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Mi amiga Maite I

Ella según pasaban los años se ponía cada día mas buena, y claro los chicos se le pegaban como moscas, eso durante una época me sentaba muy mal, pero con el paso del tiempo me llegó a gustar, no se me ponía caliente, me daba morbo.

Rocío, Javier y yo

Salimos de la cuidad el viernes por la mañana, fuimos en el coche de Antonio, el novio de mi amiga, ella se llama Rocío, llegamos a la finca sobre las 12, soltamos los bultos, repartimos las habitaciones y nos fuimos al pueblo que estaba al lado a comprar algo para comer y tal.

En clases

De pronto siento una lengua en mi clítoris. Es Rudy que sentado en el suelo me esta chupando la chocha, el clítoris, mientras todavía tengo la verga de Carlos adentro. Siento un gusto cabrón con esa lengua moviéndose ahí abajo donde más me gusta mientras me meten una verga como si quisieran matarme.

Una chica nos cuenta su primera vez con varios de sus amigos

Cierto que me hizo avanzar muchísimo, al tenerlo cerca me desinhibía al punto que adoptaba por completo la iniciativa; mis manos cobraban vida propia y recorrían, palpaban y acariciaban por completo su delgado pero firme cuerpo, haciendo malabares para meterse por debajo de sus odiosos jeans, de modo tal que no fuéramos descubiertos por las otras parejas o los mirones que rondan los pastizales.

Regalo de aniversario

El día después de aquello mi esposa me confesó que realmente fue el mejor sexo que había tenido, que no me ofendiera pero que realmente no creía que pudiera volver a gozar otra vez como ese día, que había fantaseado con ello pero nunca se había atrevido a contármelo pero estaba feliz porque lo había concretado y compartido conmigo.

Soy la responsable de lo sucedido

Ese fin de semana, cuando ya estaban trabajando los hombres, tuvimos mucho sexo a manera de despedida. Como yo soy bastante ruidosa al hacerlo, cuando bajamos de la habitación después de haber pasado buena parte de la tarde cogiendo, los albañiles nos miraban con curiosidad y sobre todo a mí.

Regalo de aniversario – Versión femenina

Cuando le confesé que en esa oportunidad había tenido el mejor sexo desde hacía bastante tiempo y le pedí que no se ofendiera por mis palabras, pero que siempre había fantaseado con ello y que estaba feliz porque lo había concretado y compartido con él se puso contento ya que dijo que le gustó poder cumplirme ese deseo oculto

Me gustó pasar la prueba

Les grité a los visitantes que se marcharan, que eran unos degenerados al igual que mi marido y no que era una puta dispuesta a hacerles favores. Me puse a lagrimear y les pregunté por qué me hacían esto a mí e indirectamente a sus esposas que eran mis amigas. Por qué me humillaban de esa manera si nunca les había dado motivos para ello.

Complot

Mientras disfrutaba sintiendo como se tragaba todo ese pedazo continuó chupándosela al otro hasta que acabó dentro de su boca y no solo no se resistió a ello sino que no dejó escapar ni una sola gota, utilizando su lengua para terminar todo rastro de lo que allí había ocurrido.

Venganza placentera

Instalada en el departamento frente al mar sus días transcurrían entre la playa, donde aprovechaba para broncear su bien proporcionado cuerpo pese a los casi 50 años que tenía (le hubiera gustado hacer "topless" como cuando viaja al exterior pero ya se sabe que en el país ello no está permitido en cualquier playa) y las salidas por el centro de la ciudad donde generalmente cenaba antes de ir al cine o a otro tipo de espectáculo.

La música de los trabajadores que frota el deseo

Me levante temprano esa mañana. Cuando me incorpore me sentí húmeda. Pase mi mano entre las sabanas enredadas y toque mi bombacha. Estaba mojada. Me saque lentamente la bombacha y me toque la vagina. Ni bien llegué a mi clítoris recordé lo que había soñado. Recordé que te chupaba la pija una y otra ves mientras vos me acariciabas todo el cuerpo.

Diario de Florencia III: Un padre ejemplar

Pero nuestro vecino, Jaime, no venía para quejarse, al contrario, llegaba a mi hogar en señal de gratitud. Le dijo a mi esposa que apreciaba el favor que le hacía a su niño. Ella dijo, que no se hiciera problema. « Sabré como tratarlo, no tiene nada que temer ». « No lo pongo en dudas, pero me gustaría estar presente ». La petición le pareció descomunal a Florencia, pero los hizo pasar y colocó una silla al pie de la cama para que el padre de Hernán tomara asiento.

Diario de Florencia II: Mi buena amiga

Sobre todo porque todos pronto comenzamos a sentirnos incómodos. Yo sabía que Enrique me deseaba, pero yo nada quería saber con él, ya que su esposa era mi amiga. Manolo, en cambio, le tomó afición al rabo de Gastón. Al comienzo no trajo problemas. Venía los domingos, como siempre y se sentaba a mirar el partido.

Diario de Florencia I: Buenos amigos

Así pensé que sería. Una vez que llegué a Madrid, Florencia se mostró fría, desangelada. Me recibió con indiferencia y cuando quise relatarle los diferentes episodios que había vivido en el extranjero, ella se levantó y se fue a la cama. Pensé que era aconsejable tomar el toro por las astas.