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De cómo conseguí llegar a cornudo

De cómo conseguí llegar a cornudo

Si de joven alguien me hubiese propuesto compartir mi novia o esposa seguro que le habría costado algún moratón en la cara sin embargo en esta etapa de mi vida, ya en la cincuentena mi fantasía preferida era imaginar a mi mujercita follando con otro hombre mientras yo la observaba.

Cuando digo fantasía me refiero realmente a eso ya que la mentalidad de mi mujer no había evolucionado, o quizás sería más apropiado decir que no se había pervertido como la mía y en materia sexual seguía siendo tan reprimida como cuando éramos jóvenes.

La fantasía era cada vez más deseada y a ello no era ajeno la influencia de los relatos que leía sobre esta temática. Abundaban los esposos deseosos de lo mismo.

En todas las narraciones conseguían liberar a sus mujeres aunque en realidad la mayoría ya lo estaban y lo único que ocurría es que se presentaba la ocasión que era aprovechada. Un amigo de visita, otra pareja iniciada jugando a las cartas, a los dados,… etc. Siempre se repetía el mismo esquema inaplicable en mi situación.

Quería desesperadamente despertar la pasión sexual en mi mujer, una pasión que en los treinta años de matrimonio no había conseguido por lo que me consideraba un fracasado.

La última posibilidad era introducir un elemento extraño en nuestra relación, alguien que actuase de catalizador y consiguiese liberarla de sus prejuicios y represiones.

No he comentado que Isabel, mi esposa, es multiorgásmica y cuando está lanzada da gusto follar con ella pero en frío es muy complicada.

Normalmente siempre dice que no tiene ganas, que le duele la cabeza etc., seguro que muchos lectores reconocen este patrón de conducta sexual.

Por norma siempre “NO”. Jamás toma la iniciativa de proponerme sexo… Sin embargo una vez rota la resistencia inicial se entrega a fondo gozando de múltiples orgasmos.

En fin, que el caso de mi esposa era extremadamente difícil, ¿Cómo conseguir realizar mi fantasía?. ¿Proponérselo? Imposible. Lo más probable es que se lo contase a nuestros hijos para entre todos llevarme al psiquiatra. Eso en el mejor de los casos. En el peor podría ser incluso que me sacase de casa.

Lo dicho. Un problema de muy difícil solución. Sin embargo la fantasía se había convertido en adicción, más de la mitad del día me lo pasaba pensando en el asunto, me complacía imaginando situaciones imposibles en la que uno o varios chicos con enormes vergas entraban y salían de aquella delicada vulva que hasta la fecha había sido para mi único disfrute. Y por más relatos que leía no encontraba un modelo que pudiese aplicar con alguna garantía de éxito.

Y mira por donde la inspiración me llegó un domingo por la mañana al despertar. Probablemente en sueños había imaginado la situación y al ir despertando el inconsciente dictaba a mi yo la forma.

¿Sería posible?. Desde luego era el mejor guion que había desarrollado hasta la fecha. Ya no podía esperar más. Intentaría llevarlo a la práctica.

En un diario local y en la sección de relax busqué un anuncio que me había llamado la atención en varias ocasiones ” Matrimonio joven, 30-26, el BD. Ella muy guapa.

Con apuros económicos. Servicio 90 euros. Tlfn. xxxxxxxxxx “. Me armé de valor y el lunes les llamé. Me atendió Alex. Le expliqué detalladamente cual era mi plan y accedió encantado. Acordamos el precio, 180 euros por tratarse de un “servicio especial” que requería mucho tacto y dedicación.

Ahora venía la parte más difícil.

Tenía que urdir un engaño convincente, aparentemente inocente, para llevar a mi mujer en presencia de la joven pareja.

Esa noche mientras cenábamos le conté a Isabel que un amigo y su mujer habían acudido a un espectáculo porno increíble que les había encantado.

Lo bueno de ese espectáculo es que no discurría en un escenario de una sala de fiestas sino en una vivienda particular.

Que el número de asistentes era muy reducido y que el espectáculo se iniciaba en el salón de la vivienda y culminaba en el dormitorio.

La pareja actuaba ignorando la presencia del reducido público. Hablamos sobre el tema y le comenté que me gustaría verlo en directo. Su respuesta, por lo demás esperada: “¡Tu siempre pensando lo mismo!”. “No te imaginas cuanta razón tienes” pensé para mí.

Bien, el anzuelo ya estaba lanzado.

Varios días después estábamos en casa. Ella viendo la televisión mientras yo leía el periódico.

-¡Anda! Mira Isabel, aquí está anunciado el numerito porno que vieron nuestros amigos. ¡Ahora llamó para pedir información!

-¡No digas tonterías!

Obviamente no le hice caso, cogí el teléfono y llamé. Como es natural ya había acordado con Alex el tipo de conversación que le daría por lo que me reconoció.

