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Madre de adolescentes II

Madre de adolescentes II

Mamá tenía sus piernas abiertas y yo estaba tocando sus labios vaginales con su consolador, favorito justo al extremo de la rajita de su chocho brillante y húmedo, la zona de su clítoris, yo quería verla contorcerse en un orgasmo como solo ella tiene, sentí su mano aferrar mi pene, seguí acariciando el vértice de su sexo, su clítoris y labios estaban enrojecidos, hinchados y henchidos por la presión sanguínea que irrigaba el área estimulada, el zumbido del juguete que vibraba en mi mano era como una música erótica que hacía palpitar mi pija.

Mamá estaba arqueando su espalda y estirando su desnudez sobre la cama, sentí la presión de su mano en mi verga, pero no me pajeaba como solía hacerlo, más bien se había adueñada de mi polla − ¡ooohhh! cariño … ¡ssiii! … continua así querido … ¡ssiii! … así … ya casi acabo … ¡aaahhh! … ¡ssiii! … ¡ssiii! – mamá estaba al borde del clímax, tomé su seno con mi mano libre e inserté la gruesa punta del consolador en su concha – ¡ooohhh! … hijo … ¡ssiii! … justo ahí … vas a hacer que me corra – tomé el dildo y comencé a follarla rápidamente, luego lo saque aumentando la vibración del artilugio al máximo y se lo aplique directamente sobre su clítoris moviéndolo ligeramente − ¡uuuhhh! … ¡ssiii! … ¡ssiii! … ¡ooohhh! … hijo … ¡ssiii! … ¡aaahhh! – mamá comenzó a mover velozmente la mano que aferraba mi verga, su cuerpo se sacudió espasmódicamente, sus piernas se abrieron y se cerraron varias veces, finalmente sus muslos permanecieron cerrados atrapando el dildo con la suave piel de ellos, mamá estaba finalmente teniendo un maravilloso orgasmo, gruñía como una gata en celo, sollozaba y reía, gemía y se quejaba, luego se giró en la cama escapando de las vibraciones del juguete.

Luego de unos minutos mamá se giró hacía mí − ¡oh! hijo, hiciste que me corriera como una puta … ¿te gusta verme así de caliente? – me preguntó abrazándome – por supuesto que sí mamá, me encanta hacerte esto … me gusta que hagamos juntos todo esto – le respondí atrayéndola hacía mí, ella acarició mis cabellos – no hay nada que me excite tanto como correrme cuando sé que me estas mirando, hijo mío – agarre el consolador que zumbaba todavía y lo deje a un lado, una vez más me maravillé del cuerpo desnudo de mamá, jamás me cansaría de verla, pasé la lengua por mis labios mirando esos pezones que una vez me alimentaron, lucían delicados e hinchados.

Mamá notó que miraba sus senos y los tomo ambos en sus manos – ahora quiero ver que tu acabas en mis tetas – dijo con maliciosa sonrisa − ¡oh! mamá … ¿qué tal si lo hago como siempre? … aquí recostado … − dije con un tono de cansancio − ¡oh! hijo … vamos que ya lo has hecho antes … quiero sentir mis tetas llenas de tu lechita tibia – me dijo con una voz de niñita malcriada − ¡ay! mami … no seas caprichosa … − dije tratando de que sonara como una reprimenda − ¡ya! no me desobedezcas … sé que a ti te gusta – me dijo juntando sus tetas y haciéndolas parecer más grandes e invitantes.

− Si eso es lo que quieres mamá – dije mientras me ponía a horcajadas sobre su vientre − ¡oh! hijo tu polla se ve gigantesca desde aquí – dijo en una voz que denotaba su placer al dominarme con su autoridad de madre, me coloqué como ella quería y ella acarició mi glande con sus pezones rosados, al estar yo sobre ella, era yo él que la dominaba, sus pechos justo debajo de mi verga dura e hinchada que latía con fuerza y mi mano comenzó el movimiento necesario al acto masturbatorio, la cara de mamá estaba enrojecida y sus ojos brillaban de lujuria incestuosa, casi implorando que explotara en sus carnosas, cálidas y pálidas colinas blancas, quería que mancillara su cuerpo con mi semen y sabía que no la decepcionaría.

