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Violador romántico I

Violador romántico I

Cierta vez, me encontraba en mi casa… sin hacer nada, muy aburrido.

Decidí dar una vuelta antes de dormir, tomé las llaves de mi vehículo y me fui de paseo por la ciudad.

Luego de un rato, sentí deseos de comer algo.

Me detuve a comer, al finalizar, me dirijo a mi vehículo, no sin percatar la silueta de una joven mujer que se dibujaba muy cerca de mi transporte, era muy joven y esbelta, cabello muy largo y al acercarme note con entusiasmo que se encontraba sola y esperando quien la lleve, pero con temor.

Me acerque a ella, y le saludé:

– Hola, que hace un caramelito tan lindo y tan solito aquí?

– ¡Nada!

Respondió, muy enojada y con un tufito a alcohol muy inconfundible

– Disculpa, solo quería ser amable…

– No, no, disculpe usted señor, es que estoy muy nerviosa, yo no soy de aquí, vine con unos amigos a comer pero todos estaban tan borrachos que no notaron mi ausencia, y ahora no sé que hacer

– ¡Bueno!, si tu me lo permites, yo te puedo servir de guía turístico

– ¡Hay señor!, yo no se me da tanto miedo…

– Entonces no te vayas conmigo y quédate allí parada sin saber si tus amigos vienen o no y pasas la noche rodeada de quien sabe cuanta gente extraña, tu decides

Acto seguido me dirijo a mi vehículo y ella tímidamente se acerca a pasos muy contados, yo los noto pero me hago el que no los nota… abro mi puerta y entro a mi vehículo.

Ella se acerca más rápidamente, antes de que yo arranque

– ¡Señor!, ¿Y usted me ayudaría?

– ¡Claro!, ¿no te dije pues?, sube

Ella dio la vuelta y esperó que yo le quitara el seguro a la puerta. Al entrar, note más fuertemente su nerviosismo.

– Tienes frío o que, que estas temblando tanto?

– No señor, bueno si también tengo frío, pero es que estoy muy nerviosa, no nunca he estado tan sola en un lugar como este y menos sin ser de aquí.

– Y de donde eres tú

– De Maturín…

– Con razón…

– ¡Disculpe!

– No que con razón… todas las mujeres de Maturín tienen el mismo semblante y tu no te quedas atrás:

Una mujer muy bella, simpática, pelo largo, labios muy carnosos, piernas muy largas y divinamente torneadas, senos muy puntiagudos y resaltados por la exquisitez de su excitación, y una voz que a cualquiera excitaría de una vez.

– Caramba señor es usted muy romántico ¿sabe?

– Bueno, se hace lo que se puede y dime, donde vas tu

– Bueno yo no sé como se llama eso, pero si lo veo lo distingo

– Vamos hacer una cosa entonces, como yo lo que ando es paseando, ahora pasearemos los dos y si vez algún sitio conocido me dices

Acto seguido me salí de la vía a otra que está un poco retirado de la ciudad, por lo que se le iba hacer muy difícil reconocer algo…

– ¿Conoces algo?

– No… es que sabes, estoy un poco pasada de trago y cuando venía me quedé dormida, por eso no sé por donde pasamos

– No te preocupes ya lo vamos a encontrar

Y comenzamos a dar vueltas y vueltas, escuchando música muy suave y romántica, a la media hora… zzzzzzzzzzzz, el resultado fue evidente

La muchacha, quedó redondita, di otras vueltas para estar bien seguro que estaba dormida.

Rato después me dirigí a mi casa de campo, abrí mi puerta a través de mi control remoto, tras entrar la cerré y me dirigí al estacionamiento que se encuentra por la entrada trasera de mi casa.

Detuve mi vehículo sin apagarlo para que no notara la falta del ruido del motor.

Abrí la puerta de mi casa, acomodé mi cama, y me dirigí al vehículo por mi invitada.

Muy lentamente abrí mi puerta, la tomé de la mano, se la acaricié muy suavemente, luego acerqué mi mano a su seno izquierdo y levemente palpé su pezón a través de su vestimenta, vi su rostro, seguía durmiendo placidamente.

Lentamente, pero seguro, introduje mi mano derecha debajo de sus piernas, y mi mano izquierda detrás de su espalda, para así, tomarla cargada en pulso y llevarla a mi habitación. Ya en ella, la alojé muy lentamente en mi cama, extendiéndola en ella.

Allí pude apreciar mejo su vestimenta, llevaba una blueyean muy ajustado y una blusa color crema muy suave y transparente pero con un fondo que impedía ver su contenido.

