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Padres divorciados

Para empezar les diré que mi padre es de España y mi madre es de Brasil, y si, son padres divorciados.

Yo nací en España y empecé mis estudios y cuando termine estos, mi trabajo también fue acá en España.

Mis padres eran felices y deberían vivir una muy vida sexual, porque casi todas las noches, allá por las 12:00 de la madrugada escuchaba un ruido que nada tenía que ver con los movimientos nocturnos que se hacen en la cama para acomodarse y seguir durmiendo, más bien se parecían a los movimientos que se hacen para jugar a cosas de mayores.

Pero como mucho en esta vida, esta relación no estaba destinada para durar mucho y mi padre se busco una mujer más joven y que le diera más fiesta en la cama y claro cuando se empieza con las infidelidades, por mucho que se quiera ocultar a la persona que convive contigo, es imposible, porque se dan muchas coincidencias que apuntan al mismo sitio.

Cuando se divorciaron definitivamente y estuvieron todos los papeles en regla, mi padre se fue a vivir con su amante y mi madre seguía en mi casa.

Pero le resultaba muy difícil vivir en un sitio que aunque pertenecía a una parte de su vida, no era el de sus verdaderas raíces, así que después de pensarlo mucho decidió que lo mejor era volver a su país y empezar desde cero en el sitio donde se había criado.

Yo aún tenía 25 años, pero ya era totalmente independiente así que no tenía que elegir porque vivía solamente de mi sueldo, pero es cierto que me daba mucha pena que mamá se fuera a un sitio que aun yo no conocía por completo, ya que debido a la distancia, solo había ido unas 10 veces y ya hacía 10 años desde la última visita.

Pasó el tiempo y al año conseguí tener suficiente dinero ahorrado para ir a ver a mi madre en su nueva vida. No me lo pensé dos veces y hice mi maleta, cogí mi billete para la clase preferente y salí para allá.

El viaje es muy largo pero yo casi no note nada debido a lo que ahora paso a relatar con más detalle.

Cuando subí al avión y me senté en el asiento que me correspondía según mi billete, se acercó una azafata de vuelo bastante preciosa que se ofreció para lo que hiciera falta.

Cuando de repente y con una risa aun en la boca recordando lo recientemente sucedido, gire la cabeza hacia mi izquierda y vi la cosa más preciosa que nunca haya imaginado, sólo podía confirmar que no era un ángel ya que aún no habíamos despegado.

Tenía una larga melena roja y rizada que caía por toda la extenuidad de sus grandes pechos y acariciando esa preciosa espalda, hasta llegar al nacimiento de un culo nunca visto, muy potente y respingón que terminaba en el inicio de unas largas piernas que terminaban en unos bonitos zapatos de tacón de aguja que besaban el piso del avión.

En cuanto pude reaccionar no me lo pensé dos veces y me dispuse a perturbar la encantadora lectura de un libro bastante grande.

– Hola, me llamo Luis. Te he visto desde aquel asiento y permite me decirte que eres muy bonita y yo al ser tan curioso y no poder aguantarme he tenido que venir a preguntarte que cómo es posible que una linda dama como tu haga sola un viaje tan largo y aburrido. Yo estoy muy cerca, en el asiento que te he indicado antes, si quieres compañía avísame. Gracias por escucharme no te molesto más.

Me incorporé y me dispuse a dar un paso hacia mi asiento, cuando de repente escuche una voz preciosa que me impedía mi inminente acción.

– No me molestas, eres muy gracioso y muy simpático y tienes razón, es un viaje muy largo y aburrido pero contigo podría hacerlo más ameno, ¿te interesaría acompañarme durante el largo viaje?.

– Encantado señorita, ¿me dice su nombre? – Soy Virginia (sonriendo 😊)

Durante un largo periodo de tiempo estuve charlando con ella, y me enteré de bastantes cosas interesantes, como por ejemplo que iba a Brasil porque quería conocer ese país ya que desde pequeña sentía una gran curiosidad.

También descubrí algo de su intimidad, no tenía pareja estable ya que no le interesaba estar atada a una persona, ella decía que si conocía a alguien interesante y le apetecía echar un polvazo con esa persona, lo echaba y punto, pero sin ataduras y ni tonterías, una follada y se acabó, cada uno por su lado.