Aferré mi verga con fuerza aumentando la velocidad de mi masturbación, los ojos de mamá me miraban fascinados, estaba hipnotizada ante mi actuar y yo miraba sus pezones que estaban a centímetros de mi glande, me parecía una cosa perversa, quizás sucia, pero lo hacía deleitándome solo mirando la cara de mamá que ni siquiera pestañaba, con un poco de malicia apunté mi pene a su rostro y una gruesa masa de esperma aterrizo en sus parpados – en mis tetas … en mis tetas – gritaba mamá tratando de limpiar su visual con sus manos, yo movía mis manos estrujando hasta la última gota de esperma sobre esos pezones deliciosos, me detuve a contemplar su hermosa cara que había amado desde que era un bebe, parecía aún más bella desnuda, sus labios sensuales, su cuello elegante y sexy, sus hombros armoniosos que emanaban sensualidad, mamá era la encarnación de un encanto sexual.

Estaba jadeando y mamá todavía trataba de hacer salir algunas gotas de semen sobre sus senos embadurnados de esperma, me acariciaba mis huevos con delicadez, después me tomó de mis caderas tratando de frotar sus tetas en todo mi cuerpo, me dejé caer a su lado y ella de inmediato se enderezó y me beso, beso que se transformó en una fusión de labios e intercambio de saliva, mamá estaba caliente una vez más – mamá necesito hacer pipí y lavarme … iré a tomar una ducha – dije con cierta premura tratando de tener un rato de reposo, me levante y escapé hacía el baño, dejando a mamá que atrapaba su consolador otra vez.

− ¡Oh! mi dios … tengo una ninfómana por madre – pensé mientras me sentaba en el inodoro para orinar. Mi madre es una hermosa mujer de treinta y siete años, yo tengo dieciocho, todo comenzó hace más o menos un año cuando ella me descubrió masturbándome, en un principio ella se satisfacía solo a mirarme, me confesó que solía masturbarse ella sola después de verme eyacular, venía al menos una vez a la semana para presenciar mi masturbación y después se iba a su cuarto a desahogarse con sus dedos, lo hicimos de esa manera por varios meses, hasta que un día ella me entregó su estrecha panocha, desde entonces no hemos cesado de follar, mi juventud me favorece, pero mamá es incansable, terminé de ducharme y regresé al lado de mamá, ella estaba pasando la lengua por su consolador.

− Ven hijo … quiero comerme tu polla … ahora que la tienes fresca y aseada de seguro es más excitante y sabrosa que este pedazo de goma – dijo mamá haciendo lugar para que me recostara al lado de ella, con sus toques magistrales, bien presto mi pene estaba duro como palo, su mano recorría mis genitales y su boca subía y bajaba a lo largo de mi verga, mamá me daba mucho placer con su boca, ella me chupaba vigorosamente y con una maestría única, me procuraba escalofríos y se me erizaban todos los vellos de mi cuerpo, ella succionaba mi pene hacía arriba, como tratando de hacerlo crecer más.

− hijo quiero tu semen … tienes que correrte en mi boca … tú sabes que me gusta tu semen – dijo mamá alzando su cabeza por un momento, para luego dedicarse con cuerpo y alma a succionar mi pene, pensé en lo feliz que debe haber sido mi padre con una esposa como ella, la capacidad de mamá en el sexo oral era prodigiosa, era una maestra experimentada, su lengua hacía maravillas en mi glande, luego lo hacía desaparecer en la profundidad de su boca, sus mamadas eran formidables y placenteras, ella dominaba completamente los tiempos y las velocidades a la cual chuparme la verga.

Sus labios se sellaron en torno a mi pija, mientras su cabeza ondulaba sobre mi pene, su legua azotaba mi glande vertiginosamente, ahora se había concentrado en el borde de mi glande rozándolo delicadamente con sus dientes, sin causarme dolor, pero portando la mamada a un nivel superior que yo desconocía, una mezcla de suplicio con la justa fuerza de succión me estaba procurándome sensaciones increíbles − ¡chúpamela, mamá! … ¡chúpamela más fuerte, mami! … ¡trágate todo mi semen, mamita! – abrí mis ojos y me di cuenta qué mi madre se había enterrado su consolador hasta el fondo y movía sus caderas follando con el juguete, al mismo tiempo que me chupaba la polla casi en un trance de lujuria, sin poder contenerme más exploté en su boca, la sentí tragarse todo y estremecerse en su propio orgasmo − ¡oh! mami, te ves tan bella con mi polla en tu boca – le dije respirando afanosamente – ¡que rico eres hijo! – me dijo ella mientras su lengua recorría sus labios una y otra vez saboreando mi esperma.