Hablamos durante un rato y aparentemente quedé en que mi esposa y yo asistiríamos la siguiente noche.

-¿Pero que has hecho?

– Nada, decidido, mañana vamos… Siempre estamos en casa aburridos. Es cuestión de salir alguna vez y más si es tan increíble como me contaron.

Esa noche hicimos el amor. Como de costumbre tuve que vencer sus desgana inicial, luego ya lanzada le fui hablando

– Te imaginas que esa pareja porno cuando están en plena actuación echan a suertes que un espectador debe actuar con ellos y te toca a ti. Tu te resistes pero ellos te cogen y te desnudan delante de todos.

Mientras narraba la historia los movimientos de Isabel aumentaban de intensidad. Estaba disfrutando con la historia. Con un poco de suerte el plan funcionaría.

Bueno, ya llegó el día D. El “espectáculo” era a las 11 de la noche por lo que invité a mi esposa a cenar en un restaurante.

Y llegó el momento. Llegamos al domicilio indicado y toqué a la puerta. Nos abrieron juntos y se presentaron como Alex y Jenny, obviamente nombres “artísticos” . Entramos.

-Estamos encantados de que hayáis venido- era Jenny que interpretaba el guion que les había dado- Hoy será un día especial.

-¿ Y eso…? – dije yo

– Veréis , es que aparte de vosotros teníamos otras cuatro parejas que eran amigos y formaban un grupo pero uno de los maridos ha tenido un accidente y está en el hospital, al parecer ya fuera de peligro. En fin… que han llamado excusando su asistencia y posponiéndola para otro día.

-Bueno, podemos irnos y volver otro día- mentí descaradamente mientras enlazaba a mi mujer por la cintura

– ¡Ni hablar!, nosotros somos profesionales y actuaremos para vosotros. Será algo especial dedicado a vosotros solos.

-Pues por mi parte perfecto

-Bien, pues acomodaos en ese sofá y disfrutad.

En teoría y según mi guion, nosotros íbamos a ser espectadores pasivos, la vida iba a pasar en directo por delante de nosotros.

Pusieron un video porno con imágenes de una orgía . Una bella rubia rodeada de media docena de esforzados caballeros pene en ristre compitiendo por encontrar un agujero libre.

En el sofá de enfrente Alex estaba abrazado a Jenny, la comía a besos y sus manos acariciaban sus pechos.

Bien, ahorraré descripciones. Imaginaos los susurros, la polla de Alex fuera del pantalón, Jenny haciéndole una felación, Alex que la desnuda lentamente.

En cinco minutos los dos completamente en cueros. Alex que se arrodilla delante de Jenny, le abre las piernas e inicia un delicado cunnilingus.

Y nosotros sentados delante como quién ve una película en la tele. Que por cierto seguía con los esfuerzos de los caballeros para atender adecuadamente a la rubia. Yo ya había pasado el brazo por encima del hombro de mi mujer y la estaba besando.

Notaba que se encontraba fuertemente perturbada y excitada.

Tras el primer orgasmo de Jenny Alex apartó la boca del sexo de su chica y le dijo

– Ahora vamos al dormitorio cariño. Me muero de ganas de meter

Se levantaron, siempre abrazados, y se dirigieron al dormitorio

-Seguidnos – nos dijo Jenny sonriendo

Y eso hicimos. Se acercaba el momento decisivo. El que presentía que iba a ser el definitivo en nuestra vida matrimonial.

O salía bien y a partir de aquel día se abriría un nuevo horizonte en nuestra relación o bien fracasaba de forma definitiva y sin esperanzas de solución.

Entramos en la habitación , junto a la cama había unas sillas aparentemente incómodas.

– Sentaos por favor

Alex y Jenny se enzarzaron en un frenético 69. La cabeza de Jenny, y claro está también la polla de Alex, quedaban a escasa distancia de nosotros.

Mientras Alex follaba la boca de Jenny yo ya estaba abrazado a Isabel y con la otra mano le acariciaba los pechos. La iba besando mientras ella seguía el espectáculo. Deslicé la mano bajo la falda y comprobé que ya estaba totalmente mojada.

Jenny interrumpió el 69. Se sacó la verga de la boca y mirándonos dijo

– Venga, no seáis vergonzosos. Quitaos la ropa y follad. Mirad y hacedlo al mismo tiempo.

Empecé a quitarle el vestido a Isabel. Al principio se resistió pero conseguí dejarla en bragas y sostenes. Yo me desnudé totalmente. Isabel no daba crédito a lo que estaba pasando pero su excitación había llegado a un punto sin retorno. Íbamos a follar allí mismo. Aún ignoraba cual era el plan real.

Mientras Alex se había acostado boca arriba con el pene totalmente vertical y Jenny se estaba sentando encima introduciéndoselo en la vagina. Inició una lenta cabalgada.

Nosotros a su lado. Yo con el pene flácido y Isabel masajeándomelo.