No me lo podía creer, porque había encontrado a una persona del sexo opuesto con la misma forma de pensar que yo en este aspecto.

Pasamos varios minutos en silencio y yo no pude evitar imaginarla desnuda, de rodillas y lamiéndome las pelotas, por lo que la erección no tardó mucho en aparecer y por mas que lo intente ella se tuvo que dar cuenta, porque se levanto me miro al paquete y me dijo – Voy al aseo si tardo mas de 5 minutos vas a buscarme (con una sonrisa maliciosa)

Yo estaba atónito esto no me podía estar pasando a mí, pero como no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad, cronometré el tiempo, pero cual fue mi sorpresa que a los 3 minutos mi querida amiga ya estaba de vuelta y yo no articulé palabra pues estaba desmoralizado, se había derrumbado toda mi esperanza de poder poseer a esa mujer tan bella.

– ¿Qué te pasa?, desde que he vuelto del baño ni siquiera me has mirado a la cara.

Yo dude mucho y no sabia que decir, porque si le decía la verdad le podría sentar mal y si le decía una mentira el que se iba a sentir mal era yo, pero como para el tema de los sentimientos soy muy egoísta y no me gusta sufrir decidí decirle la verdad.

– Eres una puta joder!, creía que ibas al baño para esperarme y follar para hacer más ameno este puto viaje de los cojones.

– Es eso?, pues no te enfades que tiene fácil solución, vuelvo al baño, estoy en el reservado para minusválidos, que es más amplio y hay más posibilidades de posturas. En cinco minutos te quiero allí listo para meterla en caliente.

Estas palabras bajaron desde mis oídos por toda la espina dorsal hasta llegar a la polla, donde sentí un gran espasmo que me indicaba que estaba lista para entrar en la linda cavidad que debería tener esa zorrita pelirroja.

Conté los segundos y cinco segundos antes de que llegaran los cinco minutos no pude aguantar más la espera y salí disparado para los baños.

Llegue a la puerta donde me esperaba mi amante, cerré la puerta tras mí y ella con voz sensual y subiéndose en el lavabo me dijo que le comiera todo el coño, yo no me lo pensé dos veces, no podía perder una oportunidad como esa, le recorrí con mi lengua desde sus tobillos hasta la ingle, pasando por sus pantorrillas y por el interior de sus muslos, debería gustarle mucho porque en tan solo ese trayecto soltó varios suspiros.

Empecé a darle besos suaves por toda la longitud de su raja, ella me cogió mi cabeza y me la apretó contra su gran coño, como diciéndome que por favor no tardará mas en acariciar su lindo clítoris con mi lengua, yo como chupa coños no quise defraudarla, así que no me hice de rogar y metí mi lengua entre sus dos gordos labios, pude sentir todo el sabor de sus jugos en la punta de mi lengua, sentía un olor embriagador que me rodeaba y me hacía subir al cielo.

Cuando de repente sentí como su vagina se contraia y su cara se desencajaba debido al evidente orgasmo que le había producido tanta excitación y mis aún pocas caricias brindadas a su salud. Se puso de pie, me aparto fuertemente ya que yo me apretaba a ella como una sanguijuela.

Se subió su minifalda hasta la cintura y aun no le había dado tiempo de levantar las manos hacia su top, cuando las mías ya estaban facilitando el trabajo y ayudándole para que tardara lo menos posible en descubrir esas dos montañas que estaba deseoso de chupar, cuando se lo quite me abrazo, aun no se si por muestra de cariño o para facilitarme el trabajo y que me costara mucho menos desabrocharle el sujetador de encaje negro.

Cuando termine ella lo dejó caer al suelo, me aparte para poder admirar esos dos preciosos pechos enormes, que no me cabían en una mano, muy blancos con una aureola que casi no se veía y un pezón precioso, muy rosa y después de admirar unos segundos sin perder detalle de ellos, me abalance sobre uno de ellos y lo chupe como si quisiera sacar leche de ellos recordando mi infancia.

Estábamos los dos tan sumamente entregados al placer con los ojos cerrados que no notamos la presencia de una tercera persona, que empezó a ayudar a mi amante pelirroja a desnudarme sin importarme lo más mínimo de quien se trataba.

