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La tía enseña a su sobrino todo lo que necesita saber sobre el sexo

La tía enseña a su sobrino todo lo que necesita saber sobre el sexo

Mi nombre es Maruja, soy una mujer divorciada hace bastante tiempo, tengo 52 años, mido 1,68 m. soy de piel morena y a diferencia de muchas de las mujeres maduras que colocan sus relatos en esta página mi cuerpo es muy diferente, pues practico la disciplina del físiculturismo, gracias a ello tengo una masa muscular bastante desarrollada, muchas personas en la calle creen que soy un hombre, pero yo mantengo mi feminidad hace poco me hice unos implantes de busto pues los míos se redujeron bastante por el oficio.

Debido a mi cuerpo musculoso no he conseguido pareja desde hace mucho tiempo, por eso mi vida sexual se reduce a lo que yo me pueda satisfacer gracias a uno que otro artefacto que he adquirido en los sex-shops, mi predilecto es un consolador con la forma de un pene lleno de venas, este ha sido mi fiel amante desde mucho tiempo, a duras penas he logrado adquirir videos porno donde mujeres como yo son folladas por hombres con buenas vergas.

En fin mi vida siempre transcurría monótona y sin mayor placer que interminables horas en el gym.

Un día me llamó mi hermana Luisa la cual no veía hace mucho tiempo desde antes de empezar mi deporte.

Pues bien el motivo de su llamada era para ver si no era mucha molestia de que su hijo (mi sobrino) José se quedara un tiempo conmigo.

Ella es separada y trabaja en una agencia de viajes.

Y no tenía a nadie más con quien dejarlo, yo no vi ningún problema además así no estaría sola por un tiempo.

Al día siguiente llegó José, bien parecido un poco más bajo que yo.

Debido a que nunca tengo huéspedes no tenía dónde alojar a mi sobrino decidí que mi sobrino dormiría conmigo además mi cama era grande y no guardaba ningún mal pensamiento hacia él.

El único inconveniente era el hecho de que yo dormía totalmente desnuda, pero por motivos de fuerza mayor tuve que dormir con mis batas que aún así no cubren mucho, menos considerando el tamaño de mi cuerpo.

En fin esa noche noté un poco incómodo a mi sobrino a la mañana siguiente me desperté antes que él, le preparé el desayuno, le dejé dicho que si quería que en el escritorio de la TV había unas películas que si quería las viera y me fui al gym.

Mientras estaba en el gym recordé que había dejado una de mis cintas porno dentro de la video, me puse un poco nerviosa temiendo que José la fuera a ver.

Al llegar a la casa lo primero que hice fue sacar la cinta de la video mi sorpresa fue ver que aún estaba dentro, pensé que quizá mi sobrino no la había visto, me tranquilicé un poco, llamé a José para preguntarle que había estado haciendo, me dijo que había estado jugando con uno de sus juegos de video.

Ese mismo día a la hora de dormir noté algo extraño en él cuando salí del baño con mi pijama (bata) noté que José me miraba un poco raro, pero al poco tiempo dio media vuelta y se durmió.

Durante la noche pude sentir que mi sobrino se levantó varias veces para ir al baño.

Al día siguiente no tenía que ir al gym, por lo que me quedé en casa con José, le preparé el desayuno y lo acompañé a desayunar, le pregunté lo que pasaba pues le había visto ir varias veces al baño, me dijo que tenía muchas ganas de orinar, bueno aquello me pareció suficiente, me fui a duchar mientras el miraba la TV, mientras me duchaba pude sentir que la puerta del cuarto de baño se abría pues no tiene seguro al voltearme noté que José se encontraba de pie en la puerta mirándome (mi baño no tiene ni puerta ni cortina está hecho de forma que no se riegue el agua) reaccioné a cubrirme con mis manos parte de mis pechos y mi sexo, al mirarlo noté que un bulto se le marcaba en sus shorts, le ordené que saliera y así lo hizo.

