Salí muy molesta de una fiesta, por el comportamiento de mi Ya era bastante tarde cuando abandoné la fiesta donde me encontraba en compañía de mi esposo, después de haber discutido por su falta de respeto hacia mí, ya que no dejó de coquetear con cuanta mujer se cruzó frente a él., y no sabía las ricas cogidas que me esperaban...
Yo profundamente dormido, poco a poco fui sacado de mi sueño por algo que me estaba ocurriendo, la diestra mano de Amada hurgaba bajo mi trusa, acariciando mi verguita, que ya para entonces se ponía erecta cuando me la acariciaba en el baño, pero ahora era otra mano, una mano de mujer, la manita acariciadora de mi prima Amada.
Historia de la vida sexual entre una maestra madura y su aventajado alumno.
Fui hasta mi coche y guardé las cosas, eran apenas las dos y media, tendría suficiente tiempo. La busqué con la mirada, traía una camioneta Windstar negra, casi nueva. Volteó a mirarme y se subió al auto. Llegué hasta ahí y ya la puerta me esperaba abierta.
Salí de ese cuarto oscuro desnudo y con la verga todavía palpitando, y me pare en la regadera del otro vapor refrescándome y limpiándome un poco, y por supuesto que dando un buen espectáculo a los que estaban sentados frente a mi y que con esa buena iluminación admiraban mi cuerpo desnudo y mi verga erecta.
Recuerdo que todavía era un chiquillo cuando gustaba de meterme bajo la mesa del comedor para mirar las redondas piernas de mi tía, y muchas veces tuve la suerte de alcanzarle a ver sus calzones sin que ella me descubriera.
Avatares de un jovencito metido circunstancialmente a peluquero de señoras, sus éxitos y fracasos, tanto amorosos como económicos, y su fin como peluquero de paisaje.
Me acerqué a él sentándome en la cama, y no dejaba de admirarlo, acerqué mi cara al bulto de su trusa y me llené con su aroma, el olor de su verga y sus huevos, acariciando los pelos que asomaban de su calzón.
Ansioso esperaba mi cambio y la llave del cuarto, cuando de pronto la puerta del elevador se abrió. El ruido del elevador llamó mi atención y entonces vi a aquella pareja salir.
Hace tiempo, unos 4 años, yo trabajaba en un área de video producción, referente a comunicación interna en unas oficinas de Gobierno.
Ahora te cuento, como me convertí en la perra del padre de mi esposo, soy la puta de mi maravilloso suegro.
A mi esposo lo mandaron de vacaciones a Guadalajara por una larga semana, y aunque tengo una carrera de licenciada, por el momento sólo me dedico a las labores de la casa, así que con ese viaje de mi marido, llegó la oportunidad de hacer realidad mi fantasía.
Después de un rato mas baile y cervezas y mas jugueteo llego un punto en que ni ella ni yo nos conteníamos y después de besarnos le propuse que si nos íbamos y pasábamos a mi casa
En la penumbra de la sala de cine pude ver que abría su bragueta y me mostraba una deliciosa verga gorda y cabezona que brillaba por el precum, eso me calentó al máximo.
Un adolescente se ve inmiscuido en la desenfrenada vida sexual de su familia, descubre a su tia con su padre, chantajea a la tia para que tenga relaciones con el y al final descubre que su propia madre tiene mucha cuerda al respecto.
En la época que menciono, se me presentó la primera oportunidad en la vida de viajar a otro país y no era lejos de mi ciudad, vivía yo en Monterrey, México y el viaje era por dos semanas a San Antonio, Texas, USA.
Como cada tarde, los primos se detenían en un arrochuelo para dar de beber a las vacas y de paso darse un baño y lavar sus humildes vestimentas.
Al pasar frente al hotel La Mansión estaba situado a un costado de la puerta principal un policía, pero no un policía cualquiera, era un tipazo de unos treinta años, con una mirada verde penetrante que se enmarcaba en un rostro moreno
Estoy recordando algunas escenas de mi visita a un pueblo de Coahuila a donde fui hace unos diez años a saludar a mi abuela materna que vivía con una de sus hijas.
Yo desde siempre había sentido mi homosexualidad pero de forma reprimida, sólo un año antes un hombre mayor me había abordado en la calle y me había hecho sexo oral en la azotea de un edificio de departamentos, algo que más que satisfacción me había traído culpa.