Cuando estuve absolutamente desnudo sentí como algo húmedo se acercaba a mi rabo, no sé si debido a la sensación o al susto de aquella sensación mire hacia abajo y me encontré con la cara de la azafata que mirándome a los ojos sonreía y me dijo.

– Tu amiguita me ha avisado de la inminente fiesta y no he querido perdérmela.

Y de una sola vez se la metió entera en la boca, aun me excite mas aunque yo pensara que era imposible excitarse tanto, no pude aguantar muchos lametones y tuve que descargar toda mi munición blanca en la boca de aquella muchachita rubia.

Deje por un instante de besar a Virginia y incorporando a la azafata, desnude a Rosa (la azafata), ayudado por Virginia.

Me imagine que se debería haber tragado toda la leche que había emanado de mi capullo porque no tenía ni un rastro de mi leche en su ajustado uniforme. Virginia y Rosa empezaron a besarse y tocarse los pechos, cuando yo termine de quitarle un diminuto tanga a mi azafata preferida, pase a masturbarme un poco viendo la preciosa escena que me estaban dedicando en exclusiva aquellas dos bellezas.

Después de asegurarme que la puerta estaba con su seguro debidamente puesto, me puse a las espaldas de mi azafata rubia y piel muy bronceada a causa seguramente de sesiones de rayos uva en el gimnasio que seguro visitaba muy a menudo ya que sus nalgas estaban muy apretadas y duras.

Después de manosearla un poco y comprobar que tenía bastantes jugos como para llenar una piscina olímpica, pase a lamerle ese precioso culo, primero mordisquee esos lindos cachetes que con su proximidad ocultaban una pequeña apertura que por su aspecto parecía virgen aun y lo pude comprobar, ya que al lamerle esa pequeña apertura, dio un gran salto apartándose de Virginia y mirándome me dijo que tomara lo que quisiera menos eso, porque le daba miedo el dolor que pudiera sentir, además aún nadie había penetrado por ese orificio y no quería que nadie lo hiciera, pero yo como soy muy cabezón y estaba tremendamente emocionado por la situación, hice caso omiso y mi amante pelirroja, cogiendo a Rosa por la cintura y volteandola para verse la cara con ella le dijo con tono suave para tranquilizarla.

– Tranquila yo lo he hecho muchas veces por ahí y verás como lo disfrutas.

Déjate llevar.

Después de estas palabras la azafata abrió sus piernas para facilitarme el trabajo.

Ayudado de mis manos para separar esos grandiosos cachetes, lamí su ano y me ayude de mi lengua para empezar con una lenta pero placentera dilatación.

Cuando introduje mi lengua y se intensificaron mis caricias por esa zona, note como aún se mojaba mas la muy zorra.

Cuando lo vi suficientemente abierto me puse de pie y le empuje en la espalda para que se inclinara un poco.

Virginia viendo que iba a penetrar a esta gran puta, se volvió a sentar en el lavabo para que ella se inclinara para comerle el conejo mientras a mí me dejaba una buena posición para poder follarla por el culo. Virginia empezó a emitir pequeños gemidos mientras Rosa se lo comía todo.

Yo me apresure para acercar la punta de mi iceberg a la entrada aún virgen aunque por poco tiempo de Rosa.

Note como dio un salto y el leve temblequeo de sus piernas debido al miedo que debería sentir en ese momento, empuje poco a poco y Rosa soltaba unos pequeños gritos que eran ahogados por la profunda cueva de Virginia.

Cuando por fin la metí entera la deje un poco metida sin moverla, para que el culo se fuera amoldando al tamaño de mi polla erecta.

Cuando estuvo lista empecé a bombear lentamente para incrementar el ritmo según me lo indicaba Virginia con su mirada, ya que ella sentía en sus lametazos los deseos de la sodomizada azafata.

Tras un rato no pude mas y descargue de nuevo pero esta vez en la cavidad más estrecha de Rosa y ella también se fue anunciado por un gran estremecimiento que me hizo creer tener la polla metida en una batidora.

La azafata ya contenta, se aseo se vistió y se despidió de nosotros dándonos las gracias por las oleadas de placer que le habíamos ayudado a que experimentara.