Me sequé rápido y tapada con dos paños salí del baño, me dirigí a la habitación y allí estaba José sentado al borde de la cama, me acerqué y me senté junto a él.

-Por qué hiciste eso- pregunté con voz suave y calmada, su silencio me inquietó

-No te voy a regañar solo dime por qué lo hiciste-, con voz nerviosa me dijo que había visto la cinta que había dentro de la video, dijo que nunca había visto un video para adultos y que le dio curiosidad ver si yo me parecía a las mujeres de la cinta, mientras me contaba esto un bulto se le volvía a marcar debajo de sus shorts, mis ojos se asombraron por el tamaño que se le denotaba, al parecer José estaba bien dotado, pero rápido retomé mi cordura, pero no por mucho rato, pues cuando José se puso de pie su bulto se denotó aún más pues presionaba contra su short al parecer aquello se le quería salir, no podía creer ni imaginar que José la pudiera tener de buen tamaño, las imágenes de la cinta y de mí en la ducha le estaban provocando una tremenda erección, que inútilmente intentaba ocultar

-Te pasa algo José?-, me respondió que no mientras intentaba cubrir su bulto con una camisa – Ven aquí- le dije con voz cariñosa, el se acercó lenta y penosamente, retiré sus manos, de cerca se podía notar la gran presión que se ejercía al short,

-Déjame ver qué te pasa- al yo decir esto él se retiró un poco pero lo tranquilicé un poco y logré que volviera a arrimar, con cierta intriga combinada con lujuria tomé su short y lo desabroché, ya mi mente divagaba, hace mucho tiempo que no veía una verga de carne y hueso y ahora estaba a punto de mirar la verga de mi joven e inocente sobrino, desabroché la parte superior de su short y tiré de este ante mí apareció un falo enorme que al ser liberado se irguió apuntando al techo, grité de sorpresa y admiración, mi sobrino era portador de una maravilla de verga lo suficientemente larga para sobrepasar la altura de su ombligo, un grosor impresionante terminaba en un capullo gordo y rosado completamente cubierta de venas hinchadas que bombeaban sangre para mantener erguida aquella maravilla, en la base guindaba un gran saco donde se ocultaban sus testículos, igual de grandes y hermosos que su verga, jamás pensé ver una verga de semejantes dimensiones pensé que sólo un animal como el caballo la podía tener así, pero allí estaba la verga majestuosa de mi propio sobrino erguida e imponente.

No había señal de vello alrededor de su sexo signo irrefutable de su juventud, aquella imagen hizo que mi vagina produjera una cantidad exagerada de líquidos.

-Pero mira que pollón tienes- exclamé a los cielos, esto lo avergonzó

-no te avergüences, por el contrario debes sentirte orgulloso por tener esa verga así

– mi mente no daba el cómo aquello se podía mantener tan bien erguido, estirando mi mano rocé el inmenso capullo lo que hizo que mi sobrino diera un suspiro

-Aún no has conocido mujer- pregunté -No tía, nunca he estado con una mujer- aquella respuesta me provocaba aún más lujuria pues yo era la primera mujer en sentir su vigorosidad. -Te gustó lo que viste en la cinta- pregunté,

-Pues sssí-, -Quieres aprender a hacerlo-, -SSSssssí-, -Bueno yo te voy a enseñar-, me levanté arrojando al piso las toallas me desnudé, miré mi sexo totalmente rasurado, jamás lo había visto así hinchado y húmedo a tal punto que sentí como mis líquidos bajaban por mis enormes muslos, me acerqué a él tomando sus manos las puse sobre mis pechos, lo fui guiando hasta logró tomar ritmo en sus masajes, su pollón topaba con mi abdomen, lo rocé lentamente por mis músculos abdominales, flexioné los músculos de mis brazos

