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El atardecer

El atardecer

El atardecer en el campo sellaba con un rojo intenso el horizonte cubierto parcialmente de nubes, los pájaros regresaban a sus nidos festejando con revoloteos la jornada de vida, ahí sentada mirando ese espectáculo desde el banco de cemento al borde del río estaba ella, un cuerpo firme, vestida con una sensual blusa y pantalones deportivos cortos, nada decía de sus vivencias siendo mi primera impresión al ser compañera de asiento en el tour que era una persona conforme con su existencia.

Una vez más me equivoque, sentada a su lado, por unos instantes seguimos al sol en su camino a la noche, el momento era propicio para hablar y creo obligatorio relatarles una vez más escuche una confesión en este caso de una compañera de viaje.

Ella tiene cuarenta y seis años (representa treinta) , soltera, sin hijos, el viaje lo hacia por vacaciones pendientes desde la hecatombe económica de diciembre pasado.

Su cara denotaba necesidad de contar su vida y mi oreja escucho algo que en verdad lo cuento porque creo puede estar relacionada con mi futuro por coincidir en algunas cosas a ella ocurrida.

“Al ver el horizonte veo mi vida que se acaba y en verdad pese a tener un buen pasar, son muchas las cosas que quise y no logre , creo que mi vida sexual hipoteco mi futuro, a los quince años en mi ciudad las reuniones eran “asaltos” cada uno llevaba algo, no regresábamos muy tarde, mi madre se había ido hace un año con un amante y con mi hermana dos años mayor que yo vivíamos con mi padre, al regresar esa noche mi padre estaba en el living sentado leyendo, le pregunté por mi hermana, sonriendo me dijo

Se fue con su novio , viene el martes.

Dándole un beso en la mejilla me senté a su lado, una caricia en mi pierna , la conteste de igual manera, en un dialogo mudo nos fuimos abrazando y besando, llevando mi cuerpo a su cama, me fui desnudando sobre ella, mientras el lo hacia parado, su falo erecto me impresionaba, pero una paz aceptando el momento me envolvió, abrí mis piernas, su cuerpo no se apoyo sobre mi, si, su pene acariciaba mi vagina, solamente en ella había recibido mis dedos y el de algún novio, poco a poco fue introduciendo su falo , un dolor profundo sentido en mi vientre, cedió a un goce indescriptible, profundo como el dolor anterior, suavemente se movía dentro de mi hasta que acabo , igual lo dejo adentro ahí además de hacerme mujer me hizo llegar a un estado que en verdad me encanto.

Me quede a su lado y me desperté tomándole su falo, una pequeña mancha de sangre indicaba mi virginidad perdida, un ardor en mi vagina el trabajo realizado, me fui a duchar, sentimientos encontrados se apoderaron de mi, en verdad me había sentido a pleno, jamás siquiera había pensado en que mi padre me hiciera el amor, me desvirgara y hecho me gustara, al enjabonarme, no podía dejar de pensar como hizo esa barra para entrar en mi cuerpo, volví a la cama y le di un beso despertándolo , me miro y me pidió perdón, mi contestación fue un beso de amante, me extraño que no iniciara un nueva acto , se fue a duchar y creo que como a mi, fue el momento que decidió que eso estaba bien, por lo menos para nosotros.

Lo espere entre las sabanas, llegó destapando mi cuerpo y recibió mi sonrisa de aprobación, uso una crema que puso en mi vagina , yo lo dejaba hacer, está vez el se acostó su barra parada era una tentación, me puse en cuclillas y fue entrando, haciendo juego, entraba y salía, la crema suavizaba el roce y aprendí que no solo entraba, el placer gozado sellaba el incesto, que permaneció en una fidelidad mutua hasta mis treinta años, mi hermana no solo se enteró, sino que nos encontró al año en pleno coito, ese día fue muy especial, puesto ante sus gritos y reclamos, ambos la mandamos al diablo.

Era pública mi relación con mi padre, solo escondíamos las formas ante la gente, creando las dos realidades mi incesto puertas adentro y “normal” para los demás, fue mi trabajo en la Capital que me separo de el, noche tras noche lo extrañaba, no me alcanzaba algún fin de semana, fue por eso que “adopte” un amante mucho mayor que yo (dos años mayor que mi padre), mi analista lo relaciona con el incesto con mi padre, hace tres años mi padre falleció , nunca pude dejar de amarlo y gozarlo como hombre y pero ahora mi amante falleció hace siete meses y en verdad el atardecer me pone triste”

No le comente a Miriam, mi historia, no era el momento, sin lugar a dudas ella piensa que la suya fue una desgracia, pero siempre las realidades de los seres humanos pueden ser superadas.

Esa noche llegamos a un hotel cerca de Venecia, unos muchachos jóvenes nos invitaron a salir a bailar, vernos galopar sobre ellos es otra historia.

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