Yo también me hubiera marchado ya que después de correr me dos veces ya había saciado mi deseo de sexo, pero Virginia no estaba dispuesta a dejarme marchar sin que le machacara el cocho con mis envestidas, así que me senté en el water, ayude a mi polla a orientarse hacia el gran y caliente chocho de Virginia y espere que ella se sentara.

Como aun estaba muy mojada solo tuvo que sentarse y entró sin ninguna clase de esfuerzo. Sentí un gran calor que abrazaba mi polla por toda su longitud, una gran suavidad en cada movimiento y percibía el dulce olor del cabello de mi amante que se situaba dándome la espalda.

Se tuvo que emplear a fondo ya que yo estaba muy agotado y casi sin reservas de soldaditos. Después de varios minutos y de pasar por ciento de posturas me corrí y de un chorretazo inunde a aquella zorra viciosa por todo su interior.

Me vestí y me adecenté un poco para salir, pero mi amante aun tenia ganas de juerga, porque seguía de pie pero masturbándose y como comprenderán yo ya estaba listo, así que me marche.

Me senté en mi asiento a descansar y al cabo de media hora mire hacia el asiento de Virginia y no estaba allí sentada, así que preocupado volví a la puerta del aseo y pegue la oreja a la puerta, escuchando unos gemidos de placer y comprendiendo que seguía follando con algún afortunado que paso aquel momento por el pasillo.

Llegue por fin a mi destino. Baje del avión y a mi espalda iba Virginia.

Cuando estábamos en la puerta del aeropuerto nos despedimos con un largo beso en los labios y me dio su tarjeta de visita, me dijo que iba a estar un par de semanas solamente y que estaría encantada si la llamaba algún día durante esas 2 semanas para follar en algún sitio de la ciudad.

De pronto alguien me dio unos toquecitos en el hombro a modo de llamar mi atención, me gire y que sorpresa fue la mía al ver a mi madre con aquellas pintas. Llevaba un diminuto top que aprisionaba unos grandes pechos y enseñaba una preciosa y aun plana tripita.

En la parte baja, como pude descubrir un poco más tarde, tan solo llevaba un pantaloncito diminuto que se metía entre los cachetes de su potente culo y dejaba enseñar una buena parte de estos además de toda la longitud de sus dos hermosas piernas, largas y muy bien torneadas.

– ¿Cómo estás cariño?, ¿te ha ido bien el viaje?. Tienes cara de cansancio vamos a casa y te daré un masaje en los pies mientras duermes en mi cama.

– Un momento. Quieres decir que estaré durmiendo en tu cuarto?, no habrá una habitación para mí donde pueda tener mi intimidad?.

– Cariño soy tu madre y no una extraña, además ahora soy mucho más abierta que antes, no pensaré nada malo si te pillo cascándotela, es más puede ser que te ayude, siempre y cuando calces bien.

Yo sonreí y me tomé las palabras de mi madre a broma, no veía la escena de mi madre comiéndome el rabo mientras le toco las tetas.

Llegamos a casa de mis abuelos y después de los saludos y hablar un poco con ellos, mi madre se disculpó y se marchó hacia dentro de la casa, no sabía a qué habitación se dirigía exactamente.

Yo debido al cansancio del viaje tampoco tarde mucho en disculparme y retirarme a deshacer la maleta ducharme y acostarme a dormir un poco, ya que el viaje había sido muy agotador.

Llegue a la habitación donde dormía mi madre y que por unas semanas debería de compartir conmigo, deshice la maleta, tuve algunos problemas de espacio pero nada grabe y que pude solucionar yo solo.

Me fui al baño me duche rápidamente y después me apetecía estar un rato metido en la bañera disfrutando del poder relajante que proporcionaba el agua y cerrando los ojos para estar más concentrado en aquella sensación, me recosté hacia atrás.

No estuve mucho rato así, como a los 10 minutos pensé que ya era hora de salir y acostarme, pero la escena que vi fue más increíble si cabe que ninguna de las anteriores.

Mi madre estaba desnuda, sentada en el bidé, con mis calzoncillos sucios en la mano izquierda y los olía mientras con la otra mano y ayudada por la pastilla de jabón se masturbaba como si yo no estuviera allí o como si quisiera que yo viera aquello.