-Qué musculosa eres Tía- exclamó mientras me acariciaba los pechos, yo continuaba mostrando mis músculos cuando se abalanzó con su boca en pos de mis pezones, esta sensación me hizo vibrar de éxtasis, aun recordaba su infancia cuando tomaba del pecho de su madre, en esto no tuve que guiarlo lo hacía tan natural y tan perfecto, con una mano tomé lo que pude de su verga mientras con la otra me acariciaba, de vez en cuando untaba parte de mis jugos sobre su verga, de un pronto a otro su verga empezó a palpitar y grandes cantidades de semen blanquecino fue a dar a mis pechos, a mi cara y al suelo, tal fue la cantidad que me encontraba completamente bañada en su leche el color de su semen hacía contraste que lo morena de mi piel.

Aún después de aquella impresionante corrida su verga se mantenía recia y dura,

-Ven acuéstate- le dije el me obedeció tiernamente, al acostarse su verga fue a dar a su pecho, mientras yo distribuía su semen por todo mi cuerpo como si fuera aceite de bronceo aderezada en su semen inicié una serie de poses para mostrarle a mi sobrino lo majestuoso de mi cuerpo, le mostraba cada uno de mis músculos bien flexionados logrando su máximo volumen, él me halagaba con piropos como, que ricos músculos tienes, que pechos tan grandes, mira que nalgas, que muslos tan grandes, lo deleité una y otra vez, mis muslos se aflojaban como gelatina para luego endurecerlos como piedras, en cada flexión mis venas se iban hinchando cada vez más, miré mi bajo vientre y una vez más me sorprendí del tamaño que habían alcanzado mis labios mayores parecían los pétalos de una gran rosa, y ni qué decir de mi clítoris totalmente expuesto como una gran bolita, todo mi sexo se mostraba en su gran magnitud adornado con venas hinchadas por todo lado, yo misma me excité al mirarme en un gran espejo que tengo en el cuarto, mi cuerpo brillante por el semen de mi sobrino mis músculos bien marcados e hinchados jamás ni siquiera en competencia mi cuerpo se veía tan majestuoso.

Voltee a mirar a mi sobrino que continuaba admirándome mientras su mano a duros costos rodeaba su capullo en un vaivén pausado, me acerqué a la cama, no podía aguantarlo más quería sentir aquello dentro de mí, lentamente trepé en la cama estando a su lado lo besé tiernamente, él respondió a mis besos de manera nerviosa, mi mano acompañó a la suya en su misión de acariciarle su tranca, la piel delicada de su verga adornada por sus inmensas venas mostrando toda la virilidad juvenil de mi sobrino.

Aparté un poco su pene, obtuve un poco de resistencia por su rigidez y tamaño, abriendo mis piernas me posé sobre su pecho, solté su verga, ésta dio un golpe en mis nalgas, pude sentir el roce de aquella maravilla contra mi trasero, me deslicé hacia adelante un poco dejando que su verga volviera a caer lentamente, en su caída su capullo rozó con mis labios, un cosquilleo me recorrió el cuerpo de pies cabeza, en la medida en que mi cuerpo aclamaba por sentirse poseído la cantidad de mis jugos iba en aumento.

No soportaba más las ansias con dificultad tomé su capullo, levantándolo lentamente lo ubiqué entre mis labios mayores, poco a poco fui retrocediendo, la entrada de aquel inmenso capullo fue difícil y lenta la del resto de su verga lo fue más aún, apenas su capullo había logrado entrar y mi cuerpo ya se estaba estremeciendo por un incontenible orgasmo, mi respiración se volvió torpe, las cosas me daban vueltas en mi cabeza, casi sin fuerzas caí sobre el pecho de José, en unos pocos segundos recuperé mis sentidos, jamás había sentido algo igual en mi vida, ni siquiera con mis juguetes, bajé mi cabeza para ver cuánto de la verga de José había introducido, grande fue mi sorpresa cuando vi que aún faltaba mucho y más aún ver la inmensa venida que había tenido pues la verga de mi amante estaba empapada en mis jugos hasta su cintura se hallaba bañada en ellos, y ya yo no tenía muchas fuerzas, traté de tomar un poco más pero mi cuerpo volvió a desfallecer en un orgasmo.

