Ese fin de semana hice lo imposible para que Marisol no venga a casa, me daba cuenta que no podría evitar que Julia se diera cuenta, si ella compartía la comida con nosotros. Hablé con ella y quedamos en vernos el Miércoles como siempre, en su departamento.
Tu hermana es una chica preciosa. Mírala, está buenísima. No tiene por qué avergonzarse. ¡Me vas a decir que no te gustaría meterle mano a tu hermana! ¡Mónica! Bueno, Mónica, antes cuando nos estábamos bañando e intentaba sumergirme en el agua, mi hermano comenzó a sobarme las tetas, y me gustó mucho.
Siguió lamiendo mi coño y metió dos dedos en mi coño, y ya no pude más y exploté en un orgasmo increíble, pero yo quería más, quería notar esa polla dentro de mi coño, lo necesitaba.
Cuando hice eso, esta mujer empezó a gritar y a gemir, al mismo tiempo su vagina empezó a lubricar tanto que escurrían chorros, por un momento creí que se estaba orinando pero pronto me di cuenta que se estaba viendo.
Atrapo tus pezones entre mis dedos y enseguida se ponen erectos y muy duros, mmm...ahora soy yo quien lo dice separándome un poco de tu boca para poder respirar. Sigo besando y mordisqueando tu cuello y tus hombros mientras aun te cojo los pechos y estoy entretenida en tus grandes pezones, poniéndote con el tacto de mis manos.
A mí me gustaba escuchar sus historias las cuales cada día eran más eróticas y eso me emocionaba y quería escuchar más, porque cuando mi hermano se pasaba para su cama, sentía calor en mis senitos, me los acariciaba y me tocaba mi cuca y mi clítoris, hasta humedecerme toda y así podía dormir plácidamente.
Finalmente calcé mis pies con unos zapatos de tacón y me maquillé lo mejor que pude. Mientras me vestía sonó el celular de mi marido que se encontraba en la mesa de noche, y cuando respondí era una mujer que me dijo si se encontraba mi esposo.
Pararon un momento, pero inmediatamente se tumbaron las dos juntas y abiertas de piernas, ofreciéndome sus coñitos para que las penetrara.
No supe que hacer con Pablo, si pegarle, insultarlo o besarlo, no supe ni se que hacer, si bien los secretos que el sabe eran terribles, era la punta del iceberg de mi vida, llena de sexo y contradicciones.
Me dijo que iban a dar las once de la noche, que de una buena vez, si no me molestaba iba a desvestirse mientras seguiamos platicando, que él acostumbraba tanto en su casa como en el hotel andar desnudo cuando estaba solo, que si no me molestaba.
De veras mami, se le notaba un coñito estupendo y las bragas hacían que se le pararan más sus nalguitas, tenía unas tetas no muy grandes pero bien conservadas para su edad y después de haber tenido 5 hijos eran muy buenas todavía.
Me fui a mi casa, satisfecho por haberlo hecho gozar y por haber probado tan rica verga, iba pensando en lo que habíamos hecho y estaba decidido a chupársela cuantas veces quisiera y donde quisiera, para mi fue algo maravillosos y sabía que lo tendría en la escuela.
Me lo follé, me lo follé sin piedad durante una hora, tal vez más, no permití que se librara de mí pese que nos corrimos varias veces, siempre en su culo, siempre en la alfombra, mientras mi madre seguía a nuestras espaldas, follando mi culo.
Apenas veía los hombros de Sofía, los pechos se adivinaban, pero su brazo estaba estratégicamente situado para que sólo una manchita rosada de una elevada mama se pudiera ver. Se acercó más y vio el agua cubierta de espuma. Laura le vio:
La primera vez se ha vertido en mis tetas, como la segunda y la tercera. A la cuarta quería un poco más de marcha pero le he dicho que solo boquita. En la quinta he tenido que tragarmelo todo porque si no, a este paso volvía empapada… No ha sido tan asqueroso como pensaba…
Mi socio trabajaba en otra empresa como empleado y solo venía en las tardes a revisar las cuentas y los movimientos diarios, ellos se flecharon al momento, se convirtieron en amantes quizá el primer día en que se vieron.
Le hice que se sentase, le acaricié el pelo, la cara, con mucho cuidado, le besé muy despacio el cuello, los hombros el pecho, nuestras respiraciones eran cada vez mas agitadas así que decidí sentarme encima suyo para que me penetrase.
Me acuesta en la cama y se monta encima mio, siento el calor y la humedad de su cuquita, en mi pene, ella me besa con fuerza, y decide bajar a mis tetillas, las muerde, y pellizca, se esta vengando de todo lo que le hice, lo cual me encanta, vuelve a besarme, mientras una de sus manos baja a mi pene, lo acaricia mientras me besa por el cuello y la boca.
Comenzó a bailar con mucha sensualidad, movía sus caderas, y sin ningún pudor dejó al descubierto su chochito rasurado, como a mí me gusta, metiendo sus deditos en su cuevita húmeda, mientras los muchachos sin el menor recato se pajeaban con fuerza, halándose las pijas como queriendo acabar con ese dolor que debían tener en los huevos.
Fue entonces cuando levanté la cabeza y pude ver a Carmen que era ensartada por el culo y por el coño mientras se tragaba dos poyas a la vez que en cada embestida desaparecían para volver a verse de nuevo húmedas hasta la mismísima empuñadura.