Salí rápidamente de la bañera y debido a la gran empalmada que me producía aquella situación mi madre esbozó una gran sonrisa.

– Parece que alguien se alegra mucho de verme de esta forma (dijo con ironía) – Bueno…. eh…. Mamá, las cosas claras joder, si quieres follar dímelo, pero no hagas estas cosas, porque ahora me empalmo y después tengo que terminar lo que tu estas empezando.

– Tranquilo todo a su debido tiempo.

Mamá cogió una toalla, se levantó y me la puso alrededor de mi torso desnudo (aprovecho para abrazarme débilmente), se volvió a sentar y cogiendo me del rabo, me condujo para que me situara más cerca de ella y facilitarle así que me practicara la mamada más agradable, más increíble y más placentera de toda mi vida.

Estaba muy excitado y no aguante mucho, y me corrí como nunca, soltando grandes bocanadas de leche caliente, derramando está por sus labios, por su pecho y por su linda tripita.

La cogí de la mano y la ayude a levantarse, la cogí de la cintura y le di la vuelta, me puse de rodillas y le devolví con intereses todo lo que me había hecho hacía unos momentos.

Le chupé hasta el último centímetro de sus frutas prohibidas (el ano y el coño) hasta que se fue de una forma extremadamente estrepitosa.

– Perdona por el jaleo corazón, pero hacía tiempo que no tenía un orgasmo y ya no me acordaba

Me incorpore y acerque mi ariete a la entrada de su coño. La sangre me hervía y mi polla parecía reventar algo en mi decía que no lo hiciera, pero la voz que salía de mis huevos era más fuerte y esta solo decía

– ¡¡¡¡FÓLLALA!!!!

Pero Desgraciadamente no tuve que enfrentarme a este compromiso de decisión ya que mi madre, no estaba tampoco muy de acuerdo con lo que iba ha hacer.

– Cariño mejor no, recuerda que no estamos solos en esta casa y que alguien podría entrar en cualquier momento. Imagina el escándalo que montaría tu abuelo si nos pillara jodiendo como dos perros en celo. Mejor hacerlo en algún sitio fuera de casa.

– ¿Pero dónde mama? – No sé, busca algún sitio.

Por unos instantes me desilusione por completo. Decidí acostarme porque había sido un día muy largo.

Deje el reloj en la mesita y vi la tarjeta de visita que me había dado Virginia, recordé la escena vivida en el aseo del avión y de repente se me encendió una luz en mi interior. Ya tenía solución mi problema.

Al día siguiente desayuné lo más rápido que pude, me vestí y casi sin despedirme, fui corriendo a una cabina de teléfono a llamar a Virginia

– ¿Si? – ¿Virginia?, tenemos que vernos – Espero que sea para algún tema relacionado con sexo porque ya te dije que no me gustan las relaciones – Por supuesto, tu tranquila que yo lo único que quiero de ti es ese coñito tan lindo que tienes – De acuerdo, quedamos en la cafetería a las 4 de la tarde para tomar algo de café. ¿De acuerdo? – De puta madre, hasta luego – Hasta luego

Mi problema casi estaba solucionado, porque seguro que en la habitación del hotel de Virginia podríamos follar de ensueño con mama de por medio.

Comí a toda prisa y la espera hasta que llegara la hora de marcharme se me hacia interminable, el tiempo parecía no pasar nunca y antes de las cuatro ya estaba en la cafetería tomándome un solo cuando llego Virginia acompañada por un negro enorme.

– Hola! – Hola Virginia. ¿Quién es tu acompañante? – Se llama Butombo y es un follador muy bueno tiene un rabo que parece una coca-cola de 2 litros – Bien encantado, yo soy Manolo (dije dándole la mano al negro). Quería hablar contigo por lo siguiente ….

Conté todo lo sucedido con mi madre y el problema que se me presentaba, le propuse que podríamos hacer una mini-orgía, pero Virginia se negó en rotundo, dijo que ella no quería las cosas con el apodo de mini, todo lo quiere enorme y si es una orgía más enorme todavía. Pusimos una hora y quedamos en la habitación del hotel donde se hospedaba Virginia.

Cuando llegue a casa me apresure a hablar con mi madre.