Los ojos claros de mamá estaban llenos de pasión y lujuria, me había regalado una mamada bestial, la cantidad de esperma me sorprendió también a mí, ella todavía se estiraba levantando sus brazos y masajeando sus tetas, celebrando su orgasmo, reía como una niña después de haber conseguido satisfacer su capricho, quizás la larga abstinencia de mamá la hacía actuar en este modo impúdico y sin recatos, la exuberancia de su conducta sexual también me sorprendía pues ella jamás estaba completamente satisfecha, su cuerpo hervía de pasión y deseos todas las veces que nos uníamos carnalmente, me decía que yo le recordaba a papá y que ella se sentía mujer solo conmigo, yo me sentía halagado de tener ese efecto en ella y orgulloso de ser equiparado a mi padre, al mismo tiempo no podía resistirme a la fuerte atracción que su fuerza sexual ejercía en mí, me fascinaba esta mujer que me dio la vida y que ahora de madre se había convertido en mi amante, tenía todo mi afecto de hijo y toda la fogosidad de mi juventud y amante enamorado, pues me había hecho enamorar indudablemente, me subyugaba.

Me acariciaba la polla con delicadez, como si se tratara de algo preciado, además, me miraba con una cierta devoción, también ella se sentía enamorada − ¿sabes lo hermosa que luces cada vez que te corres, mamá? – le dije tomando su mano, ella titubeante soltó mi polla y se acostó a mi lado, acarició mi rostro y dibujo mis labios con su dedo, luego me beso – si crees que me veo bella por eso, entonces me debes hacer acabar muchas veces más – me dijo con esa voz melosa de niña malcriada que tiene ella cada vez que quiere lograr sus antojos, me enderecé en mi codo y la contemplé una vez más, sus largas piernas con ese colchoncitos de rubios vellos enmarañado de su chuchita, su ombligo, su vientre plano si señal alguna de haber engendrado dos críos, sus pechos que se movían al ritmo de su respiro, así túrgidos, así suaves y carnosos, es muy bella mi madre, concluí.

Mamá puso una de sus bellas piernas sobre mí, con la rodilla sobre mis genitales tratando de estimular mi polla, volvió a besarme, no con un beso de madre, sino con un beso apasionado de mujer a un hombre, a su hombre, me hacía saborear una vez más mi proprio semen, tantas sensaciones comenzaron a despertar a mi pene del breve letargo, su lengua se movía dentro de mi boca y mi lengua le respondía con el mismo fervor, nuestro beso nos hacía caer en la lujuria y pasión de amantes, la natural sensualidad de mi madre me impulsaba a apoderarme de su sinuoso cuerpo y poco a poco comencé a acariciar sus pechos, sus caderas, sus muslos, su chocho en completa ebullición, mamá me empujó sobre mis espaldas y luego se puso a horcajadas sobre mí vientre, pero dándome la espalda, la gloriosa vista de su culo perfecto hizo agitar a mi musculo sexual.

Yo comencé a acariciar sus blancos glúteos, mamá se deslizó poco a poco con su panocha sobre mi pene, pensé que de un momento a otro sentiría su húmeda y aterciopelada conchita envolviendo mi pene, pero no, ella se acuclilló y comenzó a dirige ir mi dura verga al estrecho orificio de su culo, mi vista era privilegiada, centímetro a centímetro mi pija se adentró en su estrecho canal anal hasta que sus nalgas tocaron mi pelvis, luego se acomodó parsimoniosamente y comenzó a follar mi polla con su culo estrechísimo, tomé los costados de su culo para ayudarla en el sube y baja de su ano en la longitud de mí polla.

