Pero cuando pienso en lo que hemos vivido con Marcela, encuentro que lo más excitante y cautivador, mas que lo que hacíamos era lo que nos adivinábamos, porque eso podía excitarnos hasta el éxtasis.
Salimos y fuimos al edificio donde estaba mi apartamento, durante el camino la miré desnudándola, era tan alta como yo, y estaba "metidita en carnes", grandes tetas y un culazo como una plaza de toros pero me estaba poniendo a cien.
Yo por mi parte continuaba explorando su cuerpo y seguí desnudándola, le quite la falda y pude mirar nuevamente ese par de piernas que tiene, y vi esa hermosa cuca a través de sus pantys, llena de bellos, así como a mí me gusta, por la posición en que estábamos podía observar su magnifico culo, el cual me dedique a sobar mientras ella me daba una mamada sensacional.
La tumbé sobre la cama boca arriba y empecé por levantarle las piernas y clavársela de esa manera, mirándole los ojos ella asentía con la cabeza cada empuje mío y sus ojos parecía que se saldrían de las órbitas a cada empellón, mientras gemía y me animaba a seguir dándole teniendo en poco espacio de tiempo dos orgasmos, el último de los cuales fue tan bestial e intenso, una corrida tan fuerte que pensé que me iba a romper las caderas de la forma en que me apretó.
Lleva un sujetador negro que atrapa unos pechos abundantes, una minifalda negra con cremallera en un costado y, como he dicho antes, unas apetitosas medias negras y zapatos de tacón del mismo color.
Fui testigo de cómo ella se colocó al borde de la cama, tendida boca arriba mientras él la tomaba por las caderas y en una furiosa danza una y otra vez introducía su virilidad erecta sobre su sexo, golpeando pubis con pubis, cada vez con más rapidez.
Fue inútil Julián encendió la ordenadora y empezó a succionar mi verga gentilmente, sentí una oleada de placer, mientras Julián ponía mas melaza en mi culo, así que mientras la ordenadora continuaba extrayéndome la leche de la verga, las vacas seguían hurgando en mi culo con sus leguas tan ásperas sentía que se me doblaban las piernas del placer, de sentir que mi culo era explorado y mi verga era succionada por la ordenadora.
Explicó que para hacerlo debía ponerse en un estado de calentura que igualara, por lo menos, el que él sentía y que para ello debía darse la vuelta y dejar que la inspeccionara por detrás para aconsejarle los movimientos a seguir.
Le tumbé sobre la cama puse a sus espaldas una almohada y comencé a pajearle, su verga era áspera y no estaba muy dura, pero su cuerpo y su manera de comportarse eran muy excitantes, acariciándome el cuello me iba invitando a que le comiera la polla.
Y se fue abriendo, despacio, y sonreía ahora sabiendo que cada segundo que pasaba iba aumentando mi deseo, ahora era ella la que mandaba sobre mí, la que se tomaba todo su tiempo para calentarme, la que se sabía dueña de la situación.
Empezó poco a poco, tenía una polla hermosa y muy gruesa y comenzó introduciéndole sólo la punta, moviéndola en círculos, haciéndole sufrir, haciéndole gemir como una gata en celo, hasta que al cabo de un rato estaba pidiéndole que se metiera hasta dentro.
Llegamos a su apartamento, él verifico que realmente no hubiese nadie en casa, hizo dos llamadas telefónicas, una a cada uno de sus padres, esto para estar seguro de que no llegarían más temprano de lo normal.
Ya fuera de la habitación, no me podía quitar la imagen de mi prima, tenia unos pechos hermosas con un pezón rosado y bien formado, su cosita con unos pelitos rubios y una figura tremenda.
Orgulloso de sus cuernos, cuenta todas las experiencias que vive con su mujer. O mejor dicho que su mujer vive con sus amantes.
De pronto, sin cambiar el gesto de su cara, hace un pequeño movimiento con la cintura e introduce la cabeza de su polla en mi conejito, que se abre paso como un cuchillo caliente con mantequilla.
Su lengua fue entrando en mi interior llenando todo de saliva que haría luego de lubricante. Separó bien mis piernas, y se ubicó entre ellas, comenzó a pasarme la pija por la raya del orto, que patinaba debido a la saliva de su lengua.
Ahora está embarazada de 7 meses, pero sigue follando como si nada, ya sabemos que será niño y se llamará Carlos, como su padre, esta claro, aunque Blanca dice que es porque le gusta el nombre.
Nosotros no solíamos practicar sexo anal, pero ahora mismo estaba deseando encular a Susana, no me lo pensé, apoyé sus manos contra la encimera de la cocina y cogí un poco de aceite, que extendí primero por mi polla y luego por su agujero trasero.
La levanté y subiéndola encima de la mesa empecé a penetrarla de manera salvaje, descargando en su húmedo sexo toda mi pasión y fuerza, ella gritaba como una loca lo cual me excitaba aún más.
Sus pechos desafiantes mirando al cielo, con esas areolas rosaditas coronadas por dos fresoncitos maravillosos, sus caderas perfectas, un ombliguito de lo más tentador, su mata de vello púbico goteando agua de la piscina entre esos muslos generosos.