Quise contemplarla primero…

Me acerqué a su rostro, hasta sentir el calor de su cara con la mía, tímidamente acaricié su rostro con mi lengua, deteniéndome mas tiempo en su boca, la cual saboree en su máxima expresión, primero, fue muy externo, luego mi lengua se fue abriendo paso a través de sus labios, hasta sentir la humedad de su boca al contacto con la mía, pude sentir con dulzura como su lengua desamparada se hacía presa de la mía, sintiendo el dulce néctar de una boquita que en ese momento era solo mía.

Me retiré un poco, solo para notar que aún ahora, seguía plácidamente durmiendo. ¡Claro!, el alcohol estaba haciendo efecto.

Luego, me dirigí a su entrepierna, empecé a desabrocharle el botón del pantalón muy lentamente… luego, baje la cremallera y a mi vista quedó el color rosadito de aquella pantaletica que llevaba la joven.

Me animé mucho más y comencé a bajar el pantalón, pero el peso de su trasero me impedía bajarlo por completo.

Entonces me las ingenié para tomarla en peso con la mano derecha mientras con la mano izquierda bajaba el pantalón, la miré por si acaso, pero permanecía durmiendo, luego tomé el pantalón por las piernas y se los quité por completo.

Me acerqué a su rostro, le di otro beso profundo y húmedo en la boquita, la incorporé un poco para poder levantarle las manos y sacar su blusita.

Cuando ya solo le quedaba su pantaletica y sostén, la contemplé me abracé a ella, saboreando nuevamente esa dulce boca, de la que me estaba volviendo adicto, me dirigí al sostén el cual tenía un broche de esos que se desabotonan por delante, lo abrí… y allí estaban libre al fin aquellas firmes y hermosas montículos claros y puntiagudos apuntando directamente al techo… no pude más que tomarlos con mis dos manos… uno para cada uno, luego posé mis labios primero en su pezón izquierdo y luego el derecho, chupando y amasando rítmicamente hasta arrancarle un pequeño gemido que entre sueños la muchacha dejaba escapar, la miré pero ella seguía durmiendo… sólo su respiración cambiaba era más acelerada, pero no despertó, seguí besando sus teticas bajando luego por su adorable abdomen el cual acaricie exhaustivamente, al llegar a su entrepierna introduje mis dedos por cada lado de su pantaletica, una a la derecha el otro por la izquierda, para lentamente ir bajándola… ya en la rodilla, la quité por completo.

Y allí estaba, completamente desnuda para mí y completamente dormida, podía hacer con ella lo que quisiera y no podía objetarme en nada.

Tomé sus piernas y las abrí muy dulcemente, y me ubiqué justamente en su entrepierna hasta sentir el inconfundible aroma de su sexo ya lubricado por la excitación.

Palpé con mis manos su sexo e introduje una de mis dedos en el solo para darme cuenta que sus jugos orgásmicos aumentaban, eso me animó mucho más, pues incluso su respiración ya acelerada aumentaba mucho más, cuidadosamente introduje mi lengua para beber del néctar de su sexo, era una exquisitez, un jugo de reyes, no dejé escapar nada todo lo bebí.

Me incorporé un poco, tome mi pene y poco a poco lo fui introduciendo en su vaginita, ella se movió, pero no despertó.

Me abracé a ella, y mi trasero comenzó el típico bamboleo rítmico, al tiempo que miraba su rostro, acariciaba su cara y sus gemidos fueron aumentando.

De repente… e inusitadamente, sus ojos se abrieron… un frío recorrió mi cuerpo y ella atontada un poco al no saber lo que sucedía dijo:

– ¿qué fue, que estás haciendo?

– Nada malo, no me vas a decir que no haz disfrutado lo que estas sintiendo?

– Pero ya estaba dormida, que voy a saber yo

La interrumpí…

– Tu me invitaste a que lo hiciéramos, yo solo te seguí y complací, además te gustó muchísimo, mira como estas tan excitada.

Tome sus pezones y los acaricié, hasta ese momento fue que cayo en cuenta que estaba en pelotas, completamente desnuda.

– ¿Y mi ropa?

– Tranquila que esta guardada, tranquilízate, acaricié ahora su rostro y con dulzura disfruté de su boca, mientras ella intentaba hablar.

Aquella situación la estaba excitando aún más así que se dejó hacer el resto y más bien colaboró y formó parte del acto.

Continúa la serie Violador romántico II >>

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