tenía alguna amiga del alma.

Mi tía Norma con sus sesenta y tantos años, sigue siendo una hembra atractiva y finalmente encontró una pareja que aguantara su libido siempre pronta a “jugar” sus lascivos y calientes juegos eróticos.

Yo siempre agradecido de ella, también encontré mi zapato a la medida y mi esposa me acompaña en todo ya desde hace un par de décadas, con el tiempo le he ido contando casi todo lo que hacíamos con mi tía y ella no lo aprueba, pero lo toma como cosas de niños malcriados y nuestros retoños ni siquiera saben del juego del “Doctor”, ni del “Papa y mamá”, siempre con sus teléfonos y tabletas en manos o sentados frente a la computadora con sus juegos informáticos. Juegos diferentes para generaciones diferentes. Espero lo hayan disfrutado.


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