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Como pasa el tiempo

Como pasa el tiempo

Lo que viene forma parte de una de las vivencias más curiosas, de un área con la que nunca había experimentado.

Aún así no encuentro cual es la motivación para encontrar un foco de atracción en la filiación, que por lo visto es un tema popular entre varios autores.

Fue normal la forma en que crecí al lado de toda mi familia, un núcleo familiar normal y estándar, madre, padre, hermana, tías, tíos, primos, y principalmente, las primas.

Digo principalmente las primas porque estas nunca han sido el lado bello de la familia, todas eran mayores y feas, o muy niñas aún para tan siquiera tener cualquier pensamiento sexual hacia ellas.

Esta realidad fue mala hasta que los años le dieron puertas a la pubertad, la cual no tardó en aparecer en mis primas, las mas jóvenes.

Así, mientras el tiempo hace lo suyo, yo me deleitaba observándolas crecer, ver como se hacen culonas, sacan caderas, cinturita, pecho, y la carita pierde su virginal inocencia.

Ya para entonces tendrían unos dieciséis años algunas, las más desarrolladas, yo las aventajo a la mayoría por tres años, así que nos llevamos bastante bien. Definitivamente con un cuerpo deseable, vistoso, juvenil, firme, ya estaban despertando la vista en los chicos y los no tan chicos.

Una de estas primas, Mai como le digo de cariño, es muy cercana a mí. Siempre anda cerca, nos topamos muy a menudo, estudia, y en sí es una persona normal. Ya tiene un cuerpo envidiable desde varios puntos de vista, un culito muy firme, muy deseable a la vista, una cinturita no muy pronunciada que deja ver un ombliguito bastante sexy para su edad.

Sus pechos se notan a distancia, son bastante generosos y siempre los noto muy firmes y bien posicionados, muy deseables con sus pezones bien definidos, que cuando hace frío deja ver unas puntas muy sexy de verdad.

Su cara es linda, sus ojos café hacen contraste con su pelo teñido de rubio, dientes blancos como la nieve y de sonrisa brillante. Una piel tersa, bronceada al gusto de cualquiera, deja ver un exquisito escote, no muy pronunciado pero provocativo, enseñando un pequeñín lunar con mucho erotismo.

Una semana de vacaciones de su colegiatura coincidió con dos días libres que me dieron. Como ya teníamos unos días de no hablar, le dije que pasara a casa a almorzar, si no le molestaba cocinar.

Como ninguno de los dos cocina bien, nos conformamos con comida de una soda (restaurante muy pequeño y hogareño) cercana a casa. Después del almuerzo conversamos toda la tarde, la señora de la limpieza se marchó temprano y quedamos solos en casa viendo televisión en la sala.

Como yo soy muy chicloso me acurruqué junto a ella y puse mi cabeza en sus regazos, muy cerca de la entrepierna. La tele estaba muy aburrida así que para animar la tarde le molesté un rato con burlas y jugueteos; ya al rato mis manos no medían la precisión de ninguna forma, y no perdía la oportunidad de sentir sus tetas. Cada vez que yo le tomaba por el pecho, ella movía mi mano pero sin mucha oposición a lo que mis traviesas manos hacían..

La velocidad del pensamiento en esas ocasiones me indicaba que ella estaba dispuesta a más que jugueteos porque el semblante de su mirada cambió repentinamente. Me lanza una pregunta capciosa… ¿primo, porque si eres tan alegre y sociable, es que no tienes novia? Nada… le respondí, ninguna chica me llama la atención de momento, es decir, para algo que no sea en la cama…

Sus ojitos sorprendidos replicaban.. primo!! Que mala mentalidad…

Qué? Me dejé decir.. acaso nunca lo has hecho?, que yo sepa nadie se ha quejado por tener buen sexo.

Sonrojada por la dirección que tomó el tema, e insegura de qué responder, sólo dijo “sí”…

Si? Si que? Que ya lo has hecho???? No puede ser que sea tan curioso en esos asuntos, pero definitivamente tenía que saber eso.

Eh.. Ahh… no me decía nada, solo balbuceaba esperando que cambiara el tema..

Está bien, le dije, es normal tener sexo, y aparte de normal, demasiado bueno.

Ya se le pasa el sonrojo y la pena, y yo le molestaba preguntándole con quién lo había hecho. Me decía que con su novio un par de ocasiones para probar. Yo pienso que la primera vez es para probar, las demás para afinar puntería, así que no me vengas con eso, y me reía de ver su carita apenada.

Ya entrados en confianza me contaba con detalle y total desinhibición sus encuentros, y me daba cuenta de que en verdad para ser tan joven era muy madura y expresiva.

