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El que estudia triunfa

El que estudia triunfa

Mi nombre es Juan y vivo en Sudamérica.

La historia que me ocurrió es cien por ciento verídica por lo que no puedo hacer mención a sitios ni nombres, como ustedes comprenderán, para no herir las susceptibilidades de los involucrados.

Primero me describo: soy un chico de 21 años, 1.70m, 60 kilos, tez trigueña; es decir, si bien no soy esmirriado, tampoco soy un adorable Adonis.

En cuanto a mi personalidad digamos que soy recontra tímido pero solamente con las chicas, lo que me ha traído un sinfín de problemas con el sexo opuesto, pero que para esta historia no viene al caso contar.

Todo comienza en 1997 cuando cursaba el último año del colegio.

Era el día de mi cumpleaños número diecisiete y como siempre se reunieron sólo familiares para saludarme, ya que odio organizar fiestas, simplemente se dio una comilona y la torta de rigor.

Bueno resulta que yo llegaba de clases a las 2pm y ya me estaban esperando, entonces les dije que iba a subir a mi cuarto a cambiarme para luego bajar para la cena.

En esas estaba, sacándome la camisa, el pantalón y medias quedándome sólo en calzoncillos, cuando de pronto, siento que se abre la puerta y aparece la otra protagonista de la historia, mi tía Mayra.

Ella es hermana de mi madre, tiene 42 años aprox., 1.68m, 70 kilos y tiene como pechos un par de huevos, pero fritos, sin embargo esto lo compensa con un culo espectacular que yo calculo en 100cm de diámetro.

Acostumbra a usar jeans ajustadísimos, que parece que se los pusiera con calzador, calculo que debe usar talla 34 pero que le quedan muy bien ya que carece de algún resquicio de celulitis.

O sea lo que no tiene de pechos lo compensa con ese trasero enorme que el de arriba le dio.

Es divorciada, tiene un hijo que estudia en el extranjero y de carácter es de aquellas tías consentidoras que te paran abrazando y besando cuando se da la mínima oportunidad de demostrar afecto.

Bueno, les decía que mi tía Mayra me sorprendió en ese estado y sin más ni menos, me estampó tremendo beso en la mejilla y un abrazo deseándome feliz cumpleaños.

Pero ese abrazo produjo un efecto raro en mí ya que por primera vez en mi vida sentí eso que llaman deseo, al sentir mi pene semidescubierto tan pegado al cuerpo de una mujer que se sentía más con esos jeans ajustadísimos.

Creo que en ella no produjo ningún efecto, en ese momento.

Esa escena me dejó perturbado varios días sintiendo remordimientos por haber pensado idioteces que lo único que iban a ocasionarme era problemas.

Así pasaron los días y olvidé el asunto, hasta que decidimos ir con toda la familia a la playa, lógicamente mi tía Mayra iba a ir porque es muy pegada a la familia ya que vive sola.

Éramos mis dos padres, mis cuatro hermanas mayores, mi tía Mayra y yo; es decir, se supone que debíamos entrar ocho personas en un carro con cinco asientos.

Entonces adelante fueron mis dos padres con una hermana y atrás fuimos mis tres hermanas y yo sentados, por lo que mi tía Mayra tuvo que acomodarse en mis rodillas.

Para variar ella estaba vestida con una ropa de baño de dos piezas, lindísima y encima de la tanguita se puso una lycra ajustadísima.

Entonces ella se acomodó sobre mis rodillas, ya ustedes se imaginarán todos los pensamientos que pasaron por mi cabeza, ella ni sospechaba, pero ese tremendo culo con el movimiento del auto y lo largo del viaje a la playa terminó encima de mi pene varias veces, yo estaba empalmado pero logré quitarlo como quien no quiere la cosa, sin embargo se contoneaba tanto que volvía a ponérmelo en bandeja sin querer queriendo.

Gracias a Dios no se dio cuenta de nada y llegamos sin problemas a la playa donde pasamos un día súper divertido.

Nuevamente tenía remordimientos por haber deseado a la hermana de mi madre, pero en el fondo quería más, eso hermoso culo ya me tenía loco.

Pasaron meses y ya se acercaba el examen de ingreso a la universidad, mis padres decidieron que en la casa con el bullicio que hacían mis hermanas sumado a los problemas de todo hogar común no iban a permitir que yo pueda estudiar con comodidad, por lo que decidieron mandarme donde mi tía Mayra que tenía un departamento de solo dos habitaciones, uno de ellos desocupado ya que su hijo estudia en el extranjero.