– Mama ya tenemos sitio – Dónde hijo? – Una amiga que conocí en el avión me presta su habitación para que podamos jugar – Estas loco?!, como se te ocurre contarle lo que hicimos y lo que queremos ha hacer a ninguna otra persona? – No te preocupes mama, no le dije que eras mi madre

Era absolutamente mentira casi todo, ya que si que le había contado que era mi madre y lo que había pasado y lo que queríamos hacer, además de que ella y algunos mas iban a asistir a la fiesta. Mama y yo nos arreglamos y le dijimos a mis abuelos que saldríamos hasta tarde que no se preocuparan por nosotros.

Llegamos a la recepción del hotel y tras decirnos el número de habitación que correspondía a Virginia nos dirigimos al ascensor para alcanzar el piso lo antes posible. Debido al calentón empezamos unos juegos preliminares en el ascensor ya que no había nadie y no pude contenerme de meter la mano bajo el bonito vestido de mama y tocarle todo el chocho y besarle apasionadamente.

Cuando llegamos a la puerta de la habitación toque la puerta, mamá se quedó muy extrañada de que yo no llevara llave pero no le dio importancia. Abrió Virginia que estaba deslumbrante y nos hizo pasar.

Aun no había nadie así que mamá no se asustó, tomamos un par de copas esperando a los invitados. Tocaron la puerta, Virginia fue a abrir y cual fue mi sorpresa cuando vi a Butombo y dos negros mas con las mismas características.

Mamá se asustó muchísimo pero la tranquilicé como pude y tras hablar un rato en la intimidad con Virginia se relajó y se dejó llevar, de repente volvió a sonar la puerta y me asombre más todavía ya que creía que ya éramos suficientes, esta vez fui yo el que se decidió a abrir la puerta y me sorprendí mucho al ver a dos mulatas preciosas que venían acompañadas por una mujer bastante negra de grande pechos y un mulato, pasaron y serví unas copas para todos.

Mamá no se separó de mí y yo estaba a reventar, como no había sillas para todos la mayoría estábamos de pie, tan solo mamá, Virginia y la negrita estaban sentadas.

Después de una acalorada conversación y unas cuantas copas en el aire se podía oler la sobre dosis de perversión que había en esa habitación tan bien poblada.

Mama que estaba sentada y al lado tenía a uno de los negros fue la que dio el primer paso y al notar un gran bulto en el pantalón de este decidió que acariciarlo ayudaría a empezar la fiesta.

Desde ese momento empecé a perder la pista de muchas cosas así que contaré desde mi punto de vista y tan solo lo que vi.

La negrita que estaba a mi lado, no se lo pensó y se apresuró a bajar la cremallera que guardaba mi instrumento más preciado.

Mire hacia abajo y era sorprendente ver aquella bestia, tan hinchada con venas enormes que se marcaban por todo su exterior y una enorme cabeza muy colorada que parecía iba a reventar, chorreaba liquido preseminal, era bestial, sentía mucho placer tan solo con la excitación que me producía aquella situación.

Intente localizar a mi madre pero ya estaba rodeada de tíos que querían una limpieza de falo, a la que si pude localizar era a Virginia, que se estaba masturbando mientras el mulato le ayudaba a darle placer acariciándole el clítoris con la lengua mientras ella a la vez que se masturbaba, masturbaba también al mulato y en la boca tenía una tranca de uno de los negros, volví a mirar abajo y la negra había empezado a chupar de una forma brutal, absorbía con tanta fuerza, que incluso había momentos en los que sentía algún pequeño dolor que aumentaba mi excitación.

Uno de los negros que dejó libre a mama se acerco al culo de la negra, lo levantó levemente y perdí de vista su cabeza, pero seguro estaba practicándole una lamida de chocho que no olvidaría nunca, porque ella cada vez chupaba más frenéticamente.

Tenía unas ganas enormes de gritar, para echar fuera todas las diferentes emociones que me producían tales sensaciones, pero por vergüenza me lo pensé y decidí contenerme.

La negra tembló con lo que seguro era un gran orgasmo, el negro se incorporó y pude ver toda su cara brillante de la mezcla de jugos y saliva y al ver tal imagen no pude aguantar mas y me corrí de una forma brutal e inimaginable, que sorprendió hasta a la negrita linda, el negro orientó su ariete a la entrada vaginal de mi succionadora y se la metió de una embestida.