Literalmente la culee por varios minutos y ella con sus manos abría sus nalgas, las apoyaba en sus caderas, las abría a ambos costados de su cuerpo, luego desaparecían sobajeando sus tetas y estimulando sus pezones, se detuvo un momento para arrodillarse y enseguida continuó su movimiento cada vez más frenético, en mi pene se sentía lo estrecho de su culo y las contracciones que su ano ejercía en mi pene, sensación exquisita, me enderecé un poco para buscar su clítoris, ella misma tomó mi mano y la puso es su rajita vaginal, traté de meter mis dedos en su chocho empapado, para luego concentrarme en el clítoris de mamá.

Mi madre gemía con fuerza y emitía una especie de maullidos de gata, sollozos y risitas me indicaban que estaba al borde de su orgasmo, masajee su clítoris como si fueran las cuerdas de una guitarra, una risa como una carcajada acompaño una serie de temblores y gemidos afanosos, mamá estaba cruzando el umbral de la lujuria, se sentó en mi pija y sus caderas de movían en círculos, mi pene había desaparecido completamente enterrado hasta mis bolas en su culito giratorio, como desesperado tomé sus caderas e hice el esfuerzo máximo de penetrarla con todo lo que tenía, me aferré a sus tetas cuando comencé a correrme en el culo de mamá, que maravilla de hembra, agarrado a sus pechos esplendorosos me deje caer hacía atrás arrastrándola conmigo, mi pene era todo dentro de su ano sintiendo las contracciones de su esfínter grandioso.

Descansamos por un momento en silencio, mi pene resbaló fuera de su culo − ¿te gusto? … a mi me encanto y todavía siento como tu semen sale de mi culo … − me dijo mi mamá − ¡oh! mamá todo lo que hacemos me gusta … todo en ti me gusta … te adoro, mamá – le dije efusivamente mientras apretaba sus tetas magnificas y acariciaba su vientre que una vez me cobijó en sus entrañas, ella como pudo giro su cabeza y me beso – eres adorable también tú, hijo … me haces tan feliz como jamás pensé después de tu padre – otra vez ella se refirió a papá en un comentario post coital, me complacían esas afirmaciones, pero siempre me dejaban nostálgico debido a la perdida de mi padre siendo yo tan pequeño.

Mamá se dejó caer a mi lado, su sonrisa amplia me hablaba de su amor, sus ojos me transmitían pasión, la calidez de su cuerpo era magnetismo puro, le ofrecí el refugio de mis brazos y ella se acurrucó en mi pecho, se quedó quietecita y su profunda respiración me indicó que se había adormecido en una paz angelical, también yo sin darme cuenta me deslicé en un sueño profundo.

