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Endiablada

Pero cuando pienso en lo que hemos vivido con Marcela, encuentro que lo más excitante y cautivador, mas que lo que hacíamos era lo que nos adivinábamos, porque eso podía excitarnos hasta el éxtasis.

Mi compañera de trabajo madurita

Yo por mi parte continuaba explorando su cuerpo y seguí desnudándola, le quite la falda y pude mirar nuevamente ese par de piernas que tiene, y vi esa hermosa cuca a través de sus pantys, llena de bellos, así como a mí me gusta, por la posición en que estábamos podía observar su magnifico culo, el cual me dedique a sobar mientras ella me daba una mamada sensacional.

Unos cuernos bien puestos y… disfrutados II

La tumbé sobre la cama boca arriba y empecé por levantarle las piernas y clavársela de esa manera, mirándole los ojos ella asentía con la cabeza cada empuje mío y sus ojos parecía que se saldrían de las órbitas a cada empellón, mientras gemía y me animaba a seguir dándole teniendo en poco espacio de tiempo dos orgasmos, el último de los cuales fue tan bestial e intenso, una corrida tan fuerte que pensé que me iba a romper las caderas de la forma en que me apretó.

El establo

Fue inútil Julián encendió la ordenadora y empezó a succionar mi verga gentilmente, sentí una oleada de placer, mientras Julián ponía mas melaza en mi culo, así que mientras la ordenadora continuaba extrayéndome la leche de la verga, las vacas seguían hurgando en mi culo con sus leguas tan ásperas sentía que se me doblaban las piernas del placer, de sentir que mi culo era explorado y mi verga era succionada por la ordenadora.

El asilo de ancianos I

Le tumbé sobre la cama puse a sus espaldas una almohada y comencé a pajearle, su verga era áspera y no estaba muy dura, pero su cuerpo y su manera de comportarse eran muy excitantes, acariciándome el cuello me iba invitando a que le comiera la polla.

Tania II

Llegamos a su apartamento, él verifico que realmente no hubiese nadie en casa, hizo dos llamadas telefónicas, una a cada uno de sus padres, esto para estar seguro de que no llegarían más temprano de lo normal.

Un buen comienzo I

Su lengua fue entrando en mi interior llenando todo de saliva que haría luego de lubricante. Separó bien mis piernas, y se ubicó entre ellas, comenzó a pasarme la pija por la raya del orto, que patinaba debido a la saliva de su lengua.

Viejos amigos

Nosotros no solíamos practicar sexo anal, pero ahora mismo estaba deseando encular a Susana, no me lo pensé, apoyé sus manos contra la encimera de la cocina y cogí un poco de aceite, que extendí primero por mi polla y luego por su agujero trasero.