Mi sobrino en menos de 10 minutos me había provocado dos orgasmos descomunales. Tuve que abandonar mi misión y caí rendida al lado de mi sobrino.

Este extrañado por mi reacción y cansancio me preguntó lo que me pasaba, que si eso era todo

-No mi amor, es que tienes una verga descomunal y yo nunca he tenido algo así dentro de mí, mira como me has dejado, más cansada que cuando voy al gimnasio- su cara de asombro me sorprendió luego me contó que en la cinta los amantes duraban hasta 15 minutos

– Lo sé mi amor, pero es que los hombres que viste en la cinta no son ni la sombra de tu verga, y creo que esas mujeres hubieran tenido la misma reacción que yo, sin dudarlo, nos reímos con mi comentario, pero mi preocupación era que yo había terminado y por partida doble y mi sobrino, que sorprendentemente continuaba erecto, no lo había logrado.

-Ven mi amor, te voy a enseñar a penetrarme- ahora dejaba en él todo el trabajo, abrí lo más que pude mis piernas, pues el tamaño de mis muslos sería un gran problema, el seguro guiado por lo que había visto en la cinta se ubicó entre mis piernas, bajó su pene con la intención de guiarlo hacia mi vagina su torpeza era evidente, en más de una ocasión su puntería falló, tomé de nuevo su capullo y lo dirigí a la entrada de mi vagina, le dije que fuera avanzando lentamente, pero ni aún así pude evitar que mi reacción fuera la misma de hace un rato.

Con sólo su capullo dentro me era suficiente para tener un orgasmo impresionante mis jugos fluían fuera de mí, podía sentir mis líquidos bajando sobre mi ano, a medida de que José iba introduciendo más y más de su hermosa verga iba yo iba teniendo orgasmo tras orgasmo, no quería detenerlo, pues su tranca se ensanchaba más y más según llegará a la base y apretaba mis adentros, por primera vez sentía mi vagina bien llena y poseída.

Sin esperarlo José dio un último empellón de manera que toda su verga fue a dar dentro de mí, pude sentir como ésta tocaba fondo, para evitar que iniciara con las embestidas rodee su cintura con mis piernas, lo contuve un rato a él pero a mis orgasmos no, uno a uno seguían viniendo, pronto poco a poco le dije que se moviera lentamente para que mi vagina se adaptara al tamaño de su pene, aún sentía un poco de dolor pero era perdonable y no quería detener la lección, a medida que los segundos pasaron José aumentaba su ritmo y mi vagina se amoldaba mejor a su inquilino, al cabo de un rato los gestos de José me anunciaban que iba a terminar, lo dejé que se viniera dentro de mí (ya no puedo tener hijos por mi edad), pude sentir la fuerza con que él descargó su preciado líquido dentro de mí chorros y chorros de semen estaban siendo depositados en mí la cantidad era impresionante tal fue la cantidad de que gran parte fue a dar fuera de mí, José cayó rendido sobre mis pechos, para mi sorpresa su verga aún no perdía tamaño pero él y yo estábamos exhaustos y no podíamos seguir nos quedamos quietos abrazados y besándonos.

Yo no quise que él sacara su verga aún, quería sentir cómo perdía tamaño dentro de mí, lentamente fue disminuyendo su volumen pero el cosquilleo mientras salía me causó el último de mis orgasmos, cuando aquella bestia salió de su cueva, con mi mano palpé las secuelas que había dejado el pollón de mi sobrino, nunca había tenido la vagina tan dilatada sin dificultad pude meter mi mano entera.

Esa noche no hicimos nada para recuperar fuerzas pero ya más adelante les contaré cómo fue avanzando mi sobrino en el arte de follar a su tía.

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