Los ruidos externos de la ciudad me despertaron, mamá dormía plácidamente, me levanté, me duché y me fui a preparar desayuno, en la cocina estaba mi hermanita de diecisiete años, me miró con ojos fulminantes − ¿Dónde estabas? … no me digas que en tu cuarto porque te llamé más de una vez y como no me contestabas abrí tu puerta y no estabas en tu cama … ¿Dónde estabas? – me quedé mirándola fijamente, ella tenía una mirada inquisidora, pensando quizás cuantas cosas – estaba en el cuarto de mamá … anoche nos pusimos a conversar y no se como me quedé dormido en su cama y ella seguramente no quiso despertarme … así que tengo el cuerpo adolorido, como si hubiese dormido mal … en realidad no dormí nada de bien – le dije exagerando un bostezo, ella sin palabras me miraba en busca de algo que delatara mi media verdad que era una entera mentira, yo no le di mayor importancia y me dirigí al mueble a sacar un platillo y una taza para servirme un chocolate con leche, ella titubeaba, pero en un tono más moderado dijo – y mamá ¿cómo está? – estirando mis brazos en señal de sueño y cansancio, disimulando otro bostezo le dije – no lo sé … todavía dormía cuando salí de su cuarto … me dolía mucho el cuerpo y me fui a tomar una ducha … imagino que estará durmiendo – justo en ese momento mamá entro radiante en la cocina, sus ojos brillantes, su tez reluciente − ¿qué sucede? … ¿cuál es el problema? – dijo ella sonriendo afablemente a sus retoños, yo la miré tratando de hacerle entender lo que mi hermanita me había preguntado – nada mamá … no sucede nada … solo que Yasna esta mañana se levantó temprano y no me encontró en mi cama — le expliqué que me había quedado dormido en la tuya y que tu no quisiste despertarme – mamá me miró un poco extrañada, mientras Yasna miraba a mamá como esperando alguna confesión o algo parecido − ¿y cuál es el problema? … no entiendo – dijo mamá mirando a Yasna un poco molesta de que mi hermana preguntara sobre eso, Yasna se ruborizó y bajó su mirada – no hay ningún problema, mamá … solo que me preocupé de que Pablo no estuviera en su cama a horas tan tempranas … tu sabes que él es el último en levantarse – dijo mi hermanita tratando de que la conversación terminara allí − ¡ay! niña no seas boba … tu hermano está pasando por una edad en que necesita de algunos consejos y yo soy su madre … es natural que él acuda a mí, ya lo ha hecho otras veces y de seguro continuará haciéndolo … es mi hijo … lo tengo que asistir y ayudar si él tiene alguna inquietud … así como tú me cuentas cosas de ti, él también acude a mí en busca de apoyo materno … no solo tú eres mi hija … él también lo es – mamá habló enfáticamente y Yasna cambio enseguida la expresión de su rostro – perdona mamá … estoy estresada con mis estudios y quizás neurasténica e imagino cosas extrañas – concluyó, mamá la abrazó − ¡ah sí eh! … algún día me contaras sobre esas ideas extrañas – giro su rostro hacía mí y me guiñó un ojo.

Mamá fantástica una vez más, luego conversamos al respecto y concluimos que ella no nos debería descubrir por ningún motivo – conozco a Yasna como a mí misma … estoy segura de que ella ya lo sabe, pero no tiene ninguna prueba para confrontarnos – dijo mamá pensativa – mami, ¿realmente crees que ella sospecha algo? – pregunté quizás algo ingenuo – Yasna es mujer como yo … nosotras tenemos intuición femenina … algo de lo que tú y todos los hombres carecen … estoy segura que ella no va a estar tranquila … nos tendrá en observación … estoy segura que así será – dijo mama en forma perentoria, deberíamos encontrarnos tomando todas las precauciones posibles para que ella no sospeche nada, solo que las relaciones serán menos frecuente. Debido a lo sucedido, comenzamos a tener relaciones menos frecuentes, pero por lo mismo eran más intensas, enloquecíamos en deseos lujuriosos ella y yo.

Una tarde en que Yasna había solicitado a mamá permiso para un pijama party con sus amigas, mamá lo confirmo con las otras madres y nos quedaríamos con toda la casa a nuestra disposición, a Yasna la pasó a buscar una amiga y se fue a su noche fuera de casa, mamá la despidió en la puerta de casa, pidiéndole que se cuidara y de llamar en caso de que necesitara alguna cosa, además, con todas las recomendaciones que una madre le da a su hija en estas ocasiones, luego sentí que se dirigía a su pieza, apague mi video juego y me fui al dormitorio de mamá.

Encontré a mamá mientras se sacaba su sostén, si pensarlo se giró levanto una de sus tetas y se llevó el pezón a sus labios, me quedé asombrado pues nunca lo había hecho en mi presencia, rápidamente me desvestí y aprovechando el espectáculo erótico comencé a pajearme delante de mamá, mí pene estaba erecto y duro – no vayas a correrte sin avisarme – dijo mamá mirándome a los ojos y sobajeando sus pezones, estábamos los dos desnudos, yo miraba su concha y ella miraba mi pene, ella retrocedió, primero se sentó en su cama y luego se acostó en su cama, yo me arrodillé a su lado, cerca de su cabeza, ella trató de besar mí glande lustroso, pero yo me desplacé hacía abajo y metí mi nariz en su conchita rubiecita, su aroma estimulo mi lengua, con dos dedos abrí sus estrechos labios vaginales y la delicada y rosada piel de sus pliegues quedó al alcance de mi lengua sedienta.