Además me replica que no le molesta que le toque sus senos, pues piensa que soy bien parecido, le agrado mucho y ciertamente no se siente feo. Sin más que hacer durante ese día, la dejé en su casa por ser ya un poco tarde y su madre la buscaba.

Me recriminaba el porqué era tan cabrón al actuar así con ella, es prima; cuando en ese momento me entraba y salía de la mente su cuerpo delicioso, y me hacía olvidar el porqué me reprendía internamente.

Ciertamente tiene casi diecisiete años, pero está muy buena y es bastante abierta mentalmente; por lo mismo decidí no insistir en nada, si las cosas pasan, que sea por dejarse llevar..

Muy temprano en la mañana me despierta el teléfono. “Vamos a correr un poco” me decía ella. Que más me quedaba, tenía todo el día libre y ya no podía dormir. Después del ejercicio fuimos a mi casa. No creo en la suerte pero, la señora de la limpieza se ausentó, lo malo es que me tocaba a mí los quehaceres, pero, eso nos dejaba solos..

Me pidió la ducha, se llevó mi paño y una camisa mía. Yo me duché después, al salir estaba en mi habitación, ella gritándome el porqué yo nunca aprendí a tocar la puerta, yo respondiendo que era mi cuarto y no era la puerta lo que quería tocar… ya en habitación puse el tele y sale un programa de aeróbicos.

Ella, como otras chicas que conozco, no pierden oportunidad de criticar el cuerpo de otras mujeres, y tenía que aguantarme el “no ves que culo más feo”, o “sólo ellos lo ponen en tele, que vieja más cueruda”… hasta que vino el detonante… me pregunta si las tetas de esas chicas de aeróbicos se comparan con las suyas, ¿Cómo compararlas?, son solo tetas!. Puso cara de molesta, desabrochó dos botones de la camisa y me mostró su sexy sostén blanco.

¿Ahora qué? Te es mas fácil así? yo sorprendido por su reacción, pero encendido en un segundo por lo que veía, le decía que igual como compararlas si no puedo vérselas a ellas. Ella sólo tenía encima una tanguita blanca en juego con el sostén, y mi camisa, y definitivamente ella se mostraba caliente.

Más molesta, se puso en pie, me dio la espalda y se quitó la camisa. A ver, a que sí puedes comparar este culo, enseñándome la mejor vista de sus nalguitas paradas; mi bulto ya no era discreto ni mucho menos sigiloso. Y ella seguía provocativa comparándose con las del tele, se da vuelta hacia mí. Que mal, no eres de mucha ayuda, mejor busco una segunda opinión.

Ya recobrado de la impresión, hago un rápido análisis mental de la situación, obteniendo conclusiones determinantes y enteramente obvias: la tarde está que arde!

No vaya a ser que yo lo haga con mi prima! Me decía yo mismo, pero la tentación de verdad que sobrepasaba el autocontrol; y el asunto se ponía mejor cada segundo; “es que te doy miedo primo?” sonreía y ponía carita de mala, ella sabía que lo siguiente era tiro directo y pues de verdad lo era.. “que me puedes hacer tú, que me dé miedo? Si acaso un sustillo si es que me sorprendes..”

Esa réplica la hizo enfadar, y de una reacción violenta, caí sobre la cama, boca arriba, y ella sentada sobre mi ingle; ahí de verdad que me asusté, por su reacción, y su pregunta de una vez me cruza la mente.. “ahora sí te da miedo?”.. yo, temerte?, a ti te debe dar miedo.. pero el que yo esté viendo una de las tuyas.. qué?, responde.

No se dio cuenta que por el movimiento brusco que hizo, uno de sus pechos estaba fuera del sostén. Ja! Me dijo, como si nunca hubieras querido verme al menos una; pero las dos se ven mejor. Cuando se quitó su sostén sintió debajo de ella como mi pene se engrosaba exactamente debajo de su calzón, y que sólo estaba a un zipper de que la pasara por la barra.

Un manazo en mi mano inquieta por tocarle los pechos tan anticipadamente me despertó un poco, mientras ella restregaba toda su área vaginal contra mi bulto; hasta que ya vencida la abstención de cualquier acercamiento, me besa como desesperada, con una lucha tremenda de lenguas.

Yo succiono con ganas sus tetas y dejo esos pezones duros y tiesos, en eso de la tremenda chupada de tetas que le daba, me quedé viendo hacia su tanguita, ya se veía una aureola húmeda sobre el área de su clítoris.

