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Ay mami II

Serie: Ay mami

Ay mami II

En mi anterior relato les comenté que la primera vez que había follado con mi madre, pensé que ella estaba profundamente dormida y que no se había percatado de nada… en este les comento como pasamos de la negación a la afirmación, de evadir el acto mentalmente a aceptarlo abiertamente.

Pasaron un par de semanas y nos entró tanto como a mi madre y a mi una resaca moral por sabernos de un acto prohibido; yo sentía algo extraño, una doble moral que perturbaba mi estabilidad, pensaba en todo lo que le enseñan a uno sobre el pecado y el respeto, pero a solas pasaba largas jornadas masturbándome e imaginando metiéndole mi mandarria por todas las partes donde se pudieran imaginar, ella se encerraba en su cuarto durante largos espacios de tiempo, yo suponía lo peor y que cuando creía que se encontraba dormida no lo estaba y que de alguna manera se sentía mal por lo que habíamos hecho.

De vez en cuando la espiaba en el baño abriendo la puerta sin que se diera cuenta, la veía enjabonarse y ahí mismo me volaba la paja utilizando una crema lubricante especial que un amigo me había regalado y que había robado a su padre que es proctólogo, la untaba en mi mano derecha y me acariciaba la verga suavemente y despacio, luego esperaba el preciso instante cuando se agachaba a enjabonarse los pies para acelerar el ritmo, cerrar los ojos imaginado metiéndosela por ese enorme culo en posición de perro, eyaculaba copiosamente y cerraba cuidadosamente la puerta… así pase durante una tres semanas hasta que algo diferente sucedió. Una de esas ocasiones y en el preciso instante que cerraba los ojos, la puerta del baño se abrió mas de lo usual y cuando abrí los ojos mi madre se había dado cuenta de lo que hacía, como pude subí mi braga salí corriendo y fui a encerrarme a mi cuarto…

Tiempo después llegó mamá, con un vestido que me encantaba verle puesto, de una sola pieza hasta la mitad de los muslos, de tela muy flexible, sedosa, se sentó a mi lado en la cama y me dijo:

Quisiera hablar contigo sobre algo…

El mundo comenzó a darme vueltas, me sentía nervioso y temblaba… aparentemente mi madre se dio cuenta de eso porque comenzó a acariciarme el pelo y suavemente me decía…

sh sh sh sh yaaa…. no te preocupes lo que pasó fue mi culpa y no quiero que te sientas mal por eso… a decir verdad, yo provoque todo y quiero que me perdones…

Perdonarte yo??? Si lo que hice lo venía deseando desde mucho y aunque sé que no debe ser pues no me lo puedo quitar de la mente…

Extrañamente cuando hablaba, el nerviosismo fue bajando y mi pené subiendo hasta que por las dimensiones fue sumamente notorio en la calzoneta que traía puesta…

Mi mamá miró fijamente al bulto entre mis piernas lo apretó con su mano y me dijo…

Hijo… que grande tienes eso… eres un pícaro…

En ese momento solo pude acercarla a mí, besarla profundamente en la boca y apretándole con fuerzas las nalgas, ella al principio trató de evitar el contacto, pero yo la traje con fuerzas y restregaba mi pené contra su pelvis y sexo, ella al final me abrazó y seguía rítmicamente mis acometidas, luego con una mano le subí el vestido y le acariciaba su pubis, metía la mano entre su ropa interior y el introducía el dedo… ella emitía leves gemidos en mi oído que me excitaban al punto de sentir llegar la primera corrida…

Rápidamente la viré, puso sus codos en la cama, se agachó hasta tocar con su rostro de lado el colchón, dejando ver esa rajita que a mí me encantaba, hice a un lado su tanga, me bajé la calzoneta y saltó rojo y por explotar mi pene…. lo dirigí a la entrada de su vagina y comencé a bombear despacio agarrándole fuerte las caderas y las nalgas… ella gemía fuerte, gutural, su voz regaba el cuarto lo que me hacía sentir el cosquilleo abdominal casi irrefrenable… sentí correrme y me salí…. pero para asombro mío el miembro aún permanecía erecto, como pidiendo más… mi madre se volteó y cuando vio aquello , se agacho y lo metió en su boca, limpiándolo con su lengua, parecía como loca… queriendo tragárselo completo, lo que por las dimensiones era casi imposible… luego se paró y me dijo… mi amor.. he escuchado que por el otro lado… es… diferente….

Yo sabía lo que eso significaba, abrí la gaveta donde guardaba el lubricante especial, unté copiosamente mi miembro, le dije a mi mamá que se agachara lo más que pudiera en la cama y me coloque justo en la posición de perro que tanto había imaginado… con el índice comencé a lubricarle el ano insertándoselo de arriba hacia abajo, luego introduje dos dedos y luego tres, mamá solo alcanzaba a dar suaves gemidos y revolcaba su rostro contra la almohada… cuando sentí que todo estaba listo, puse mi glande en la entrada y lo restregaba contra sus nalgas, ella se excitaba con eso y daba leves empujones como queriendo apresurar la introducción, de pronto me abalancé con fuerza y se lo introduje completo… ella gritó de dolor pero la agarre fuertemente y comencé a copular primero despacio y luego más rápido, los primeros gritos de dolor se convirtieron en gritos de pasión que fueron tan altos que temía alarmar a los vecinos… de pronto sentí que ya no soportaba más y me corrí por segunda vez inundándole todo el culo por dentro y por fuera… nos levantamos, ella limpió mi pene con su boca y me dijo que nos ducháramos.

Luego de esto les tengo más , pero lo dejo aquí en honor al tiempo y a que puedo aburrirlos relatándoles mi vida en un solo relato…. ahí nos leemos después.

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