Le estaba besando el coño a mi madre y ella seguía jugando con sus hermosas tetas, la penetré con dos de mis dedos y ella me los apretaba con sus músculos vaginales, movía su zona pélvica y me pedía que la follara con más fuerza, repto en su espalda y sacó desde su velador, el consolador rojo que más le gusta, lo encendió y lo puso en su vientre, lo tomé y sentí el cosquilleos en la punta de mis dedos, me daba una sensación no muy placentera al inserirlo en su chocho y chupar su clítoris contemporáneamente, las vibraciones hacían sonar mis dientes y me hacía cosquillitas en la lengua, pero no quería perderme una gota del néctar preciado de mamá, así que continué a lamer sus labios inflamados, ¡que chocho más rico!

Mamá estaba como loca tironeando sus pezones, empujé el dildo hasta el fondo y mamá encorvó su espalda abriendo sus muslos de par en par, comencé a masturbarme nuevamente, mamá me miraba con la punta de su lengua en la comisura de sus labios, al parecer su coño estaba a punto de explotar, luego dio unos jadeos y su cabeza cayo hacía atrás mientras su cuerpo convulsionaba y sus manos en el aire hacían extrañas figuras, los dedos de sus piececitos estaban totalmente encorvados, apunté mi verga directamente a su clítoris, su concha estaba empapada de sus fluidos que continuaban a salir y mi primer chorro aterrizó justo sobre la capucha de su clítoris, puntería perfecta.

Mi madre sintió mi esperma aterrizando en su concha y tentó de enderezarse pero los espasmos de su orgasmo se lo impidieron – dame toda tú lechita hijo … acaba sobre mi panocha de fuego … es solo para ti mi bebe − ella se quedó con su cabeza hacía atrás y respirando afanosamente por la boca, hacía una especie de gimnasia con los dedos de sus manos que tenían algo de erótico, los orgasmos de mi madre eran siempre un espectáculo para mí, me quedé observándola por largo rato, ella estaba ahora recostada de lado dándome la espalda, su culo lucía espectacular, mamá podría ser una exitosa reina del porno, pensé, con esa fuerza natural con la que folla y se deja follar, sería un suceso de cartelera triple “X”, era indudable.

Me acosté a cucharita con ella y mi pene semi flácido se posicionó en medio a esos glúteos redondos y duros, mamá empujo su culito hacía atrás alegrándose del contacto erótico que mi verga le producía, me quedé abrazado a ella y me adormecí.

Desperté y mamá estaba arrodillada con su mano en mi pene y el dildo en su coño, me sonrío con esa sonrisa eróticamente malévola – ¿qué piensas de Yasna? – me preguntó repentinamente – no lo sé, mami … no ha vuelto a preguntarme nada … − dije casi sin pensarlo, porque en realidad lo que ocupaba mi mente las veinticuatro horas del día era el sexo con mamá – tú crees que sospeche alguna cosa de nosotros? – me preguntó dando un tono de preocupación en su voz – no sé, mamá … está tan preocupada de no fallar en ningún ramo a escuela, que creo que por el momento no debiéramos preocuparnos – le dije en tono circunspecto, mamá se quedó pensativa – y si ella se llegara a enterar, ¿qué crees que hará? – me pregunto apretando mi pene al máximo – despacio que me duele mami … si Yasna se entera, la deberíamos poner al tanto de todo … quizás ella quisiera participar con nosotros – respondí capciosamente con una risita, mamá me apretó el pene de verdad fuerte – no seas vulgar … el que tú y yo hemos sucumbido en este enredo de situaciones carnales, que tanto tú como yo disfrutamos, no quiere decir que arrastraremos a ella a compartir nuestro delito – dijo sin aflojar mi miembro − ¡uy! mami … no tan fuerte … ahora sí que me duele … suéltame un poquito – mamá aflojo un poco su apriete – es que no puedo creer que te quieras coger a tú hermana … ¿no te basto yo? … me pareces tan sucio como todos los hombres … no deberías ni siquiera pensarlo – mamá se había disgustado conmigo, no sabría decir si había celos o verdadera preocupación por Yasna – mamá, jamás se lo propondría … de verdad que ni siquiera lo había pensado … pero has sido tú a traer a colación este tema … estoy tratando de ser realista ante la situación hipotética que tú imaginas … y si sucede como digo yo y ley se quiere unir a nosotros … ¿qué harías tú? – le rebatí tratando de que sonara serio, ella no me contesto, por largo rato mantuvo silencio, ya no jugaba con mi polla, su rostro denotaba preocupación − ¿sabes qué? … no crucemos el rio antes de llegar al puente … mantengamos lo nuestro en secreto y si ella se entera … veremos cómo lo toma y actuaremos según las circunstancias − mamá dejó todo en suspenso, tal y cómo a ella le gusta, yo no dije nada más para que el asunto terminara ahí, pero mi pene estaba casi flácido y todavía en la mano de mamá, ella se levantó, se puso su bata y salió en pantuflas hacía la cocina.