Yo ya había probado bastante de esa negrita y obtuve mi primer orgasmo de la noche en sus manos, así que me dirigí hacia Virginia, aparte al mulato y separando sus piernas, me situé en su puerta trasera, que estaba muy empapada y bastante dilatada ya que seguro el mulatito le practicó el beso negro a mi pelirroja 👩‍🦰, así que no fue muy difícil meterla de una gran estacada, empecé a bombear y podía oír los gritos ahogados y entrecortados que producía mi amante sodomizada, cuando miraba hacia abajo veía su precioso conejo, con un pequeño triángulo de vello rubio que cubría su pubis.

El negro pidió mi relevo y yo como no quería otra mamada levante a Virginia y me acosté yo, elevando la punta de mi polla hasta el cielo le dije a Virginia que me cabalgara, dejando así la no tan estrecha apertura de Virginia a merced de esa gran tranca negra. El negrito y yo casi no nos teníamos que mover, porque Virginia parecía estar poseída, iba de adelante para atrás con una gran velocidad, más propia de un fórmula uno que de una persona.

Podía sentir la tranca que entraba y salía del culo de Virginia en mi propia picha.

Poco después nos fuimos los tres casi al mismo tiempo (la última fue Virginia), nos quedamos un rato acostados los tres, como en forma de sándwich, con Virginia en el medio, que nos masturbaba las colas que aún estaban en estado de flacidez recuperando las fuerzas gastadas en el anterior polvo.

Varios minutos después y habiendo ya recuperado el aliento, me levanté y me dirigí al manjar más rico que había en esa habitación para mi, aparte a la mulata que le comía el coño a mama mientras era sodomizada por uno de los negros.

Quite también a Butombo que le estaba dando de mamar su gran polla negra.

Quería ese manjar solo para mí, separe las piernas de mama, acerque un poco mi rabo y mama lo cogió con una de sus expertas manos, haciéndome una lenta pero muy placentera masturbación, cuando estábamos bien acondicionados, condujo la punta de mi iceberg a la entrada de su cueva.

No me lo podía creer por fin iba a poseer a mi mama y iba a ser delante de tanta gente, cada vez que me acercaba más notaba el calor que había en ese horno. La penetré poco a poco saboreando el momento, la primera vez que penetraba a mi propia madre.

Era diferente que los demás chochos que había perforado, este era más suave más cálido, era increíble.

Mamá ayudaba a mi bombeo con un leve pero efectivo movimiento de caderas, que me hacía subir al cielo, estaba a punto de correrme, pero mi mama que por lo que veía me conocía muy bien me aparto para que no terminara tan pronto ese gran encuentro. Se puso en cuatro

– Ahora rómpeme el culo hijo de puta – Con mucho gusto zorra

Me puse detrás de él y algo elevado para facilitar la entrada por la puerta trasera.

Esta vez no le di tiempo a mama a cogerme el rabo, tenía tantas ganas de follarla que arremetí contra ella y entro de un solo empujón, dio un estruendoso grito y me pidió que fuera un poco más delicado hasta que se agrandará algo más su pequeña entrada.

Yo hice caso omiso y empecé a darle por el culo como nunca había hecho con nadie, mama gritaba, pero poco a poco esos gritos de dolor se convertían en gemidos de placer, sentí una lengua que me recorría los huevos para ayudar a mi eyaculación, mire hacia atrás y era una de las mulatas en busca de rabo, pero yo no estaba dispuesto a sacarla del culo de mami para follarla a ella, así que yo seguí a lo mío.

No pude aguantar más y reventé en las entrañas de mama, esta al sentir toda la leche de su hijo derramada en su interior, dio un grito de placer y le fallaron las fuerzas de los brazos y gracias a mi peso y al suyo quedamos acostados en el ahora caliente suelo, mamá debajo y yo encima con mi polla aun metida en su trasero.

La noche siguió aunque ya no al mismo ritmo, a eso de las 5 de la mañana sedientos de follar y con un hambre voraz debido al gran desgaste físico, decidimos ir a casa de las mulatas y allí comimos follamos y bebimos, pero eso ya es otra historia que contaré en otra ocasión.

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