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Las uñas de mi madre I

Las uñas de mi madre

En esta ocasión relato como se inició mi obsesión por las largas y cuidadas uñas de mi madre.

Ella tiene ahora 40 años y siempre ha gustado de tener las uñas muy largas, parejas (del mismo tamaño todas) y pintadas de colores intensos.

Usualmente siempre las tenia de rojo sangre, y cuando era pequeño me abrazaba, me sentaba en sus rodillas y yo acariciaba sus manos y me encantaba jugar con ellas, poniendo mis palmas contra las suyas y poco a poco entrelazando mis dedos con los suyos.

Era tal el placer para mi que yo con 6 años ya sentía un cosquilleo en mi cuerpo, sin saber que era el inicio de una excitación.

Al ver las largas uñas de mi madre sobre mis nudillos cada ves que entrelazaba su manos, me hacia sentir el niño mas feliz del mundo.

Así fue pasando el tiempo, mi madre continuaba con las uñas largas, pintándoselas y yo gozando de ellas.

Además, mi madre tenia un cuerpo excepcional, tetas grandes, pezones marrones que cubrían gran parte de sus tetas, un culo muy formado, redondo y abultado, y unas piernas carnosas.

Mi madre fue madre soltera desde siempre, así que no conocí a mi padre, por lo que ella era toda para mi.

Cuando cumplí los 16 años, me llevo a mi habitación y me platico sobre sexo.

Ella y yo teníamos mucha confianza. Yo la oía pero mas me concentraba en sus largas uñas, esa vez pintadas de rosado fuerte.

Yo ella cruzaba un brazo sobre mis hombros y tomaba esa mano para entrelazarla con la mía mientras platicábamos.

Me dijo tb que tenia que madurar e ir haciéndome hombrecito, dejarme de engreimientos y cosas de crio.

Fue ahí cuando la mire fijamente y le dije si eso significaba no mas juegos con nuestras manos, porque yo solía hacerlo tanto en casa como en la calle, frente a mi familia, etc. ella me dijo que era parte de crecer, y yo me sentí tan mal que salí de la habitación muy enojado y triste.

Me metí al baño y ella me hablaba, sin yo escucharla, así que cuando salí me encerré en mi habitación y puse la radio.

Me quede dormido en la cama, y de repente en la noche, sentí unos labios en mi frente, era mi madre.

Desperté y me dijo que lo sentía, que no había querido herirme. Mi madre era muy ligada a mi, sabia que a ella esto tb le afectaba.

Me dijo que no quería dejar de engreírme, de mimarme, y que solo lo dejaríamos de hacer en publico, mas en casa seguiríamos dándonos cariño.

Eso me dijo, incluía seguir con nuestros entrelaces de manos, ella sabia que me fascinaban sus largas uñas.

Entonces, cuando dijo eso sonreí y la bese en los labios, como siempre, pero fue un beso especial, mas intenso, sentí su lengua con la mía.

Ella sonrió y me dijo que parte de crecer era tener experiencias sexuales, y que ella me las daría desde ese día.

Así que se desnudo, se quito el corpiño, las bragas y me quito el calzoncillo que era lo único que llevaba porque hacia un calor de verano.

Mi polla estaba dura y erecta, me media como 16 cms.

Mi madre la miro y me dijo que ya había notado ese tamaño antes, y empezó a lamerla y a cubrirla de saliva.

La mamaba como diosa, se trabaja mis jugos y la ponía resbalosa. Luego se paro en la cama y me puso su coño en la cara, era peludo, estaba mojado y le olía a pasión, empecé a chupárselo, a comérmelo como un helado, era la primera vez que me comía un coñito tan apetitoso.

Bebía todos sus flujos y los tragaba con rapidez.

Luego me dijo que me cabalgaría, yo no sabia lo que era eso, así que se sentó sobre mi verga, se la metió hasta el fondo y empezó a saltar sobre ella, causándome un gran placer.

Mi verga desaparecía con cada arremetida. Luego, tomo mis manos y las entrelazo muy fuerte, yo veía sus uñas clavadas en mis nudillos, largas y duras uñas color rosado fuerte, que me hacían follarla mas duro, me decía que no dejara de soltarle las manos.

Luego se echo sobre su espalda en la cama, y me puse de rodillas, con sus piernas en mis hombros.

Se la clave hasta el fondo y follándola mas duro aun, veía como sus tetas se movían con rapidez, y sentía tan resbalosa su cuca.

Cuando grito y me dijo que se venia, yo sentí un estremecer completo y mi leche empezó a fluir en el interior de su coñito, inundándola por completo.

Me limpio con su boca, tragándose los restos de semen.

Me dijo que esta seria una de las tantas veces que follaríamos, y que sus uñas eran mías por siempre…

Continúa la serie Las uñas de mi madre II >>

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