Al cabo de un rato mamá regresó con café y panecillos – hacer el amor me da hambre, hijo … quieres algo tú también – me dijo ofreciéndome la bandeja – sí mamá, yo también siento que mi estomago está vacío … ¿y ese frasco que es? – le pregunté, ella dio un vistazo a la bandeja − ¡ah! esa es la Nutella … me encantan esas galletas con Nutella – dijo sonriendo como una niña, mamá había vuelto a ser la mujer, deliciosa, intrigante, seductora y atrayente que siempre ha sido, comimos el refrigerio preparado por mamá y yo me ofrecí para llevar de regreso a la cocina los cubiertos y platillos que habíamos usado.

− ¿Qué quieres hacer hijo? me preguntó mamá apenas volví de la cocina, ella estaba al centro de la habitación y se veía que estaba regresando desde el baño, pues estaba secando sus manos – no lo sé mamá … déjame ir al baño primero … estoy un poco cansado – le dije y me dirigí al baño, mamá desnuda y esplendida subió a la cama y su culo me hizo sentir cosquillitas en mi bajo vientre y huevos, que hermosa mujer es mi madre, volviendo del baño, mamá estaba sentada en sus talones con las tetas más hermosas y deliciosas del mundo entero – hijo te va si te hago un masaje … así te relajas … y bueno … luego tú sabes – dijo mi madre, espalmando una crema para el cuerpo sobre sus pechos preciosos − ¡uy! mami, me vendría de maravillas un masajito –

Me acosté al lado de mamá y ella flexionó sus manos – gírate … comenzaremos por tu espalda para sacarte esos nudos que tengas – dijo mamá, me giré y ella comenzó por sentarse a horcajadas sobre mis nalgas, podía sentir los enmarañados rizos del chocho de mamá sobre mi glúteo, comenzó a masajear mi espalda y lo hacía estupendamente, en modo sensual, me estaba relajando verdaderamente, sentía como vertía el aceite en mi piel y sus suaves manitas lo espalmaban, ella con sus dedos ejercía presión sobre los sectores con nudos y me sentía espléndidamente, sus manos masajearon enérgicamente mis hombros luego trabajó los músculos de mis omoplatos, todo se sentía fantástico, pero lo que más ocupaba mi mente era el contactos de sus ricitos de oro con mis nalgas, su pequeña concha masajeaba mis glúteos.

Mamá me pellizcó el costado – no te vayas a dormir – dijo mamá mientras masajeaba con sus nudillos a ambos lados de mi columna vertebral, era un placer absoluto la sensación que ella me procuraba – gírate − dijo mamá dándome unas suaves nalgadas, mi madre quedó subyugada con la prepotente erección de mi pene, se quedó inmóvil mirando y se mordió su labio inferior, para luego humedecer sus labios lentamente con su lengua, mamá se puso a horcajadas sobre mis muslos con los labios de su panochita separados por mi glande, bastaría un pequeño movimiento para ensartar a mamá en mi verga, pero quería disfrutar de su masaje antes que nada.

La vagina de ella se movía a lo largo de mi pene, su clítoris hacía círculos sobre la cabeza de mi lustroso glande, mamá se sentó más abajo y comenzó a masajearme la verga, con sus dedos acarició mi glande, se entretuvo un rato con mis bolas, luego usando diferentes técnicas, merodeó con sus manos siempre en torno a mis genitales, por la forma en que estaba inclinada no podía ver toda la belleza de su cuerpo, sus senos siempre llamaban mi atención, pero no lograba ver nada, me di cuenta que ella estaba usando solo una mano en mí, la otra estaba entre sus piernas estimulando su clítoris, mamá se masturbaba y me masturbaba a mí, la sentía gemir como poseída, quería verla correrse, no dije nada y me dedique a disfrutar este momento único con mamá.