Allí pasaría los próximos seis meses.

Mi tía me recibió con gran felicidad, beso y abrazo por doquier ya que venía su “sobrinito” a vivir con ella.

Yo ya lo tenía claro, me veía como un mocoso, por lo que de arranque deseché cualquier posibilidad de cumplir esos oscuros deseos que mi otro yo tenía en el fondo.

La rutina era la siguiente: clases en una academia de preparación de 7am a 1pm y luego toda la tarde y la noche para estudiar.

Bueno, aquí comenzaron los problemas de coordinación ya que mi tía se ocupaba todos los días a las 6:30am (como un reloj) y yo tenía que bañarme a la misma hora.

Entonces como solo había un baño, llegamos al acuerdo que mientras ella estaba sentada en el inodoro yo podía entrar a ducharme.

Yo acepté, total ya me había visto en ropa interior una vez y sabía que no iba a pasar nada.

Así fue el primer día, ella sentada y tuve que desnudarme y quedarme en calzoncillos para entrar a la ducha, todo normal.

Pero conforme pasaban los días algo raro había en su mirada, ya no era la misma, se le iban los ojos al ver mi morcilla como resaltaba en mi ropa interior, unido a comentarios de cuánto había crecido, que estaba guapo, que debía tener novia.

Yo estaba hecho un tomate.

Pero como ya les he contado, yo cero a cero con las chicas debido a que soy muy tímido, apenas terminaban las clases, a la casita a estudiar.

Mi tía Mayra no salía, no andaba con hombres, no tenía citas.

Su vida se limitaba a su hijo universitario y a las labores domésticas.

Realmente no entiendo que pretendía poniéndose esa ropa tan ajustada, ya que se molestaba cuando la cireaban.

¿Para quien se arregla?,¿Será pajera?, ¿Tendrá sexo?, eran algunas de las preguntan que me hacía con frecuencia.

Creo fervientemente que el deseo sexual debe tener un desfogue, todos tenemos un punto débil y yo iba a descubrirlo, y de que manera lo haría.

Fue un día que me puse a dormir desde las seis de la tarde, por lo que a las 2 de la madrugada no tenía sueño, entonces escuché unos gemidos provenientes del dormitorio de mi tía Mayra.

Y lo que vi me arrechó muchísimo, ella estaba en su cama con un baby doll blanco con portaligas y estaba metiéndose un consolador a su vagina, como media hora y se convulsionaba de tal manera que parecía que tenía varios orgasmos. Todo esto lo vi a través del ojo de la cerradura ya que no me atreví a abrir la puerta.

Con todo esto su comportamiento hacia mi cambió desde que entraba a desnudarme frente suyo en las mañanas para mi duchazo, sus abrazos ya eran cada vez mas fuertes, me rozaba el pene apenas tenía la mas mínima ocasión con la mano, sus jeans cada vez más ajustados, se sentaba en mis rodillas un ratito cuando me veía estudiando.

Algo cambió, para bien o para mal e iba a desencadenar en algo, ya que éramos dos personas que estaban aguantadísimas.

El último día de clases en la academia, hubo una reunión con tragos, baile y chicas, la asistencia era obligatoria ya que se consideraba que había que liberar tensiones antes del examen de ingreso.

Ese día me metí una bombaza que hizo que llegara a las 11pm a la casa de mi tía Mayra y me tiré encima de mi cama ebrio.

No había nadie en casa, mi tía Mayra se había ido al cumpleaños de su hermano y llegó pasada de copas como a la medianoche y entró a mi cuarto a sacarme a la sala para brindar con unas cervezas para que me fuera bien en mi examen, eso fue lo que dijo.

Estaba vestida con un top rojo, unos jeans apretadísimos y estaba bien arregladita.

Nos pusimos a tomar como una hora, ya se pueden imaginar en que estado estábamos y recuerdo este diálogo que no he podido olvidar:

– Ay Juancito, es la primera vez que tomamos juntos

– Espero que no sea la última, tíita

– A partir de ahora ya no eres un niño para mí

– ¿Solo porque estoy tomando ya no soy un niño?

– Te estado viendo todo este tiempo y pienso que ya no eres niño por muchas cosas….