Con eso ya perdí el control de la mente y los instintos barrieron cualquier intento de razonar; mi pene luchaba incansablemente por salir de mis pantaloncillos e introducirse en ella, lo cual no estaba muy lejos, aún con ropas ya estaba casi entrando.

Con fuerza y gentileza la recosté rápido sobre la cama, abrí sus piernas con firmeza y empecé a lamer sobre el calzón. Ella sólo me miraba con ojos lujuriosos y hacía gestos pero no gemía, hasta que arranqué sus braguitas y me comí aquel delicioso postre de vagina, como si no hubiera mañana.

No dejé nada sin lamer, y mis dedos no cesaban de trabajar los orificios, localicé el anillo trasero, esa puerta gloriosa que nunca se le había explorado, y con pericia introduje un dedo. Ella de la excitación no le importó mi osadía de irrumpir por su puerta trasera y más aún se puso cómoda y me facilitó la entrada. Ya en gemidos de orgasmo sólo se escuchaba sus gritos placenteros.

La berga se me hinchaba cada vez más, su maquinita de placer estaba muy mojada y lubricada. No me esperé mucho para ponerla en posición de perrito, saqué el primer condón que apareció en una de mis gavetas, y vestí a mi miembro para la ocasión.

Despacito hasta que tocara el fondo, empezó a entrar en una cabida estrecha y elástica, para luego taladrar con salvajismo placentero; me recostaba sobre su espalda, apretaba sus tetas y seguía bombeando con rapidez.

Cambié de posición, me acosté con el pene hacia arriba, ella sin pensarlo se sentó sobre él y empezó a brincar.

Me tenía hinchadísimo sólo sentirla tan estrecha, deliciosa; cansada de la cabalgata, se da vuelta ella y recuesta su espalda sobre mi pecho.

Yo tomo sus tetas con fuerza, y meto la cabeza del pene en su culito, lentito para no lastimarla, hasta que aquel aro glorioso y virgen cedió a la insistencia y empezó a recibir pija de lo lindo.

Sacudía con fuerza en sus adentros, y su cuerpo se estremecía por la gran combinación de mi mano masturbándole y mi pene trabajando al máximo. No eran ni tres minutos de haber empezado la sesión del trasero, cuando explota en su segundo orgasmo.

Mis bolas me mataban de la presión. Ya no podía sostenerme más, un escalofrío surge desde mis pies hasta las orejas con una intensidad que nunca había sentido, cerré mis ojos por esa intensa sensación, sostuve todo lo que pude, hasta que empezó a recorrer el semen la ultima parte de su trayecto, y con una fiereza y presión reventé todo lo que tenía en su culito, sentía como salía todo por aquel muy ajustado, la levanté a ella todo lo que pude aún sobre mí y terminaba de darle con fuerza hasta que se acabare. Lo saqué con un poco de dificultad, retiré el condón, y me recosté un rato. Ella yacía al lado mío descargada y sin fuerza mucha para molestar por un buen rato.

Hablamos poco tiempo. Yo acariciaba su espalda. Ella besaba mi pecho y bajó a mi abdomen, mientras que con una mano jugaba con mis testículos y mi pené.

Mi compañero no se hizo el rogado y se puso de inmediato a la orden.

Se paró como si apenas empezara el asunto y definitivamente listo a lo que viniera; ella me dice que la única forma de darme las gracias era, al menos limpiando el instrumento, todo chorreado aún y un poco seco.

Yo, como sin entenderle mucho por esas palabras que usó (era más fácil decir que me pegaría una suculenta mamada o algo), y su boquita prendió lumbre en mis bolas, chupándolas con fuerza.

Yo me derretía del placer, no puedo negar que era bastante bueno, y mientras me chupaba las pelotas me la pajeaba. Deja la paja y sus tetas toman posesión de clavo.

Sigue con una mamada sencilla y muy eficaz, bastante rica, succionaba fuerte y pajeaba al mismo tiempo, hasta que al cabo de quince minutos empezó mi miembro a disparar como loco dentro de su boca, yo sólo pude sostener su cabeza para que se tragara todo, y ella al sentir mis manos haciendo presión hacia abajo supo que venía la descarga y empezó a chupar con más fuerza.

Después de lamer lo que quedaba, se recostó sobre mí y dormimos un rato.

Esa tarde decidimos no volver a hacer eso nunca más, y hasta lo prometimos, pero no pudimos mantener esa promesa, y a como pasa el tiempo, las cosas mejoraron. Lastimosamente ella vive lejos ahora y ya casi ni hablamos, habrá que ver cuál día podré ir a visitarla, aunque ella ya me pidió que fuera.

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