Era muy importante que no se me pusiese dura de inmediato, cosa por otra parte fácil de conseguir dada mi edad y a que ya me falla más que una escopeta de feria

-¿Os ayudo?- era Jenny mientras subía y bajaba sobre el miembro de Alex.

Dicho y hecho. Sin esperar contestación alargó la mano y me cogió la polla. Se descabalgó de Alex y sonriendo a Isabel le dijo

-Mira, ahora verás como se la pongo dura.

Acto seguido empezó a mamármela. La situación estaba llegando al momento deseado. Jenny se había desentendido por completo de Alex y arrodillada en la cama entre mis piernas me estaba practicando una felación de cine.

Mientras yo seguía abrazado a Isabel que alucinaba por lo que estaba viendo. Me giré y la besé en la boca. Y en esas estaba cuando Alex empezó con su parte.

Mientras yo besaba a mi mujer y Jenny me la chupaba Alex estaba acariciando la espalda de Isabel. De forma suave fue ampliando el campo de acción y pronto sus caricias llegaban de los pechos a los muslos. Isabel estaba tensa. Yo la rodeaba con mis brazos y la besaba

-No estés tensa cariño, relájate. Estoy contigo…

Alex ya había conseguido separarle las piernas y hábilmente le acariciaba la parte interior de los muslos, sin llegar a tocarle el sexo.

Sexo del que por cierto se estaba ocupando mi mano derecha y lo tenía chorreando de lo húmeda que estaba.

Y en esas estábamos cuando Jenny dejo de chuparme y, al igual que había hecho antes con su pareja se subió encima de mi polla, ya completamente dura y se la encajó en la vagina.. Me estaba follando.

Imaginaos la situación. Los cuatro en la cama. A la derecha yo, acostado boca arriba con Jenny subida encima de mi cabalgándome. A mi lado Isabel , también boca arriba, con mi brazo derecho sobre su cuerpo y mi mano masturbándola.

El brazo izquierdo por debajo de ella con la mano justo debajo del culo y el dedo índice jugueteando con su ano, entrando y saliendo ligeramente aprovechando la lubricación natural que descendía desde su húmeda vagina y Alex puesto ya de rodillas entre las piernas de Isabel toqueteándole las ingles y muslos.

Retiré la mano derecha del sexo de mi mujer para atraer su cabeza hacia mi y besarla momento que aprovechó Alex para acariciarle el coñito. Noté el estremecimiento de mi esposa. Sin duda estaba librando una dura batalla interna pero cada vez era más evidente que ya no habría vuelta atrás

-Cariño, te quiero mucho- le estaba susurrando al oído- disfruta el momento… relájate

Sentí que le venían las convulsiones de un primer orgasmo por lo que aceleré el masaje del ano. Me la estaba comiendo a besos cuando Alex empezó a empujar su pene dentro de su vagina. El orgasmo había estallado con intensidad.

-¡Para, para!- decía ella

Alex refreno sus empujones unos segundos para inmediatamente retomarlos con mayor intensidad

Un segundo orgasmo estaba llevando al éxtasis a mi mujer. Mientras Alex empujaba yo seguía con el índice metido en el culo de Isabel. Los huevos de Alex pegaban en mis dedos a cada acometida.

Mientras tanto Jenny seguía encima de mí subiendo y bajando cada vez con mayor fuerza. También le estaba llegando el orgasmo. Y a mí. Ya no podía resistir más. Alex cada vez le daba más fuerte a pesar de los ruegos de mi mujer para que parase porque ya no podía resistir más.

Bueno , al final creo que mas o menos todos nos venimos casi al mismo tiempo. Poco a poco Jenny se apartó a mi lado quedando exhausta abrazada mi. Yo abrazado a mi mujer . Mi mujer que ya había perdido el pudor inicial tenia en su mano izquierda el pene de Alex y en la derecha el mío. Alex junto a mi mujer con una mano le acariciaba la mejilla y con la otra el monte de venus. Realmente habíamos quedado completamente satisfechos.

¿Qué pasó después?. Aun no lo sé. Solo ha transcurrido una semana. Por supuesto que me muero de ganas de repetirlo. Quedaron muchas cosas por explorar. Por ejemplo la resistencia de mi esposa al sexo oral. ¿Qué hubiera pasado si Alex antes de penetrarla le hubiera puesto el pene entre los labios?. ¿Y el sexo anal? Deseo fervientemente penetrar ese delicioso ano. ¿Podré conseguirlo mientras Alex la folla por la vagina? Una doble penetración es el summun del erotismo.

Creo que a Isabel le pasa lo mismo, creo que tiene ganas de repetir aunque fiel a si misma no lo manifiesta. Tendré que volver a tomar la iniciativa. Lo jodido es que el servicio me costó 180 euros y si mi mujer se envicia nuestra economía se va a resentir.

Os mantendré informados.

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