Y dicho esto con una mano me abrazo el cuello y con la otra me cogió el pene encima del pantalón y me clavo un tremendo beso.

Yo inmediatamente me pare y la abrace por la cintura y la aprisione contra la pared para que sintiera como mi pene duro era capaz de romperle ese pantalón tan mentado.

Nos besamos un largo rato y le di la vuelta, la punteaba esta vez contra su trasero y le manoseaba los senos, ella estaba excitadísima, yo igual.

Nos fuimos hacia su habitación y mientras nos besábamos, nos desnudamos, ya pueden imaginarse el enorme esfuerzo que tuve que hacer para quitarle el pantalón.

Quedamos, ahora sí, totalmente desnudos y empezó a besarme todo el cuerpo desde el cuello, fue bajando por el pecho, ombligo, hasta el pene, que comenzó a chupar como una poseída, lo metía y lo sacaba de su boca.

Era la primera vez para mí.

Me pasaba lengüetazos por todo el miembro viril, también por los huevos, un huevo entraba en toda su cavidad bucal.

Hasta que no pude más y me vine en su boca, no se desperdició una sola gota, se tragó todito el semen. Increíble.

Luego, me dijo que era mi turno, y tuve que meter mi lengua en su raja totalmente depilada, yo me sentía un verdadero ofidio, pero luego se volteó mostrándome tremendo culazo y tuve que lamerle todo el agujero, que ricos jugos le bajaban, sabroso, delicioso, ese olor a hembra me excitó más, ya me preparaba para el combate…

“Hazme tuya, mi amor” me dijo y se puso en cuatro patas dándome la espalda.

Mi sueño hecho realidad, un enorme trasero a mi disposición, entonces apunte mi pene a su vagina y empezó el bombeo, el mete y saca.

Parecíamos dos perros tirando en la calle. Pero vino lo inesperado me dijo “abre ese cajón y saca la sorpresa que te tengo”, yo ingenuo fui a abrirlo y encontré un látigo. “Azótame, soy una zorra mala”, y así mientras hacíamos el amor como dos perros yo la iba azotando con el látigo y añadió “Que te pasa eres maricón?, dame más duro” .

Yo le decía “claro que si putita, esto es lo que te mereces por ser tan perra, tan guarra, toma, toma, …”.

Luego de los golpes, tuve que sentarme en la cabecera de la cama contra la pared y ella me abrazó con sus piernas, sentándose frente a mí, apoyando ese tremendo culo sobre mi pene mirándome con picardía, yo le introduje el pene en su vagina y ella saltaba sobre mi, metiéndolo y sacándolo hasta que me vine dentro de ella. Pero, como es la juventud, ya estaba de nuevo con el pene parado a mil y me dijo:

-Quiero que me des por atrás

-Pero nunca lo he hecho

-Ni yo, pero quiero sentirlo, en esta vida hay que probar de todo

Saqué la vaselina del cajón de su cómoda y se lo unté en su culo y en mi pene, estábamos nerviosos, primero le metí la cabecita y luego se lo metí completo de un solo porrazo con furia, mi tía emitió un tremendo quejido, parecía que la habían matado, pero luego me dijo “sigue, sigue, no me dejes así” y yo comencé a meter y a sacar con que facilidad se adaptaba su ano a mi pene, ya nos gustaba mucho y a mi más porque el ano presiona más que una vagina.

Así estábamos practicando como dos aprendices el sexo anal, cuando nos entró el remordimiento:

– Ay tía, ¿pero que estamos haciendo?

– Ah, Ah, no lo se……. pero es tan rico

– Siiiiiiiii, que feliz me haces, ah , ah

– Culéame, todo mi culo es solo para ti, mi amor

– Oh!, oh! A partir de ahora será solo para mí

– Es una promesa, ahora podrás culearme todo lo que quieras

Luego de ello, termine en su culo derramando toda mi leche en su ano y nos quedamos dormidos hasta la mañana, juntos esta vez como marido y mujer, y hacemos el amor cada vez que se nos antoja.

Yo por mi parte ingresé a la universidad y dados los buenos resultados del “tratamiento académico”, mis padres aceptaron y me he quedado a vivir con mi tía, y ahora mi mujer, Mayra.

Tenemos el departamento para nosotros dos solitos y somos felices a nuestra manera: yo continuo con mi timidez hacia el sexo opuesto y ella gozando conmigo hasta que el destino lo disponga.

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