Ella acuclillada jugando con mi pene erecto y casi pronto a explotar, gemía con afano aumentando la presión y la velocidad de su mano que aferraba mi pene – mamá, vas a hacer que me corra si sigues así – dije casi a punto de eyacular – córrete, hijo … córrete en las tetas de mami – así diciendo ella se alzó justo para poner sus hermosas tetas a centímetros de mi glande, con tan hermosa vista no pude retener más mi esperma y exploté en sus senos, al mismo tiempo ella se quejaba agónicamente experimentando un potente orgasmo que hacía estremecer todo su cuerpo, me había corrido junto a mamá.

Mi madre después de un breve lapso de tiempo se recuperó y comenzó a pasar su lengua sobre mi delicado glande haciéndome sentir escalofríos, ella recolectaba con su lengua todo el semen que encontraba, lamio acuciosamente sus dedos y nudillos empapados de mi esperma, al parecer le encantaba mi lefa juvenil, luego se tiró boca abajo en la cama y me dijo que era mi turno de masajearla.

Mi cuerpo todavía vibraba cuando me senté a horcajadas en sus muslos admirando las suculentas redondeces del culo de mamá, hice coincidir mi flácido pene con la línea que separaba sus nalgas y algunas gotas de semen mojaron sus glúteos perfectos, mamá meneó su culo sintiendo la humedad de mi esperma en su hendedura anal, luego se giró – no quiero que te tientes con mi culo … así que quiero que me masajees mi parte frontal … ¿Ok? – dijo mamá, así me encontré con sus fabulosas tetas a mi disposición, rocié un poco de crema en sus tetas y comencé a jugar con sus pezones que se endurecieron rápidamente, mis huevos estaban sobre sus rubiecitos y rizados vellos púbicos, poco a poco moví mis manos hacía su vientre y luego más abajo a su zona vaginal, sus labios estaban enrojecidos por la excitación sexual, mamá estaba caliente otra vez, con mi dedo índice y medio abrí esos estrechos labios de su chocho, siempre me maravillaba al ver el estrechísimo ojete vaginal por el cuál habíamos pasado tanto yo como mi hermana, su chuchita era muy pequeña.

Mi madre abrió ligeramente sus piernas y yo inserté dos de mis dedos dentro de su panocha inflamada, jugué alrededor de su clítoris, con ambas manos abrí su labios vaginales al extremo, probé a meter más dedos en su angosta almejita, el estomago de mamá se flexionaba, su respiración se hizo mas afanosa, mamá estiraba sus pezones y sobajeaba sus suculentos senos, haciendo rotar sus caderas al mismo tiempo, enseguida comencé a follarla rápidamente con tres de mis dedos y con la otra mano magreaba su clítoris con rapidez − ¡aaahhh! … ¡ooohhh! … ¡ssiii! … sigue, hijo … sigue … − mamá se contorsionaba bajo mis caricias mientras se corría para mí deleite, inmediatamente me puse chuparle su concha y a beber de su néctar, mamá trataba de cerrar sus muslos y escapar cada vez que mi lengua rozaba su sensible clítoris.

Mamá se contorsiono por varios minutos, gritó y chilló, gimió y se quejó, su almejita quedo temblando con vida propia, yo observé todas sus reacciones y mi pene se endureció ante tan erótico espectáculo, pero la deje tranquila y que gozara su orgasmo a full, me acosté de lado y mamá se acurrucó en mis brazos como una niña, luego se durmió plácidamente, me quedé gozando de su cálido cuerpo junto al mío, por largo rato acaricie sus cabellos, sus muslos, sus caderas y no me cansaba de tocarla, era como para cerciorarme que ella estaba ahí conmigo, que era una mujer real, que era mi madre … una mujer de ensueños y tenía que verificar que no se me fuera a esfumar como en un sueño… pensando a todas estas cosas me adormecí junto a ella…

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